Marcos acumula varios torneos con la selección nacional. Autor: FIBA Publicado: 18/01/2025 | 09:45 pm
A Marcos Chacón (24 de junio de 2003) tuve dos oportunidades de entrevistarlo, presencialmente, en 2024. La primera fue durante la final del baloncesto masculino de los Juegos Escolares Nacionales, en las gradas de la Sala Polivalente Ramón Fonst. Él era un espectador más, mientras estaba de vacaciones en Cuba. Después, en noviembre, en los partidos correspondientes a la segunda ventana clasificatoria para la FIBA AmeriCup 2025, en la habanera Ciudad Deportiva. Sin embargo, las prisas en ambas ocasiones me impidieron dialogar con él con calma.
Al final, el base de la selección nacional antillana de baloncesto me regaló cerca de 20 minutos de su tiempo y en conversación con Juventud Rebelde, a través de WhatsApp, dijo que es natural de Centro Habana y que gracias a su padre comenzó a practicar básquet cuando era un niño.
Hoy Chacón tiene 21 años y, según sus palabras, es un joven sociable, carismático y superbromista, además de muy cercano a su familia y amigos. A su edad, participó en uno de los acontecimientos más grandes del baloncesto cubano en su historia, el memorable éxito ante Estados Unidos, en febrero de 2024. A la sazón, devino segundo mejor anotador por la formación insular, con 11 puntos, además de un triple, cuatro rebotes y dos asistencias.
Desde julio de 2022 sus prestaciones pertenecen a la organización Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia, de la Liga Nacional de Argentina. «Los directivos del club me vieron jugando con la selección en el extranjero y se pusieron en contacto con mi agente y con la Federación Cubana. Afortunadamente, todo marchó bien y se cerró mi contratación», explicó Marcos, integrante del primer equipo de Gimnasia y Esgrima.
—Llevas tres temporadas defendiendo la camiseta de Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia y tu evolución como jugador es incuestionable.
—Han sido tres años de mucho y constante aprendizaje. El básquet argentino ha sido una escuela para mí. Cada día aprendo y aprovecho las oportunidades que me ofrece el club. Mi evolución se debe a eso, a que no pierdo momento para continuar trabajando fuerte en los entrenamientos y en los partidos. La organización me ha dado la posibilidad de seguir en sus filas y estoy agradecido por eso y por haberme abierto las puertas del baloncesto profesional.
—Jugadores como Javier Jústiz, Jasiel Rivero, Yoanki Mencía y Karel Guzmán, todos miembros de la selección nacional en diferentes momentos, pasaron por Argentina y luego arribaron al exigente baloncesto de Europa. ¿Piensas hoy en seguirles los pasos a ellos?
—Bueno, eso no lo decido yo. Mi progreso y mis actuaciones a nivel de club y con el equipo nacional cubano determinarán cuándo yo vaya a jugar a Europa. No te podría decir en qué liga de ese continente me gustaría intervenir, pero si alguna confía en mi talento, le estaré agradecido. Por ahora me enfoco en disfrutar esta experiencia en Argentina.
—¿Está la NBA en los sueños de Marcos Chacón?
—Sí, es un sueño llegar algún día a la NBA. Sería algo hermoso estar en la mejor liga del mundo. Pienso que es un sueño para todo el que practique este deporte. Para nosotros, los cubanos contratados bajo el respaldo de la Federación, hasta el momento el tope ha sido Europa, pero no sabemos lo que puede ocurrir en el futuro, por lo que hay que continuar luchando por enseñar nuestra mejor versión en cada juego.
—Algunas publicaciones, hace pocos años, se refirieron a ti como El niño de oro del baloncesto cubano y con otras expresiones similares. En aquel entonces, ¿te viste así?
—Leí eso y me puse muy contento, porque es un reflejo del trabajo y el esfuerzo realizado en mi corta carrera como atleta. Igualmente, pienso que no debemos creernos eso tan en serio, la humildad debe mantenerse, al igual que el sacrificio. Soy joven y sé que me queda mucho por crecer y por demostrar, deportivamente hablando.
—Hace casi un año, Cuba logró un histórico éxito ante una formación de Estados Unidos en la habanera Ciudad Deportiva. ¿Tú, uno de los líderes anotadores por la parte antillana, cómo recuerdas ese 25 de febrero?
—Un día histórico para el básquet cubano, así fue. Esa noche fue increíble, un partido que, individualmente, se me dio bien, y colectivamente varios aspectos del juego fluyeron. El principal objetivo era ganar y lo conseguimos delante de nuestro público. Derrotamos a un equipazo, yo lo disfruté al máximo y sé que muchas personas se sintieron igual. Esa victoria nos demostró que sí se puede, que hay que creer en los propósitos y que en la duela hay que dejarlo todo siempre. Ese triunfo fue una gran motivación para enfrentar la más reciente ventana clasificatoria para la FIBA AmeriCup 2025, en noviembre pasado.
—Me decías que estás de acuerdo con la llegada al team Cuba de jugadores contratados en ligas extranjeras de manera independiente y que tengan deseos de representar a su país natal…
—Si se mantienen jugando a un buen nivel, como los casos de Reinaldo García y Howard Sant-Roos, cubanos que se desempeñan por su cuenta en ligas de Japón y España, lo veo favorable. Para nadie es un secreto que ambos son tremendos atletas y han ayudado muchísimo a la selección nacional desde sus incorporaciones en las ventanas clasificatorias para la FIBA AmeriCup 2025. Sus contribuciones fueron visibles en la cancha. Si otros como Reinaldo y Howard quieren sumarse, pues bienvenidos sean.
—Pocos días después de cumplir 18 años, en 2021, debutaste con la selección cubana de mayores. ¿Cómo un joven asimila una noticia como esa, excelente y exigente a la vez?
—Fue un momento maravilloso. Detrás de esa noticia hubo un trabajo increíble, me mantuve entrenando durante la pandemia. Mientras los torneos de baloncesto estaban cancelados, yo no paré, no sabía lo que el destino me podía regalar. Cuando todo se normalizó, me invitaron a entrenar con Capitalinos, después con la selección nacional y allí entregué lo mejor de mí en ese momento. Nunca imaginé que me ganaría un puesto en el equipo tan rápido, lo que siempre tuve claro fue que aprovecharía al máximo cada oportunidad. Con esa mentalidad asumí mi estancia en la preselección y eso tuvo su recompensa.
—¿Qué aptitudes no le pueden faltar a un base para rendir en cualquier nivel?
—Cada armador tiene su forma de jugar, se busca su comida de distintas maneras; pero, sinceramente, creo que hoy se debe ser muy bueno defensivamente, en todas las ligas se está exigiendo mucho el trabajo defensivo. Por otro lado, ofensivamente depende de las exigencias del entrenador. Hay bases que dan el juego más tranquilo, hay otros que aportan más dinamismo, mueven más la pelota, son más arriesgados. Creo que muchas veces va a depender de las situaciones del partido, de lo que pida el coach y, por supuesto, de las características del jugador.
—Dentro de cinco años, cómo te ves…
—¿Dentro de cinco años cómo me veo? No sé, realmente nunca me he preguntado eso. Pero te responderé. Espero haber progresado mucho más como basquetbolista, sin embargo, no te puedo contestar en qué liga estaré. Mis más fuertes deseos están en evolucionar.
—El baloncesto para ti es…
—El básquet es todo para mí. Cuando te metes de lleno en este deporte y te pasas el año entero con una pelota en la mano, le coges amor y se vuelve un amor eterno.