De 60 años (nació el 21 de marzo de 1954) y a punto de pasar a la reserva dentro de unos meses, el general Prayuth Chan-ocha decidió el 22 de mayo encabezar el Consejo para el Mantenimiento del Orden y la Paz Nacional, el nombre oficial dado a la junta militar que tomó el poder en Tailandia, con un golpe incruento, tras ocho meses de protestas para derribar el Gobierno de la primera mujer que había llegado al mandato en ese país monárquico de Asia, Yingluck Shinawatra, aunque esta había sido ya sustituida de manera provisional por Niwatthamrong Boonsongpaisan.
Mi amiga Nery tuvo una niña muy especial. Al principio —no lo puedo negar— fuimos sorprendidos por la noticia de que la bebita había nacido con algunas limitaciones. El pesar nos invadió a todos. Mas el apoyo de las instituciones de salud y educacionales ha sido un alivio para la familia, y hoy la pequeña Lissy, con siete años, asiste a una escuela tan especial como ella.
Por estos días, con particular intensidad, hemos estado conversando entre cubanos sobre un tema difícil, que nos duele, y ante el cual ningún ciudadano decente ha mostrado indiferencia o aprobación. Me refiero al fraude en el ámbito de la docencia, asunto que desborda lo circunstancial, lo más recientemente acontecido, desborda incluso el propio universo de la enseñanza, para convertirse en motivo de reflexión sobre conductas que constituyen verdaderas amenazas para la salud de la sociedad.
Tan a menudo los gobernantes de Estados Unidos envían sus tropas a países o regiones en conflicto, poniendo en peligro a los hombres y mujeres en uniforme, que el estado de ánimo de la nación repele esa política y no siente ya por igual los «honores» de ser «los salvadores» del mundo.
La primera vez que se llevó un cigarro a los labios, Julio César tenía apenas 11 años de edad. ¿Por qué lo hizo? Ni él mismo lo sabe ahora con 35 cumplidos. «Tal vez para imitar a mis amigos mayores —especula—. O para impresionar a las chicas». Lo que debutó como «gracia» devino tragedia.
Los vacíos suelen no estar tan vacíos. El término se emplea por comodidad de la expresión. Un novelista cualquiera podrá decir de alguno de sus personajes: se arrojó al vacío. Y si en realidad estuviera vacío el vacío, el infeliz argonauta no encontrara abajo el duro suelo de roca, o las aguas de un río o de un lago…
Quizá sea una exaltada muestra de chovinismo. Y sí, puede ser… Pero es que ante mis ojos se crece como la más linda de todas las legendarias villas cubanas. No es perfecta y ni siquiera lo pretende, mas es el terruño donde vivo hace casi 29 años y donde convergen tradición, historia e idiosincrasia hace ya cinco siglos.
Ya en los colmos de la desesperación, la profesora de Historia bufó: «Oiga, estudiante... atienda. ¿Durmió mal anoche?». El alumno dio un brinco y en la clase se escucharon las risas. El joven movió las mejillas en un intento por alejar el sueño. Aguardó a que la docente se concentrara en otra parte del aula y cuando lo hizo, respiró hondo. Miró a su compañero de mesa y murmuró: «¡Qué fastidio!»
Era sábado 4 de agosto de 2012. En el estadio de Londres, se alistaban las semifinales de los 400 metros planos. Y en un carril irradiaba el corredor sudafricano Óscar Pistorius, primer doble amputado en competir en Juegos Olímpicos. Para nadie era un secreto: no avanzaría a la gran final. Sus rivales, sin limitaciones físicas, no se lo permitirían.
Literalmente, el espectacular delantero brasileño Ronaldo Luís Nazário De Lima «se aburrió» de ganar campeonatos y trofeos de todo tipo, en su rica trayectoria deportiva.