Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Vino y «bailarinas» para los chavales

Autor:

Julio Martínez Molina

«Coloca tres pétalos de rosa en un vaso de vino blanco y bébelo de un trago para que ese chico que no te corresponde se enamore perdidamente de ti». Ese es el consejo brindado a las niñas por un reciente número de la revista infantil Bratz España.

Dicho artículo, correspondiente a la edición peninsular de la publicación, fue repudiado por la Federación de Periodistas Españoles y el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, a causa de su exhortación expresa al consumo de alcohol en la niñez.

El mismo país escandalizaba ante la presentación en horario diurno del espectáculo Chica lava tractores y lucha con chocolate. En este show aparecen nenas siliconadas hasta el ombligo, quienes lavan tractores semidesnudas y de paso juegan con los tractoristas.

Pues bien, la gracia se la zumbaron a los chavales de la pedanía de San Pedro de la Viña, Zamora, en la plaza del pueblo y justo al terminar la hora de juegos, durante las fiestas patronales de San Pedro.

Estas son solo dos noticias al azar de cuán vertiginosamente se están desvaneciendo las fronteras entre lo médica y psicológicamente considerado apto para un menor, y cuanto aparece en medios y otros contextos.

En Cuba nunca llegamos a la barbaridad de poner a los muchachos a presenciar francachelas X, ni las niñas leen revistas que les inciten a beber. Nuestros problemas ni de lejos se le parecen, y las excepciones en tal sentido solo son eso: excepciones. Pero igual les seguimos apresurando edad a ellas procurándole escotes, labios, uñas de negro y botines atenta-rodillas, sobornándoles infancias con adolescencias apresuradas.

Días atrás presencié un show en unas fotos de quince. Pese a cuanto se ha dicho, muchos padres siguen convirtiendo a la chiquilla en una Lolita seduce-hombres. La presentan como en cualquier anuncio de turismo sexual en el Caribe.

¿Acaso aspiran esos padres a que continúe reeditándose el darwinismo sexual que trastoca a las jóvenes en prendas de usar y tirar al servicio hormonal del hombre?

Ya será bien difícil encontrar, por otro lado, a un niño mayor de siete u ocho años, de cualquier sexo, a quien pueda hablársele de fiesta de cumpleaños: solo descarguitas, con ambiente, contexto y ofertas nada acordes con la edad.

A la larga, las razones no deben buscarse solo en la «evolución» del pensamiento infantil. Al margen del avance y fragor de los tiempos, mamis y papis tenemos mucha responsabilidad en abrir o cerrar, desde casa, las cajas de Pandora de la sociedad.

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