Funcionarios de EE.UU. tratan de apagar el fuego que provoca la incrementada presencia de sus militares en Colombia, aunque el incendio real aún no empezó
No, no voy a hablar aquí de una nueva versión de Muerte en Venecia, la novela de Thomas Mann, ni del filme homónimo de Luchino Visconti.
Umberto Bossi, el político que una vez pidió bombardear las lanchas en que los africanos llegan a las costas de Italia, dijo recientemente que cuando los italianos se vieron obligados a emigrar, «iban a trabajar y no a matar a la gente», que es, en su opinión, lo único que saben hacer los inmigrantes pobres en la península.
Los expedicionarios de la familia lectora de JR caminaron 13 kilómetros desde el Alto del Naranjo hasta el Turquino para darle un beso a Martí porque Fidel está de cumpleaños. En la Aguada de Joaquín se reagrupó a la tropa. Se aligeraron las mochilas pero no los dolores. El sendero perdió la virginidad vespertina bajo los pasos y el aliento entrecortados.
En páginas de este mismo diario comenté una expresión oída en esos días finales de las vacaciones escolares: ¡Tengo ganas de que empiecen las clases!
Decíamos que ser honrados implicaba ser valientes. Nunca dije que eran sinónimos. Quien dedicó tiempo a buscar en los diccionarios una sinonimia que no existe, fue por propia elección. En ningún momento sugerí un parentesco semántico entre ambas palabras. Más bien, hablé en términos de actitud y conducta. Y está claro que la honradez exige valentía. En el plano ético se condicionan recíprocamente.
Ella era feliz. Diez años de matrimonio sin grandes conflictos, hijos, planes. Todo cambió cuando supo que estaba infectada con VIH/sida. Él había tenido una relación sin protección y luego la contagió. Millones de nombres podrían poner rostro a esta pareja, y la peor parte la llevan las mujeres. Violencia de género, arraigadas concepciones culturales que favorecen el sometimiento, la falta de educación sexual, entre otros factores, conspiran para que las féminas continúen siendo altamente vulnerables ante la enfermedad.
Eran esclavos. Negros educados para decir: «mi amo» y bajar la cabeza. Pero la Historia cambia en segundos y las campanadas de aquel día traían un acento raro. Miguel, Toby, Teresa, Guadalupe, Lino José, Jesús... 53 de La Demajagua y otros tantos de ingenios vecinos. Y sus dueños, que después del toque y la formación dejarían de serlo.
«Coloca tres pétalos de rosa en un vaso de vino blanco y bébelo de un trago para que ese chico que no te corresponde se enamore perdidamente de ti». Ese es el consejo brindado a las niñas por un reciente número de la revista infantil Bratz España.
El verano se desliza sin protocolo en el hogar para aplacarle el estrés al acontecer cotidiano. Por obra y gracia de su irresistible carisma y poder de seducción, la familia cubana echa a un lado sus apremios de circunstancias para caer rendida en los brazos de este período anual bailador, caluroso y bullanguero como ninguno.