SANCTI SPÍRITUS.— En tiempos en que a algunos muchachos les sugestiona «especular» con la ropa de marca o los cintos de hebillas extravagantes, siempre que expone su obra un joven artista espirituano los diablos de la banalización cultural saltan como pinchados por la ira.
La anterior frase, expuesta en la asamblea de la Asociación Hermanos Saíz de aquí, expresa uno de los principales desafíos de la organización en la actualidad: abandonar las posiciones elitistas, para influir en la dinámica cultural de la sociedad.
Con ese objetivo los asociados abogaron por defender los espacios destinados a la creación y promover los lazos con el público. El estado constructivo de la Casa del Joven Creador, en el municipio de Trinidad, y la carencia de una sede propia para la AHS en Jatibonico, evidencian cuánto más se debe trabajar en este sentido.
Se trata también, como plantearon algunos, de conquistar otras plazas no tradicionales para el arte, en correspondencia con las tendencias más actuales. La galería subterránea El Paso, concebida en un túnel peatonal abandonado, y el festival callejero Lunas de Invierno; evidencian cuánto puede hacer la joven vanguardia en su propósito de conquistar el interés de las multitudes, con frecuencia ávidas de opciones culturales y recreativas, especialmente en zonas rurales.
Rescatar iniciativas como las giras bianuales Mirando al Sur, las cuales llevaban la creación hasta poblados pesqueros como Casilda y La Boca, resulta impostergable. Encuentros como la Bienal Identidad, en la comunidad yaguajayense de Jarahueca, demuestran la respuesta de estos públicos, cada vez que un campesino se quita el sombrero y se seca el sudor del surco, para detenerse a contemplar la presentación de un trovador.
No obstante, el potencial de la Asociación no puede circunscribirse solo a los programas de eventos en determinada temporada del año, como dictan erróneas concepciones de la gestión cultural. El quehacer sistemático de los nuevos artistas debe partir de la iniciativa y del respaldo de diversas instituciones.
Por ejemplo, la necesidad de trazar estrategias multisectoriales para intervenir en la cotidianidad de centros internos, como la Escuela de Instructores de Arte, y hasta en las universidades, encontró el respaldo de varios delegados, quienes se refirieron a la modorra cultural imperante en muchos politécnicos y preuniversitarios, donde la música kistch se convierte en aliada de la deformación estética desde la adolescencia.
La asamblea de la Asociación Hermanos Saíz en Sancti Spíritus se pronunció también a favor de la superación de los creadores, exigencia prioritaria, cuando se trata de manejar presupuestos, sobre todo en provincias como esta, con instituciones culturales de menos tradición.
Los mecanismos de comercialización del arte joven también centraron los análisis, especialmente cuando no pocos artistas en polos turísticos como Trinidad, se pierden en las candongas para turistas, tentados por alcanzar ingresos económicos.
En la reunión, donde se ratificó a la poetisa Liudmila Quincose como presidenta del Comité Ejecutivo de la organización en la provincia, se recalcó que solamente el rango de edad no puede constituir la esencia de la membresía de la AHS, sino la proyección rebelde, innovadora y comprometida, cuando cada artista comparte su talento; el hacer de cada obra un tridente para los demonios de lo cursi y el mercado.