Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Opinión

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Asombrada y feliz, en una noche fresca del 26 de febrero de 2016, viví el concierto más emotivo que haya tenido jamás. Muy cerca de casa, en las calles Subirana y Sitios, en el municipio de Centro Habana, Silvio Rodríguez compartió sus canciones con los vecinos del lugar, mis vecinos. Allí estaban, como es lógico, seguidores de siempre y visitantes de otras latitudes para disfrutar el concierto número 72 del cantautor en su gira por los barrios.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Él estaba fumando sin parar, tenía casi desvanecido a su compañero de mesa. De pronto, el mareado ripostó: cortó una uña del pie y la lanzó al fondo del vaso que compartían los dos.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

A propósito de este 31 de mayo, Día Mundial de la Lucha contra el Tabaquismo, me convierto en una ciberpolilla con el afán de encontrar en Internet información novedosa y numéricamente argumentada en relación con este mal hábito, sus costos sociales y económicos, y las iniciativas que se despliegan en el mundo para contrarrestar su nocividad en la salud de fumadores y no fumadores.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

A la memoria de mi padre

La carencia de una investigación debidamente contextualizada ha tenido un velo de silencio sobre el papel de los intelectuales durante la República neocolonial. Habría que comenzar por definir el término. Desde mi punto de vista, incluye a artistas, escritores, científicos y maestros. Algunos se dejaron vencer por la desilusión y el acomodamiento. Quienes sufrieron en carne propia la castración independentista, optaron por caminos diversos, padecieron...

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

El agua herida por la proa saltaba hasta el vientre hinchado de Rosalía. Era la noche del 17 de diciembre de 1872 y ya no aguantaba más. Quien se le movía dentro se negó a entender que aún faltaban 15 días para llegar a tierra.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

En menos de un año mi padre salvó la vida cuatro veces en el hospital de la ciudad donde palpito y escribo: Bayamo. Llevo en el flujo de la sangre la gratitud a los que lograron traer a mi viejo de regreso cuando varias circunstancias parecían casi irreversibles.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Se puede decir que las noticias afines a los arbovirus están en boga. No cesan las alarmas o los reportes epidemiológicos de diferentes partes del orbe donde se citan males causados por estos patógenos, como el dengue, el chikungunya, la fiebre del zika y la fiebre amarilla.

Margarita Barrios

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Veo la noticia y lo imagino sentado, frente a la máquina de escribir, rodeado de cuartillas y con una media sonrisa. Quizá escribiría: «Hay días en que las negras soluciones, nos caen en la vida como tormenta cruel, y el corazón apenas, logra sacar al sol sus múltiples preguntas». Tal vez redactaba alguna noticia de su amado país, o del nuestro, que también hizo suyo.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Justo en mitad de una fachada sin pretensiones le colocaron el rótulo: Metropolitan. Apenas unas cursivas lumínicas con la ostentosa grandilocuencia que supone tal denominación, inspirada seguramente en el legendario coliseo neoyorkino. Entre las cerca de 200 instalaciones cinematográficas con que contaba la ciudad en 1959, esta ahora se incluye en la treintena que rebasaba las 1 300 butacas.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Me perturba andar por nuestras calles. Empleados indiscriminadamente, los equipos de audio suman y muchas veces multiplican una sonoridad avasallante, muchas veces indeseable. Agrede e interfiere la comunicación humana, base esencial de toda cultura. Hace poco, tuve que padecer un Sábado del libro. Era la presentación pública de una obra de primerísima importancia. La edición crítica de Concierto Barroco, de Alejo Carpentier. El tradicional espacio literario se produce en uno de los ámbitos más prestigiosos de la capital, la Plaza de Armas. Las palabras de los participantes se sumergían bajo el atronador sonido de una música cercana. Como reacción en cadena, otros competían en volumen en el mismo entorno y, para entenderse, paseantes y vendedores de toda laya vociferaban llevando al extremo sus cuerdas vocales.