Los cubanos tendrán otro compromiso muy fuerte frente a un rival superior. Autor: Raúl Pupo Publicado: 21/09/2017 | 05:21 pm
Con el arribo del equipo canadiense a nuestras tierras retomaron vuelo los sueños mundialistas del fútbol cubano. Además, echó a andar la cuenta regresiva para el partido que hoy marcará el estreno de nuestra selección en el proceso eliminatorio rumbo al Mundial de Brasil 2014, que en el área de Concacaf ya ha visto pasar sus dos primeras fases.
La visita ya participó en la más reciente de ellas con resultados satisfactorios. Ahora se presenta en la capital cubana con los ánimos más cerca del cielo, gracias a un alentador empate sin goles conseguido frente al potente elenco estadounidense el pasado domingo en Toronto.
La igualada ante un rival con más historia y que le saca casi 50 puestos de ventaja en el ranking de la FIFA disparó las expectativas sobre el duelo con los cubanos. Stephen Hart, técnico canadiense, aprovechó la oportunidad para ensayar su propuesta, pero reservó al «tocado» Atiba Hutchinson, mediocampista del PSV Eindhoven holandés, para la presentación en el Pedro Marrero.
Optó Hart por un merecido respeto al rival poblando la mediacancha con cinco volantes, encabezados por el experimentado Dwayne del Rosario, y dejó a Oliver Occean como única referencia ofensiva.
Un planteamiento más o menos similar fue utilizado por el estratega granmense Alexander, «Chande», González durante los más recientes partidos de preparación que sostuvo la selección cubana en su gira por tierras brasileñas. Sin apenas variaciones en la forma, el esquema fue probado allí con diferentes «piezas», en el afán de conformar un grupo lo suficientemente sólido en defensa, y con la movilidad y velocidad necesaria para hacer daño del mediocampo hacia adelante.
Sin embargo, de regreso el DT cubano prescindió de los servicios del avileño Sander Fernández y el capitalino Heviel Cordovés, y llamó a filas al guantanamero Alexei Zuaznábar, flamante líder goleador del más reciente Campeonato Nacional.
Además, convocó al matancero Andy Díaz como tercer portero, rescató del equipo olímpico al central holguinero Renay Malblanche, y le dio la oportunidad a su coterráneo mediocampista Ruslán Batista. Estas novedades pudieran influir en la posible alineación abridora.
Según los archivos de nuestro estadístico Benigno Daquinta, el último partido oficial entre estos equipos data de hace siete años, cuando los norteños salieron airosos por 2-1 en choque correspondiente a la Copa de Oro. Entonces el curtido central Kevin McKenna, junto a De Rosario, Occean y Hutchinson formaron parte de la alineación regular, y este último firmó una de las dianas de su equipo.
Entre los que repetirán del lado cubano están Reysander Fernández y Yenier Márquez —cubrirían ahora el centro de la zaga—, así como Alain Cervantes, quien salvó nuestro honor en el último minuto de aquel enfrentamiento.
Así, se espera un pleito duro entre algunos viejos conocidos. Los aficionados de casa andan ansiosos por ver variaciones en la imagen de una selección duramente golpeada en sus últimas presentaciones.
Con la llegada de Chande al banquillo se abrió un compás de esperanza, obligado ahora a traspasar la categoría de sueño y acercarse un poco a la mejor de las realidades. Durante los pasados Juegos Panamericanos, el granmense mostró habilidad para construir con sus jóvenes discípulos un muro de contención ante poderosas escuadras como Argentina y Brasil. Ahora le queda demostrar si es capaz de hacer funcionar los elementos ofensivos bajo su mando, también frente a rivales superiores.
Más allá de lo que pase sobre el césped, la respuesta quedará plasmada en el pizarrón. Y solo entonces sabremos si el fútbol cubano puede salir por sus pies de la eterna pesadilla.