Denise es una grácil muchacha de 18 años de edad a la que le llegó el momento de tomar un importante rumbo en su vida. «¡Quiero ser médico!», siempre ha respondido con naturalidad.
Hay quienes agobiados por las dificultades que creen tener o por las reales, que a veces sobredimensionan involuntariamente o por conveniencia, se encierran en un mundo no mayor que el planeta del Principito, y empeñados en luchar contra los baobabs se olvidan de cuidar sus flores. Los intentos de mostrarles que hay otro(s) mundo(s) «fuera» que pueden ayudar a edificar, o que hay lugar para nosotros en el suyo, se despeñan en los abismos del «no puedo», del «no sé si pueda» o del «cuando se pueda».
Nunca nos hemos visto. No sé cómo serán su rostro, sus manos, su modo de gesticular. De ella solo tengo el color de su voz. Y eso es también lo único que ella podría describir de mí.
Lo que comenzó en Turquía como una protesta ambientalista tiene hoy fines políticos que ponen en aprietos al primer ministro Recep Tayyip Erdogan y a su Gobierno del Partido del Desarrollo y la Justicia (AKP), en medio de un contexto muy explosivo desde 2010 con las revueltas árabes, que en Egipto derrocaron a Hosni Mubarak y en Túnez a Ben Alí.
A modo de capsulares instructivas, con el nombre de Para la vida, la televisión cubana transmitió durante varios años en horario estelar un breve espacio, loable por su buena factura y la intencionalidad de sus propuestas, que buscaba anclarse en casa para promover la autorreflexión familiar, la negociación colectiva de los miembros del hogar y la meditación per se del individuo.
CARACAS, Venezuela.— Ahora comprendo mucho mejor a Cristina; ahora entiendo por qué aquel día llegó de nubes y se marchó de Sol. Entiendo por qué lloró cuando tocó el mármol y tuvo la sensación de que estrechaba la mano de Él, extendida desde algún espacio en el infinito.
El relajo formado por los anticubanos en Estados Unidos no tiene fin. No salen de un escándalo para entrar en otro. Cuando no son investigados por tráfico de influencias y prostitución infantil, son acusados de fraude al servicio de salud o de conspiración para cometer delitos financieros, estafas o falsificación de documentos. Es un verdadero carnaval de delitos que se entretejen los unos con los otros.
Hay esencias que para algunos no pasan de ser frases que cuelgan sobre vallas en calles y carreteras del país. Cierta burocracia las convierte en burdas metáforas del secuestro a preceptos irrenunciables de la Revolución.
Allá en los tiempos del Siglo de Oro español, en uno de sus versos legendarios, ejemplos de una burla llena de ironía, Francisco de Quevedo decía: «Madre, yo al oro me humillo;/él es mi amante y mi amado,/pues, de puro enamorado,/de contino anda amarillo;/que pues, doblón o sencillo,/hace todo cuanto quiero,/poderoso caballero/es don Dinero».
Este podría ser un gran titular para los medios del corazón que hacen del chisme toda una pirotecnia de la espectacularidad fatua. Que el héroe de la República de Cuba y uno de los cinco cubanos presos injustamente en cárceles norteamericanas ande con dos novias del brazo y no se esconda, podría ser noticia de primera plana en cualquiera de esos diarios que, a dentelladas mediáticas, han tratado de ocultar la verdad de la causa y la lucha antiterrorista de estos hombres quienes, tras las frías y duras rejas del imperio, han sabido ser la indoblegable Cuba resumida en cinco sencillas vidas, en cinco puntas de una estrella que pone alma a la fidelidad de un pueblo.