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Playa Girón: La victoria que humilló al imperialismo en las arenas de la Ciénaga de Zapata

Más de seis décadas después, la victoria de Playa Girón no es solo memoria histórica, sino brújula revolucionaria para las nuevas generaciones

Autor:

Yhonny García Calles

El 19 de abril de 1961, Cuba escribió una de las páginas más gloriosas de su historia: en menos de 72 horas, las fuerzas revolucionarias, dirigidas por el Comandante en Jefe Fidel Castro, derrotaron en las arenas de la Ciénega de Zapata, Playa Girón, a la invasión mercenaria entrenada y financiada por Estados Unidos. Esta victoria no solo consolidó la Revolución Cubana, sino que marcó la primera gran derrota del imperialismo yankee en América Latina, la primera, mas no la última, demostrando que un pueblo unido y decidido es invencible.

La invasión mercenaria: arrogancia y error imperial

Tras el triunfo de la Revolución en 1959, el gobierno de los Estados Unidos, incapaz de tolerar una Revolución que había roto sus cadenas, planeó en secreto una invasión para restaurar el dominio sobre Cuba. El gobierno de Eisenhower, y luego el de Kennedy, organizaron una operación clandestina para derrocar a la naciente Revolución.  La CIA reclutó a más de 1 500 exiliados batistianos y oligarcas, los entrenó en Guatemala y Nicaragua, y los armó hasta los dientes, con el objetivo de invadir la isla y establecer un gobierno títere. La operación, financiada y planificada por la CIA, incluía bombardeos previos a ciudades cubanas y el desembarco en Playa Girón, con el cálculo erróneo de que el pueblo cubano no apoyaría a la Revolución. Pero subestimaron dos cosas: la inteligencia de Fidel y la valentía de un pueblo heroico dispuesto a morir por su soberanía y su revolución.

Fidel en el campo de batalla: ¡Aquí no pasarán!

Con el uniforme verde olivo manchado del polvo de la trinchera y el fusil al hombro, el Comandante en Jefe Fidel Castro no dirigió la batalla desde un cómodo despacho: estuvo en primera línea, compartiendo el peligro con sus soldados y milicianos. Su voz, transmitiendo órdenes claras por radio, se mezclaba con el estruendo de los morteros en Playa Girón. Cada movimiento táctico llevaba el sello de su genio militar: desde el cerco implacable a los invasores hasta la destrucción de sus suministros. «¡No pasarán!», era la consigna que vibraba en cada combatiente, porque Fidel no solo daba órdenes, encarnaba la certeza de la victoria. Su presencia en el campo de batalla —evaluando terrenos, arengando a las tropas, desafiando el fuego enemigo— demostró que los verdaderos líderes revolucionarios no mandan desde atrás: luchan, sudan y vencen junto a su pueblo. Aquellas 72 horas de abril de 1961 forjaron el mito del estratega invicto y probaron ante la historia que Cuba tenía, en Fidel, al gigante que jamás temblaría ante el imperio.

La respuesta revolucionaria: ¡Patria o Muerte!

Cuando las primeras balas de los mercenarios rasgaron el amanecer en Playa Girón, no encontraron a un pueblo dormido, sino a una Revolución en armas. Campesinos con fusiles recién aprendidos, milicianos de overoles manchados de grasa, estudiantes convertidos en artilleros y soldados del Ejército Rebelde se alzaron como un solo hombre ante la invasión. «¡Patria o Muerte!» dejó de ser consigna para volverse carne y metralla en las trincheras arenosas de la Ciénaga. Fidel, con su claridad estratégica, convirtió cada metro de tierra en una trampa mortal para los invasores, mientras el pueblo —dueño ya de su destino— combatía con la furia sagrada de quien defiende lo más preciado: el derecho a ser libres. En menos de 72 horas, aquella marea humana de patriotismo enterró para siempre el mito de la invencibilidad yankee, demostrando que cuando un pueblo se levanta con razón y fusil, ni la fuerza más poderosa del mundo puede doblegarlo. Girón fue, es y será la prueba: ¡Cuba no se rinde!

El mensaje al mundo: Cuba no será colonia de nadie

Playa Girón no fue solo una victoria militar; fue un rugido de dignidad que atravesó fronteras. Con los cascos humeantes de los mercenarios derrotados y las banderas cubanas ondeando sobre la Ciénaga, la Revolución envió un mensaje claro al imperio y al mundo: «Cuba no será colonia de nadie». Esta fue la primera vez en América que un pueblo pequeño, humilde pero indomable, le arrancó la máscara al gigante yankee y le demostró que sus tanques, sus dólares y sus amenazas no compran la voluntad de los pueblos. Mientras el imperialismo contaba horas para celebrar su triunfo, Cuba escribió con sangre y coraje una verdad eterna: ante un pueblo unido y revolucionario, ni la fuerza más poderosa puede vencer. Girón se convirtió así en faro para los oprimidos del mundo, en prueba fehaciente de que cuando un pueblo cree en sus ideas, ni bloqueos, ni invasiones, ni mentiras podrán doblegarlo.

Girón hoy: Un legado de lucha

Más de seis décadas después, la victoria de Playa Girón no es solo memoria histórica, sino brújula revolucionaria para las nuevas generaciones. Aquella hazaña, donde un pueblo armado de razón y fusiles derrotó a la maquinaria imperialista, sigue enseñando que la soberanía no se mendiga, se defiende. Hoy, cuando Cuba resiste nuevas formas de guerra económica y mediática, el espíritu de Girón renace en cada barricada ideológica, en cada joven que estudia con patriotismo, en cada trabajador que defiende su industria. El imperialismo ha cambiado sus tácticas, pero la lección permanece intacta: un pueblo unido enarbolando sus principios, es invencible. Por eso Girón no pertenece al pasado: es semilla de futuro, antorcha que alumbra el camino hacia la próxima victoria. ¡La primera derrota del imperialismo en América anunció que otras seguirían!

¡Honor eterno a los héroes de Playa Girón! ¡Su victoria es nuestra bandera!

 

 

El autor es Coordinador General del Movimiento Nacional de Amistad y Solidaridad mutua Venezuela Cuba

 

 

 

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