Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una mujer que disfruta los retos

La multipremiada y talentosa cantante Annys Batista trabaja intensamente en una carrera que enaltece sus raíces cubanas en escenarios internacionales

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

 

 

En Cuba, dondequiera que se mencione a Annys Batista se recuerda su Gran Premio en la 15ta. edición del concurso Adolfo Guzmán con la canción Será, de la autoría de Roly Rivero. Pero a ese certamen prestigioso, que la colocó a la luz pública, le antecedía el Gran Premio en el Festival de la Canción Cubana Sindo Garay, en las ediciones de 2010 y 2012, el mismo galardón en el Festival Internacional Juvenil Boleros de Oro en 2016 y, en el mismo año del Guzmán, el primer lugar en el concurso Voces del Diamante, en la capital alemana. 

Presente en discos y colaboraciones en vivo con numerosos artistas, beneficiada con el Fondo de Arte Joven, muchas han sido las oportunidades que se le han presentado a esta cantante bayamesa, joven, versátil y muy talentosa, quien estudió dirección coral en nivel elemental y bombardino en nivel medio.

Su carrera va en ascenso, afortunadamente, y este 2025 ha sido un año muy bueno para ella. Pocas horas antes de viajar a Portugal para integrar el jurado del Festival Internacional de la Canción de Serra da Estrela —que se celebró del 8 al 12 de julio—, Annys demuestra ser modesta y afable, sin que sus logros la coloquen por encima de las nubes.

«Estoy muy contenta, yo creo que 2025 me abrió sus puertas de la mejor manera posible. Envié un audiovisual muy bonito de un concierto que hicimos el año pasado al Cubadisco (Annys Batista Live Sessions), que registramos en 2024 bajo la producción de Mayra María García, y salió galardonado en la categoría de Audiovisual de media duración. Eso es importante para mí porque es la primera vez que me presento a este certamen. Entré con tres nominaciones, que ya era muy bueno, y ganar con una fue fenomenal».

—Es cierto que se abren puertas para ti, pero tu talento y tu disposición para asumir los retos te han permitido aprovechar esas oportunidades. Por ejemplo, tu premio en el Concurso Kazajistán…

—En 2011 participé en el festival internacional de la canción Slavyansky Bazar, que se hace en Belarús, y en él hice muchas conexiones. Cuba quedó en el 7mo. lugar, entre 20 países, lo cual fue un motivo inmenso de alegría porque es un evento muy reconocido y tuve la dicha de cantar acompañada de la Orquesta Sinfónica Nacional. 

«A raíz de eso, y de que algunos productores de esa zona han seguido mi carrera, un amigo envió al festival La voz de Turán, en Kazajistán, algunos enlaces de YouTube y de mi Instagram para que pudieran verme cantar, y me aceptaron inmediatamente, muy interesados en que yo fuera para contar con una representación de Cuba.

«Era la primera vez que estaba en Asia. Me pasé dos días de viaje, y fue muy bonito estar por allá. Fue un gran reto, pero ya me he dado cuenta de que soy una mujer que me gustan los retos. Definitivamente, no puede ser de otra manera.

«Tuve que cantar en kazajo dos temas: el del concurso y el otro —como parte de la noche de colaboraciones con grandes artistas de Kazajistán—, me tocó uno de los más populares, que se llama Sakyen. A pesar de tener culturas totalmente distintas, la música nos une a todos: la música no tiene fronteras».

—¿Cómo fue el proceso desde acá y estando allá?

—Ellos me mandaron una selección de canciones para el concurso y para la colaboración. Escogí una que se llama Kazagim Ai (Mi kazajo), que es como si fuera una oda, un himno, una canción muy bonita que habla del país y de esa hospitalidad y del amor a la tierra, y el otro tema fue Sin Edin (Eres tú); y tuve el placer de conocer a la cantante que hace 13 años fue la que grabó ese dúo con el mismo artista con quien yo la interpretaría.

«Después me mandaron la letra, la traducción, la fonética y estuvimos comunicándonos vía internet, con las dificultades que eso implica y las nueve horas de diferencia. No sabía cuál sería mi acompañamiento, estando allá supe que habían hecho cambios en esta edición y la orquesta no estaría en vivo sino grabada. Sin embargo, fue un gran espectáculo; trabajan con mucho tiempo de antelación, cuidan todos los detalles y el rigor profesional es muy alto en la organización y la producción. Todo quedó hermoso.

«Llegué con dos días de retraso, casi no pude ensayar… El coach que supervisaba todo no me decía nada y eso me ponía nerviosa. Al cantar, me preocupaba la pronunciación, el acento…, la canción no era fácil, subía de tono dos veces y tenía el registro melódico muy amplio: o sea, empezaba desde grave y tenía luego unos agudos… Entonces, yo estaba concentrada en que todo me saliera.

«También el clima era muy distinto al de aquí, había mucho calor, pero muy seco, de 45 a 50 grados, tenía la garganta muy seca y no sabía cómo lograría esos agudos. Yo estuve sola en el escenario, porque a algunos participantes les colocaron cuerpo de baile, pero a mí me preguntaron si me atrevía a aprender algunos pasos de las danzas tradicionales, y como de los cobardes nada se ha escrito y la primera línea no la escribiré yo, acepté, así que una coreógrafa me enseñó, y eso también, por muy osada que yo sea, me puso nerviosa en el escenario.

«Al final, todo salió bien; abracé a la productora al terminar y empecé a llorar porque estaba estresada, fue una experiencia muy fuerte. Luego, al recibir el premio, mi emoción fue gigante. Traje para Cuba el primer lugar y eso fue emocionante porque me trataron con mucho respeto y más sabiendo que procedía de la Mayor de las Antillas, y me hizo sentir muy bien».

—En cada certamen en que te presentas, ganas…

—Siempre me guía mi intuición. Antes del concurso Adolfo Guzmán me instaron a participar en otros, pero algo me decía que no era el momento, y ya ves, cuando llegó el Guzmán, ahí sí. Cuando me presento no lo asumo como una competencia; o sea, yo sé que es una competencia, pero en lo que pienso es que hay que ir a hacer un buen trabajo y que sea un todo, porque no solamente es tener la voz o una buena proyección escénica: es el conjunto de todo eso lo que te puede dar el premio. Lo que hago es trabajar fuerte en eso y ya lo demás es dejarme llevar por lo que siento y por lo que amo, que es cantar.

—Tu carrera sigue en ascenso, te presentas en varios lugares, colaboras con otros artistas, asumes proyectos propios…

—Voy a comenzar a grabar el disco como resultado de la Beca de Interpretación Elena Burke, de la Asociación Hermanos Saíz, que gané en 2021. Pronto saldrá uno con el pianista y compositor Rolando Luna, que grabamos el año pasado y está aún en posproducción.

«Estoy feliz, porque, a pesar de las difíciles circunstancias en que vivimos y a las que no escapamos los artistas, puedo seguir cantando, seguir impulsando mi carrera y seguir defendiendo la canción, algo que es tan importante, más en estos tiempos, como siempre digo, un poco más ruidosos que otras épocas.

«Pueden buscarme si desean escuchar buena música, y cuando me refiero a canción no estoy hablando solamente de boleros o baladas porque también canto sones, guarachas… hago de todo un poco. Ya ves que he cantado en kazajo, en ruso, en francés, en italiano, en inglés, por supuesto. Me gustan los retos, definitivamente».

—¿El desafío de componer lo has asumido? 

—Sí, la pandemia me sirvió para eso. Todavía no he sacado ningún tema a la luz. Debe salir alguno ahora con este disco que voy a grabar bajo el sello Bis Music. La composición no es cualquier cosa, y teniendo tantos buenos compositores, tantos buenos autores de canciones, escritores, poetas, no me puedo permitir sacar cualquier canción. Me he impuesto un nivel de exigencia alto, pero ya irá saliendo alguna que otra de mi corazón.

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