Cuando tras una proclama al pueblo cubano Fidel renunció a sus responsabilidades políticas, gubernamentales, estatales y militares, y Raúl alertaba que el Comandante en Jefe de la Revolución era uno solo y que su prestigio y autoridad históricos podían ser reemplazados únicamente por el Partido Comunista, el proyecto socialista en el archipiélago se adentró en terreno desafiante.
Nadie imaginaba la tragicomedia de que serían testigos. Como cualquier otra tarde, fueron llegando jugadores y curiosos al improvisado terreno de pelota del potrero de La Viuda. Según la costumbre, en lo que se acercaba el dilatado comienzo, se aprovechaba el tiempo remendando por enésima vez guantes y pelotas, con mayor o menor maña, en dependencia de la disponibilidad de algún rollito de teipe o de pita, y se iban calentando los brazos pasándose bolas entre dos o tres, a distancias cada vez mayores.
Parecía que ya todo estaba inventado en materia de agresiones contra los más vulnerables, y no hablo ya de las intervenciones armadas, su expresión más brutal; tampoco de las solapadas tras la injerencia política y los condicionamientos derivados de la dependencia que da la pobreza… ni siquiera me refiero a los muy novedosos y en otros momentos impensados «golpes suaves», como han dado en llamar a las deposiciones supuestamente «constitucionales» que por vía de artimañas diz que legales, han sacado del poder a presidentes cuya limpia elección en las urnas era garantía de la muy bien aquilatada democracia burguesa a usanza hoy.
Nunca me habían apretado tanto por el cuello, ni había sentido tan enorme gozo por una «asfixia» así.
Llevo dos días soñando con niños, hasta que despierto al aburrimiento: las rutinas, los cumplidos, deberes y conveniencias de los adultos, con sus cuentas sacadas. Y he deseado no despertar, hasta extraviarme para siempre en esos sueños…
Cuando Elda Pérez Mujica le presentó al joven Abel Santamaría a Melba Hernández Rodríguez del Rey, la historia de Cuba ganaba otros brazos de mujer para acunar y proteger la Patria.
A Silvia, Miriam y Anita en la Casa de las
Américas. A la gente de Cruces,
Encrucijada y Amancio.
Quines visiten el Mausoleo erigido a los héroes del Segundo Frente Oriental Frank País García, en la provincia de Santiago de Cuba, divisarán un singular espacio que contrasta con el resto del lugar: donde reposan las cenizas de Antonio Esteve Ródenas, más conocido como Gades.
Yo no sé si fue el período especial, la entrada al nuevo milenio o el santísimo copón divino, pero no puedo quejarme de mi infancia.
Intente hacerlo y verá. Ponga en una herida resentida, con supuraciones y pequeñas emisiones de sangre, una vendita. Cuando usted la sospeche sanada, aunque no lo esté, retire la cinta de un tirón y diga si, con parte de la piel que no terminó de remediar y sale anexada al pegamento del vendaje, no ve, literalmente, las estrellas y se maldice a sí mismo por no haber ido al médico para realizarse una cura, necesaria y profunda, por mucho que duela.