El Presidente estadounidense anunció, en la antesala de su participación de la Cumbre de la OTAN, que la retirada de su país de Afganistán será aun más lenta. Autor: ctvmews Publicado: 21/09/2017 | 06:34 pm
Nuevo cambio de planes: habrá reducción de tropas estadounidenses en Afganistán, pero el proceso se ralentizará, dijo Obama desde la Casa Blanca. Resulta que «la situación sigue siendo precaria» y que el Presidente mudó de opinión luego de escuchar las recomendaciones del general John Nicholson, jefe de la misión internacional en Afganistán, la cúpula del Pentágono, los socios de la OTAN y el Gobierno de Kabul.
Luego de 15 años de ocupación del territorio afgano, que a todas luces solo ha sumido al país en una espiral de violencia sin fin, como si de una macabra película se tratara, el titular apunta a un «CONTINUARÁ», así con mayúsculas. Obama ya había dicho en octubre que las tropas se quedaban, ahora solo se trata de que en vez de los 5 500 soldados estadounidenses que estaban previstos para después que termine su período de mandato, permanecerán allí 8 400 uniformados. Actualmente hay 9 800 efectivos.
Obama reconoció que la decisión se basa en la amenaza de los talibanes, quienes, según recordó, han ganado terreno en algunas áreas. Sus declaraciones ponen al descubierto que, a pesar de los recursos invertidos, las vidas, los millones, la guerra… han sido un sonoro fracaso y, aun más, que el supuesto entrenamiento de fuerzas afganas está muy lejos de cumplir su objetivo.
Las fuerzas de EE. UU. ahora «están enfocadas en dos misiones específicas: asistencia y entrenamiento de las fuerzas afganas y apoyo a operaciones antiterroristas contra los restos de Al Qaeda y otros grupos terroristas como el Estado Islámico (EI)», dijo, y tampoco aquí hay demasiado cambio si ese ha sido el escenario desde que, en diciembre de 2014, se puso un «fin responsable», como se apuró en recordar, a la misión de combate en el país centroasiático.
Y como los talibanes han condicionado sus posturas a la salida de los ocupantes, pues otra vez se cae en la historia sin fin. Con un diálogo congelado entre el Gobierno afgano y ese grupo, y la presencia extranjera, otra vez sin fecha límite, el saldo vuelve a ser negativo para quienes están en medio del conflicto: los civiles inocentes que desde hace más de una década no saben lo que es una vida normal.
Además de este compromiso estadounidense, los aliados de la OTAN, cuya cumbre tendrá lugar en Polonia los días 8 y 9 de julio, se han comprometido a destinar fondos a las misiones de seguridad en Afganistán hasta 2020. Lo dicho: la guerra sigue, aunque sea con uniforme de entrenamiento.
De acuerdo con un informe de la Universidad de Brown, publicado en 2015, cuando Obama hizo pública la permanencia de las tropas y, por tanto, su renuncia a ese gran objetivo de política exterior, las víctimas de ese conflicto por la parte afgana estaban cifradas en más de 100 000 personas. Por otra parte, según la web especializada iCasualties, EE. UU. había dejado 2 372 muertos, a los que se suman los 38 estadounidenses que perecieron en el último año y medio, cifra usada hoy por el Presidente para ilustrar el peligro que aún representa ese país.
Con enrarecido panorama político, con fuertes denuncias de las huellas de ese conflicto —hace par de semanas el Presidente afgano ordenó una investigación entre las fuerzas policiales por abusos sexuales a niños afganos—, la frase de Obama de que su decisión le dará a su sucesor «sólidos cimientos» para garantizar la estabilidad y seguridad en Afganistán… bien podría ser el momento en que, si fuera ese el final de la película y solo quedara un gran cartel con letras blancas (Continuará), uno podría esperar que el público no solo no aplaudiera, sino que saliera totalmente defraudado. Pero no, en el fondo de la sala se escucharán unas palmas aisladas, pero potentes: el complejo militar industrial que necesita guerras para hacer más billetes.
¿De qué sirve una película donde los protagonistas fueron expulsados del plató? Para ellos, si acaso, un país en ruinas y los abusos desde todos los frentes; en esencia, el mismo plan que no los incluye.