Acuse de recibo
El campesino Amijail Sosa Font (Finca Perla, Australia, Jagüey Grande, Matanzas) escribe en nombre de sus compañeros de la Cooperativa Camilo Cienfuegos, para alertar sobre el peligro de que pierdan sus cosechas.
Cuenta que ellos se dedican a todo tipo de cultivos, con énfasis en frutales, como mango y guayaba. Pero algo se interpone: «En este mismo instante, refiere, hay problemas con la recogida del mango. Da hasta pena en la situación que nos encontramos, y no es porque nos afectó el reciente mal tiempo. No, es el problema de todos los años: Perdemos la mitad de nuestras cosechas, lo mismo guayaba que mango».
Plantea que se sacrifican todo el año, y cuando llega la cosecha, la fábrica de Jagüey Grande nunca está reparada. Esperan a última hora, cuando los campesinos están en plena cosecha, para reparar la línea de trabajo. Nunca hay parlets, y no alcanzan ni para empezar. Ellos no tienen transporte en esos días, solo un tractor, que no puede cruzar la Autopista Nacional con la carreta, y tiene que velar a la Policía de Tránsito para que no lo vea cruzar.
« Todos los días es la misma situación, y nosotros seguimos perdiendo. ¿Acaso a alguien le importa que perdemos nuestra fuente de ingresos, nuestro trabajo de un año? Hoy, seis de junio, mis compañeros y yo tenemos grandes cantidades de mango en el suelo, sin respuesta. Los caminos no sirven ni para tractores. Quisiera saber por qué pasa lo mismo todos los años, por qué nunca tienen las piezas de repuesto cuando empiezan las grandes cosechas. Y para rematar, dan donde más nos duele: Nunca hay dinero para pagar. Tenemos que esperar cuatro y cinco meses para cobrar nuestras cosechas.
«Nuestro dinero lo necesitamos, porque de ello vivimos, y el sustento para nuestros hijos, y para poder invertir otra vez en los frutales. Si nosotros, para comprar en las tiendas, tenemos que pagar al momento y al contado, ¿por qué tenemos que esperar a que el Estado nos pague en cuatro o cinco meses?
«Necesitamos que le tiren un vistazo a todos estos problemas aquí en Jagüey Grande. Los caminos están deteriorados hace ya muchos años y sin solución. La juventud ya no quiere vivir aquí; quiere irse para el pueblo, por la situación en que nos encontramos», concluye.
El pasado 21 de marzo, Lucila Casamayor Cumbá contó aquí que el 24 de diciembre de 2017 su hermano Rigoberto Casamayor Cumbá viajó en el vuelo Habana-Santiago de Cuba de Cubana de Aviación de las 3:00 p.m., y guardó un celular en el equipaje que entregó. No estaba cuando abrió la maleta en casa de su familia en Santiago. «Es que no se puede tener confianza en esa línea o en algunos trabajadores que laboran en ella?», cuestionaba.
Así, responden Hermes Hernández Dumas y Luis Alexander Ochoa García; presidente de la Empresa Cubana de Aviación S.A., y director general de la Empresa Cubana de Aeropuertos y Servicios Aeronáuticos, respectivamente: Una comisión investigadora verificó el chequeo de equipaje de ese día a Rigoberto. Y, dados los tres meses transcurridos, no hay evidencias fílmicas ni grabaciones de las cámaras en la Terminal 1 del aeropuerto José Martí; tampoco las imágenes de control en el equipo de Rayos X de salida en diciembre de 2017, por lo cual no se pudo visualizar el celular que iba en el equipaje.
Precisan que, partiendo de regulaciones internacionales, el Manual de Pasajeros establece que la reclamación por daño al equipaje, debe formularla el pasajero antes de abandonar el recinto aduanal del aeropuerto al cual arribe, lo que no se hizo. Además, los artículos de valor deben ser transportados en el equipaje de mano.
Ninguna aerolínea en el mundo, dicen, se responsabiliza por daños o pérdida de videocámaras, cámaras digitales, celulares, calculadoras, joyas, memorias y dinero. Estos deben ser transportados y custodiados por el pasajero en todo momento; lo que aparece expuesto, de acuerdo a las regulaciones de la Asociación Internacional de Transportistas Aéreos (IATA), en el Manual de Pasajeros de Cubana de Aviación.
Por todo ello, concluyen, « la aerolínea no puede proceder a la indemnización, a pesar del lamentable incidente; nos disculpamos por la pérdida y nos comprometemos a seguir perfeccionando el control, para que no se repitan estos hechos».
Agradezco la respuesta. Las regulaciones hay que cumplirlas, so pena de no poder reclamar: el celular debió ir con el pasajero, no en su equipaje. Eso está bien. Pero más allá de lo establecido, siempre es una vergüenza que un ladronzuelo agazapado manche el nombre de Cubana.