La reflexión del viernes pasado sobre nuestra tendencia a absolutizar la polémica o el debate, ha gestado una especie de discusión interna. De cuantos han acusado su lectura mediante mensajes o comentarios, la mayoría estima que tengo un grano de razón en lo referido a la idea central: los cubanos, por momentos, no sabemos debatir. Nos convertimos en maquinarias intransigentes intentando anular al otro con imposiciones e insultos. Es así, dicen, porque carecemos de la manida «flema y el humor ingleses». Y muchos de nosotros carecemos de educación. Hemos de admitirlo, aunque duela.
¿Sabe usted lo que es una nana para dormir niños? Seguramente cree conocer la respuesta. Antes yo creía conocerla también, pero ahora no estoy tan seguro.
La crisis económica mundial ha hecho que todos los países del planeta padezcan sin excepción. Impactados en mayor o menor medida, cada Estado ha sentido el descalabro del sistema financiero internacional e intenta no caer como las fichas del dominó, o por lo menos tratar de levantarse pronto. Este 2009 está siendo muy complejo. Sin embargo, aunque parezca descabellado, algo positivo está teniendo la embestida de la crisis…
«¡Yo leo de todo para que nadie me haga un cuento!», decía una mujer a su acompañante camino a casa, a su regreso de la bodega.
Bueno, bueno, caballero’… vamos entrando, a ver si comenzamos, que ya es tardísimo… Oye, pero casi no hay gente, mi socio… No, no, pero con los que hay, ya; mira la hora que es y yo he tenido un día…
El escudo antimisiles, esa rara idea de George W. Bush de ponerle una batería antiaérea en las narices a Rusia para contrarrestar el lanzamiento de un cohete desde Irán (un proyectil que, por cierto, todavía no se ha fabricado y tal vez nunca se fabrique), ha sido sacado de circulación por la administración de Barack Obama.
Por estos días de añoranzas académicas ante el inicio de mi vida laboral he vuelto a las páginas de Augusto Monterroso, ese prolífero escritor guatemalteco cuyas fabulaciones y ensayos suelen ser bálsamo contra melancolías.
Una Oda a la Alegría del siglo XXI. Así se recordará a Paz sin Fronteras en la Plaza este 20 de septiembre de 2009, transpirando los excesos del calentamiento global y derrochando amor hacia todos los confines.
Nada hay tan útil como un techo. Y nada tan ferozmente inútil, y perjudicial.
Las indisciplinas sociales expanden su triste repertorio, que ya hace ojos ciegos u oídos sordos ante instituciones que por regla general fueron respetadas siempre hasta por personas desconocedoras de parámetros de urbanidad, pautas de convivencia social, sentido cívico.