El 25 de abril de 2009 El Universal de México publicó que “Francis Plummer, científico del laboratorio microbiológico del Estado canadiense afirmó que la influenza que ataca a los mexicanos es un virus nuevo no solo para los humanos, sino para el mundo. Hace exactamente una semana... recibió una llamada en la que se le solicitaba ayuda para analizar unas muestras procedentes de México...”
“Las pruebas en que descubrimos este virus nuevo se realizaron exclusivamente en las muestras que enviaron las autoridades mexicanas, enfatizó en referencia a 16 casos que dieron positivos de las 50 muestras enviadas desde México...”
Dos días después el diario La Jornada cuenta que el día 5 de ese mismo mes, había recibido una información de su reportero en Veracruz, Andrés Timoteo, quien comunicó textualmente que “la Secretaría de Salud estableció un cerco epidémico en el poblado La Gloria, municipio de Perote, debido a que a sus habitantes los está afectando un extraño brote de infecciones respiratorias agudas...tres niños menores de dos años fallecieron y el 60 por ciento de los tres mil habitantes se encuentran afectados de las vías respiratorias.”
La Jornada agrega, “se dice en la nota del reportero que los pobladores atribuyen la aparición de las infecciones a la contaminación generada por los criadores de cerdos de la transnacional Granjas Carroll.
“...Decenas de familias se enfermaron súbitamente de las vías respiratorias.
“La agente municipal Bertha Crisóstomo solicitó apoyo a las autoridades sanitarias, pues decenas de familias se enfermaron súbitamente de las vías respiratorias” –continúa explicando el reportero.
“Los síntomas que presentaban los pobladores de aquel lugar, según testigos, eran altas temperaturas, tos muy fuerte y flemas, caen en cama como si fuera una infección de las que aparecen en tiempo frío.”
En realidad, el laboratorio canadiense del doctor Plummer no fue el primero en descubrir nada. El CDC de Atlanta lo había logrado el 17 de abril. El AH1N1 era un virus nuevo y potencialmente muy peligroso.
Hay algo más. El día 11 de ese mes, el Grupo de Alerta de la Organización Panamericana de la Salud, basándose en los informes de la prensa mexicana antes mencionada, pidió a la Secretaría de Salud verificar un supuesto brote de influenza en la comunidad de La Gloria en Perote, Veracruz, explicando que podía constituir un riesgo de salud de importancia internacional.
En cualquier país con esa información era indispensable una investigación inmediata y seria sobre el asunto.
Admiré siempre de México, los avances de la Seguridad Social. Era la más avanzada de este continente. Allí encontramos después del triunfo, amigos que nos ayudaron en los primeros años de nuestra Revolución.
Duele decirlo, pero en solo cuatro o cinco días actualmente se podía descubrir que estaban siendo afectados por ese virus, sin necesidad de enviar la muestra al laboratorio de Canadá. ¿Cómo explicar que no se hubiese realizado tal análisis en cualquier parte desde que surgieron los hechos que determinaron la gestión del Grupo de Alerta de la O.P.S. (Oficina Panamericana de la Salud)?
A partir del 24 de abril se ofrece la primera información a la comunidad internacional sobre la epidemia; las noticias eran preocupantes. Véanse algunas:
2 de mayo: 397 casos, 16 muertes.
5 de mayo: 866 casos, 26 muertes.
9 de mayo: 1626 casos, 48 muertes.
12 de mayo: 2282 casos, 58 muertes.
Cada día aparecían nuevos países afectados y casi sin excepción se relacionaba con personas que habían regresado de México.
Hace 3 días se anunció que China, una inmensa nación con más de 1300 millones de habitantes, anunció un caso positivo del virus AH1N1, transmitido en ese caso por un joven chino que estudia en Estados Unidos. Este país y México se han convertido en exportadores mundiales de la epidemia. Tal vez esa fulminante expansión pudo evitarse. No es un favor del Gobierno de México al mundo, como algunos pretenden. Ahora habría que dar las gracias a los tres países asociados al Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Los tres estuvieron en Puerto España los días 18 y 19 de abril. La visita de Obama a México había tenido lugar el 16 y el 17 de ese mes.
¿Qué significa para Cuba una de éstas epidemias? Nuestro país no tiene acceso a la compra de cualquier medicamento, materias primas o equipos o componentes de equipos diagnósticos que produzcan las transnacionales norteamericanas, en virtud de la extraterritorialidad que el gobierno de Estados Unidos ha impuesto al mundo. ¿Por qué acusarnos de ser enemigos del pueblo mexicano cuando adoptamos medidas de antemano elaboradas para proteger a nuestro pueblo? ¿Quién le dice ahora a China cómo debe proteger a su población? ¿Por qué mentir? ¿Por qué hablar de supuestas represalias, como fue suspender un viaje ya suspendido? ¿Acaso es más importante el dinero del turismo y las líneas aéreas que la vida de un compatriota? ¿Por qué amenazar? Nosotros no somos culpables de las drásticas medidas que la epidemia obligó a aplicar al gobierno mexicano.
Cuando Estados Unidos lanzó sus mercenarios por Girón escoltados por la Infantería de Marina, el General Lázaro Cárdenas, que se había llenado de gloria recuperando el petróleo de México no nos amenazó, por el contrario quiso viajar a Cuba para luchar junto a nosotros. Ese es el México a cuyo ejemplo rendimos tributo.
¿Sería posible que en México, los días 16 y 17 de abril nadie conociera una palabra del obsequio que desde ese país se le haría al mundo seis días después? ¿Ni siquiera los organismos de inteligencia de Estados Unidos, expertos en información, conocían lo que estaba a punto de ocurrir?
Nada ha cambiado en México durante los últimos 8 años, excepto el virus. La influenza, en 1918, mató más personas que la Primera Guerra Mundial.
¡Fue otra noticia que también estremeció al mundo! ¡Confiemos en la ciencia!
Fidel Castro RuzMayo 14 de 20097 y 43 a.m.