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JR Podcast: Una historia de maternidad

En esta ocasión JR Podcast conversó con Dachelys Valdés y Hope Bastian, a quienes el Estado cubano reconoció como madres de Paulo. Sigue leyendo y escucha para que conozcas la historia

Autor:

Dailene Dovale de la Cruz

Dachelys Valdés y Hope Bastian regresaban de Florida con una inquietud. ¿La prueba de embarazo resultaría positiva?

Ellas se conocieron en Cienfuegos, año 2015, durante el I Encuentro Nacional sobre Estudios de Géneros y Sexualidades no Heteronormativas. Se enamoraron. Iniciaron una relación y al verla consolidada, decidieron tener un bebé.

Lo primero fue consultar con su médico de familia. Él, amable y diligente, indagó las posibilidades de acceder a servicios de reproducción asistida y les devolvió una mala noticia. Ellas no podían acceder al servicio por no estar reconocido todavía el matrimonio igualitario en Cuba.

Tampoco encontraron otras opciones. O sí, pero en extremos riesgosas.

Un amigo podría fingir ser pareja de una de ellas, pero ¿y si reclamara sus derechos por ser el padre biológico? Tantas posibilidades de desastre: divorcio, muerte. No querían vivir temerosas. Viajaron a Florida con un anhelo muy profundo. A la vuelta traían un pequeño en el vientre de Hope.

Hope es un nombre equivalente a nuestra Esperanza que simboliza muy bien los sentimientos de ambas mujeres, cuando bajaron del avión en suelo cubano.

Foto: Cortesía de las entrevistadas

En Cuba, el tarjetón de embarazada sufrió un ligero cambio. La doctora, sin que nadie mediara, tachó la figura masculina predeterminada y escribió el nombre de Dachelys. Un gesto pequeño, pero significativo.

Dachelys Valdés agradece y recuerda con cariño esa etapa. Asistieron a las consultas con una especialista en fertilizaciones in vitro, sin importar el lugar donde se realizara. No recibieron ningún trato discriminatorio, ni se sintieron vulnerables, confiesa. Y quién escucha su voz, muy clara y suave pero no dócil, recupera su fe en una nación más inclusiva, menos prejuiciosa y homofóbica.

En el policlínico, cuando iban a realizarse análisis, muchas veces intentaron buscar algún signo de embarzo en ella. Al aclarar que era la pareja acompañante, decían «ah, no pasa nada», sin mayores reacciones.

Paulo crecía en el vientre de Hope en un ambiente tranquilo y feliz.

Foto: Cortesía de las entrevistadas

Ese fue un embarazo colectivo, a las dos madres primerizas les acompañaban padres, hermanos, amigos.

Ese grupo de personas amorosas y comprensivas aumenta con el tiempo. Conocí parte de su historia por una profe de mi Facultad, Rocío Baró. Una tarde, a finales del 2019, me comentó sobre los trámites de ambas madres para obtener la ciudadanía cubana de su pequeño. Hablaba con una admiración tan gran de estas dos mujeres, que me prometí conocer más de ellas, sus experiencias,  desvelos y alegrías.

El deseo se volvió palpable a mediados de junio. Revisaba Facebook, casi como autómata cuando resaltó la noticia. «Estado cubano reconoce legalmente que Paulo tiene dos madres».

Había valido el esfuerzo del viaje, de Dachelys estudiar cómo sería el parto, pero en inglés. Las pérdidas en cuanto a comodidad, estar lejos de buena parte de su red de apoyo. 

La ciudadanía de Paulo todavía es un proyecto en curso, pero cada vez más cercano. Cuentan con un documento del Ministerio de Relaciones Internacionales, que avala la posibilidad de acceder al círculo infantil y los servicios de salud gratuitos.

Tienen también el certificado de nacimiento, que avala la doble maternidad, por primera vez en Cuba. Llegaban a una felicidad grande, limpia de miedos. El proceso para obtener dicho certificado resultó más lento de lo habitual para familias conformadas por padre y madre.

Primero iniciaron los trámites desde Florida, enviaron la documentación por correo postal y la traducción certificada. Regresaron con su niño con una visa familiar, porque era más factible realizar el trámite desde Cuba. Sabían que por lo nuevo del caso, el proceso demoraría. No esperaban que sería alrededor de un año, ni imaginaban una pandemia. En cambio, confiesan estar seguras y agradecidas del resultado final, de no quedar desamparadas.

Foto: Cortesía de las entrevistadas

Desde la publicación de su felicidad, Dachelys y Hope hablan mucho, a quien quiera conocer su historia. Cuentan cómo consiguieron realizar su embarazo y los pasos restantes para que su niño, por ejemplo, pueda acceder a los alimentos de la libreta de abastecimiento. Sienten que al narrar sus vivencias vuelven más visible la comunidad LGTBIQ+, la necesidad de reconocer las formas diversas de familia, el acceso a la reproducción asistida por parejas del mismo sexo, eliminar estereotipos. Reconocer al amor y el compromiso como únicos requisito para formar una familia.

Quisieran que su historia no fuera aislada, ni solo para parejas con recursos y acceso al tratamiento en otro país, aunque entienden que las leyes y las Ciencias Sociales necesitan que la realidad les toque las puertas. Y ellas están listas para seguir, para con cada toque y cada paso, legarles a Paulo una Cuba más inclusiva y feliz.

Foto: Cortesía de las entrevistadas

Estos son algunos fragmentos de esta historia. Si quieres escuchar desde la voz de Dachelys Valdés y Hope Bastian, las emociones, temores, momentos inolvidables, solo tienes que escuchar nuestro podcast. ¡No te lo pierdas!

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