Rolando preguntó:
La h es la novena letra del abecedario español, y octava del orden latino internacional. Su nombre es hache. En la lengua general no representa sonido alguno. Suele aspirarse en la dicción de algunas zonas españolas y americanas y en determinadas voces de origen extranjero (Diccionario de la lengua española, RAE, 2001). Según la Ortografía de la lengua española (RAE y ASALE, 2010: 142-144) "a pesar de carecer de valor fónico en la mayoría de las palabras que conforman el léxico del español, la h se ha mantenido en nuestro sistema ortográfico por razones etimológicas o de uso tradicional consolidado". La mayoría de las haches que aparecen en las palabras españolas se deben a la presencia de esta letra en su étimo latino, ej. hábil
Rolando preguntó:
Sobre la letra h señala la Ortografía de la lengua española (RAE y ASALE, 2010:142-145) que a pesar de carecer de valor fónico en la mayoría de las palabras que conforman el léxico del español, se ha mantenido en nuestro sistema ortográfico por razones etimológicas o de uso tradicional consolidado. La h representaba originariamente en latín un fonema aspirado pronto desaparecido, aunque siguió manteniendo su reflejo en la escritura. Así, la mayoría de las haches que aparecen en palabras españolas se debe a la presencia de esta letra en su étimo latino (aunque en el propio latín la h no representara ya sonido alguno desde comienzos de la época imperial): anhelar (del lat. anhelare), exhibir (del lat. exhibere). Otro numeroso grupo de haches en español se debe a la conservación en la escritura de la h- procedente de la antigua aspiración de la f- inicial latina ante vocal, característica del español medieval: hacer (del lat. facere), harina (del lat. farina). Destaca también la Ortografía que hay unos cuantos casos de haches antietimológicas en voces procedentes del latín, cuyo étimo en esa lengua no contiene ni h- ni f-, como ocurre en henchir (del lat. implere), hinchar (del lat. inflare) o hallar (del esp. med. fallar, procedente a su vez del lat. afflare). Entre ellas cabe citar las que provienen de voces latinas con g- inicial, como helar (del lat. gelare), hermano (del lat. germanus), hielo (del lat. gelu) o hinojo “rodilla” (del lat. genuculum). Tienen también justificación etimológica las haches iniciales que aparecen en voces tomadas del griego o formadas con raíces o elementos compositivos de origen griego, como hemi-, hidro-, hiper-, etc., en las que la h- transcribe el llamado espíritu áspero, signo ortográfico que, en forma de coma abierta hacia la derecha, se escribe en griego sobre vocales iniciales para indicar su pronunciación aspirada en esa lengua, aunque en español esta h- siempre es muda. También son antietimológicas las numerosas haches presentes en préstamos de diverso origen —sobre todo el árabe, pero también de otras muchas lenguas— que contienen esta letra en su grafía originaria o en su transcripción al alfabeto latino. En la mayoría de los casos estas haches suelen representar sonidos aspirados en la lengua de origen. Otro grupo de haches del español responde a razones histórico-gráficas consolidadas por el uso, y no a razones etimológicas. Se trata de la h que se escribe, salvo en contadas excepciones, delante de los diptongos /ua/, /ue/, /ui/: huelga, huir, deshuesar, parihuela. (Depto. Lingüística, ILL)