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Talento y sueños en la llave G

Uno de los más largos debates entre los amantes del más universal de los deportes ha sido el de quienes prefieren ver ganar a su equipo, sin importar de qué forma lo haga

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Uno de los más largos —y frecuentes— debates entre los amantes del más universal de los deportes ha sido el de quienes prefieren ver ganar a su equipo, sin importar de qué forma lo haga, con otros, más atraídos por la parte estética del juego, que colocan el jogo bonito a la misma altura de cualquier triunfo.

No obstante, si bien es cierto que no todos los grandes onces campeones han logrado combinar ambos elementos, también podríamos hablar de conjuntos que han sido capaces de conjugar sobre la cancha dos verbos fundamentales en el fútbol: ganar y gustar.

En el grupo G de la próxima Copa del Mundo se espera que tal mezcla pueda palparse, aunque queda claro que en esta llave existe una brecha notable entre los cuatro integrantes, pues mientras dos de ellos —Inglaterra y Bélgica— llegan con etiqueta de «grande», los restantes —Túnez y Panamá— tendrán que superar todos sus límites si quieren tener futuro en la competencia.

Pese a no llegar como cabezas de serie, Los Tres Leones son, sin temor a equivocaciones, una de las mejores generaciones futbolísticas que ha prestigiado una cita del orbe. Campeones en el lejano 1966, el único plantel que ahora representará a las Islas Británicas pudiera ser una de las grandes sorpresas (buenas o malas), en dependencia de lo que sea capaz de sacar de ellos el técnico Gareth Southgate.

Basta con mencionar los nombres de Harry Kane, Delle Alli, Eric Dier, Raheem Sterling, Kyle Walker, John Stones o Marcus Rashford, para darnos cuenta de que les sobra frescura, potencia y fantasía. Si a diferencia de todos sus predecesores, son capaces de aguantar la presión y liberar todo su potencial, habría que temerles.

Luego aparecen los belgas, que ahora a las órdenes de Roberto Martínez viajarán prácticamente con la misma generación que debutara en Brasil 2014, un colectivo que ha crecido mucho durante los últimos cuatro años, y del cual se espera que los golpes sufridos en este período hayan servido como enseñanza de cara a esta nueva aventura.

Calidad de sobra tienen Eden Hazard, Kevin De Bruyne, Radja Nainggolan, Dries Mertens, Jan Vertonghen y Thibaut Courtois para que los Diablos Rojos demuestren que han alcanzado la madurez suficiente como para considerarlos unos aspirantes serios al título.

Desde África llega el tercer contendiente: las Águilas de Cartago, que regresan tras 12 años alejados de semejante fiesta, luego de su última incursión, realizada en 2006 en territorio alemán. Aunque  míster Nabil Maaloul no contará con demasiadas estrellas en su convocatoria, tendrá en el medio ofensivo a Whabi Khazri toda la inspiración que los suyos necesitan.

Los tunecinos, que en una docena de encuentros mundialistas han ganado solo una vez —con cuatro empates y siete derrotas—, pudieran superar dos retos de una sola vez si consiguen par de triunfos, pues además de sumar dos unidades al casillero de victorias, se clasificarían para octavos de final, una etapa que solo han podido presenciar a través de la televisión.

Por último, y a priori los más débiles de este cuarteto, aparecen los debutantes canaleros, dueños esta vez del tercer boleto de Concacaf, un premio del que habían quedado cerca la vez anterior.

Como puntales de la escuadra que comanda el colombiano Hernán Darío «Bolillo» Gómez, aparecen el arquero Jaime Penedo, los zagueros Román Torres y Fidel Escobar, el medio Gabriel Gómez, y los atacantes Gabriel Torres y Blas Pérez.

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