Ponerse a esta altura a hablar de las elecciones en Estados Unidos podría parecer inoperante o cuando menos aburrido, pero no voy a negar que el tema tiene tantas aristas y de tanta prevalencia que siempre hay algo nuevo que contar o comentar.
Trabajo, idoneidad y empleo son tres términos que escuchamos cada vez más entre los temas que aborda la opinión popular, puestos a la orden del día por los pasos que se dan para concretar los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución —y particularmente lo esbozado en el Lineamiento 169 y otros relacionados con la Política Social—, aprobados por el VI Congreso de nuestro Partido y posteriormente ratificados por la Asamblea Nacional del Poder Popular.
El 12 de noviembre del 2012 le nació a Cuba Ignacio René. Antes de abrir sus ojos al mundo ya era un luchador. Quizá el único nieto que puede alardear de haberse parado (desde el vientre de su mamá) en tribunas internacionales para defender a sus abuelos.
Un lector amigo piensa que para dejar de fumar se debe incorporar in mentis la cultura del daño que hace ese mal hábito, de lo contrario, persiste el deseo y el disfrute al encender el cigarrillo. Pues bien, para lograr el desarrollo local, también «la mente» debe desintoxicarse de algunos malos vicios.
A estas alturas, escribir acerca del triunfo del demócrata Barack Obama sobre el republicano Mitt Romney es casi como llover sobre mojado. A quienes puede interesar el tema y el resultado de la puja electoral ya están más que enterados.
Pocas veces la fortuna llega exenta de riesgos. Puede que tomar una decisión conlleve al éxito o el fracaso, pero en cualquier caso, siempre habrá una consecuencia, y ella casi nunca complacerá a todos por igual. Tal vez por eso, la responsabilidad es algo tan grande y pesado, que muy pocos se animan a asumir, y mucho menos a delegar, con un mínimo de tranquilidad.
Allí, en las antípodas del respeto y la humildad, se encuentra el Yoyo. En un acto de énfasis histórico, Molière perpetuó uno de sus rostros en Tartufo, una comedia de hipocresías y dobleces, y donde se recuerda que este personaje es tan antiguo como la humanidad misma.
Las catástrofes desatan solidaridad y previsión tales en la sociedad cubana, que ya quisiéramos para los engranajes rutinarios de la vida corriente. Quien se abroquela para hacerlo todo más difícil en los laberintos cotidianos, luego te sorprende al menor viento platanero que presagia desgracia, y te cobija bajo su techo, o comparte no solo tus penas sino también sus escasas prendas en este mundo.
Ven a aceptar que lo cursi es un valor humano. Qué es un bolero, sino un molde de la cursilería. Un te sigo amando, un debemos separarnos, un oh vida, si supieras, situaciones elementales, básicas en la vida humana. Las personas necesitan que les hablen de amor, de corazón, de besos, de dolores amatorios. Yo mismo he sido cursi. Cuántos apuntes conservo de esas fantasías, de esas quejas estridentes, de esos énfasis próximos a la demencia. Una vez una novia se me fue para el Norte… Cómo lloré.
«…ni el invierno se atreve/ a desvelar su hermosura»