En el siglo XIX, el romanticismo configuró el paisaje de un cambio de época en el campo de la cultura. Perdido el mecenazgo de los monarcas, los feudales y la Iglesia, en la zona más desarrollada de Europa los escritores y artistas tuvieron que procurarse nuevos interlocutores entre las distintas capas de la burguesía y entre los sectores obreros alfabetizados. A estos últimos se dirigían los socialistas utópicos que proliferaron entonces. Entre los precursores del movimiento renovador se destaca Juan Jacobo Rousseau, el pobretón herético disidente del pensamiento racionalista y cientificista impuesto por los patrocinadores de la Gran Enciclopedia.
Ya suman 11 años desde que el rigor y la ternura de su mirada retornaran a las invictas montañas del Tercer Frente, para seguir iluminando cada amanecida.
A todos nos preocupa Lía, la adolescente que protagoniza una de las tramas más seguidas de la telenovela actual El rostro de los días. En verdad, más que inquietarnos la manera en la que se desenrollará la madeja de su historia, como resultado del guion a cuatro manos de Ángel Luis Martínez y Sergei Svoboda, a muchos nos intranquiliza saber que como ella, no pocas pueden vivir una situación similar y encontrarán en este personaje el referente más cercano para sentirse identificadas y asumir una solución.
Una de las ilustraciones que más me han gustado en estos tiempos muestra a un ser humano sentado sobre una silla y encerrado en una celda. La propuesta gráfica presenta al prisionero hundido en su teléfono móvil, mientras a solo centímetros de sí una pared muestra un almanaque en el cual se han ido tachando los meses vividos durante 2020.
Lo más novedoso esta vez fue que no hubo dilación en el intervalo para advertir que se iba a exigir y controlar a rajatabla la observancia de la legalidad, porque ley engavetada —¿hará falta repetirlo?— nada resuelve; más bien alienta a los propensos a delinquir.
A causa de la pandemia, el mes de septiembre en curso despierta un sentimiento de nostalgia en muchos habaneros. Ha faltado la multicolor animación callejera que provoca la súbita invasión de la muchachada con sus mochilas y uniformes escolares, expresión tangible de una de las indiscutibles conquistas de la Revolución: la universalización del acceso gratuito a la enseñanza.
Qué partida la del gran Paco Prats entre no poca soledad. ¿Qué hubiera sido de sus días de adiós sin la vuelta cotidiana de Marlén?, me pregunto; sin la sonrisa de esa hija postiza, el yin para su yang, que no podía darle mucho más que abrigo en estos tiempos de horrible frío. De cierto modo me queda el consuelo de que al menos también se ll...
Lamentablemente, desde hace días, escribo mucho de la COVID-19 ante la compleja situación que ha vivido mi provincia de Artemisa. Revisar partes e informes de Salud Pública se ha vuelto mi día a día desde hace un tiempito, no muy corto, pero lo hago sabiendo que las personas necesitan información. Sin embargo, hay cuestiones elementales que nos comentan cada jornada en el sitio web del periódico El Artemiseño o en las páginas de Facebook.
Enfrentamos una desigual guerra cultural que se traduce en la toma de partido entre el socialismo o el capitalismo; entre la cultura del ser o la cultura del tener, entre el patriotismo o el egoísmo que encuentra su máxima expresión en un individualismo despiadado. La lucha por la supervivencia humana encuentra un escollo muy fuerte en el capitalismo devorador de los pueblos, de sus culturas, identidades y símbolos, el que, a través de la ley del más fuerte, lucha como fiera enjaulada por mantener su hegemonía.