Casi todo es un caos. El mundo va a millón y pareciera no haber autoridad animal capaz de hacerle entrar en cintura. Las siempre bien ponderadas leyes de la naturaleza no tienen jurisdicción en esta comunidad de nuevo tipo. O se han reformulado al punto de que ya no pueden ser elogiadas por sabias, porque no hay inteligencia posible si el territorio a cargo anda tan desordenado.
Entre muchos que llenaron de emoción esta mañana, un momento y una frase: la comunión con los hermanos, cuando todos se dieron la mano abiertos al mayor afecto, y la idea de Francisco, al comentar la Palabra de Dios, de que «quien no vive para servir, no sirve para vivir». Ese par de pasajes, por sí solos, valdrían el elogio general que enseguida ha ganado a escala planetaria la Santa Misa oficiada este domingo en la Plaza de la Revolución.
Llegó a La Habana abrazando niños, trocando afectos, dando gracias. A muchos, a todo un pueblo. Y entre los múltiples mensajes de afecto que pronunció en pleno aeropuerto, al pie del avión que, cual paloma gigantesca, le trajera en aleteo de paz por más de 8 600 kilómetros, un Francisco rozagante pidió a Raúl trasmitir su especial consideración y respeto a Fidel.
Recojo las credenciales en la Sala Stampa para el viaje con el Papa y cruzo la calle, rumbo a los Museos Vaticanos, en una mañana melancólica. Después de viajar por el dédalo de los pasillos entre una multitud que más bien me arrastra, estoy en la entrada de la Capilla Sixtina.
La afirmación de que las rejas empotradas en viviendas, balcones y portales son imprescindibles a fin de prevenir un posible robo fue el alegato más recurrente de los internautas colgados al comentario de este redactor ¿Rejas? Solavayaaaaa! (15 de julio).
Frunció el entrecejo y se sintió ofendida. «Que me digan cómo tengo que vestirme en estos días de tanto calor es el colmo»...
Esta es una historia real. Involucra a dos ciudadanos que eligieron ganarse el sustento sudando de verdad. Ellos van como peregrinos, de pueblo en pueblo, desde Guanajay, en Artemisa, hasta los más alejados lugares. Y así devuelven la comodidad a viejos colchones desvencijados que, ya sabemos, son difíciles de reponer, entre otras razones, por lo caro que cuestan los nuevos en las redes comerciales.
Mientras Estados Unidos y la Unión Europea insisten en mantener las sanciones económicas contra Rusia, esta sorprende al mundo nuevamente con un foro económico internacional de ganancias billonarias.
Acababan de celebrar una reunión de las «excelentes», en la que muchos habían hablado sobre los valores, el trabajo hombre a hombre, las conductas justas, el radio de acción y otros términos con posible utilidad práctica.
La memoria infamante de la esclavitud persiste en sus expresiones más crudas y obvias: el cepo, los castigos corporales, las interminables horas de trabajo, la captura de hombres y mujeres en tierras africanas, su traslado en las bodegas de los barcos y, llegados los días de la ilegalización de la trata, la condena a convertirse en carne para tiburones, a fin de escapar a las requisas de los inspectores británicos. A tantos factores que los sometían a la condición de no persona y de simple objeto de compraventa, hay que añadir la marca humillante del calimbaje, similar a la aplicada al ganado vacuno. El tatuaje con hierro candente imborrable señalaba la pertenencia a la dotación de un amo. También imborrable ha sido el color de la piel.