El texto del 4 de octubre añade que el liderazgo del IRA «continúa instruyendo a sus miembros que no usen la fuerza física», y llega incluso a expulsar de sus filas a quien viole este principio, además de haber desmantelado sus estructuras «militares» y cesado el reclutamiento de simpatizantes. De hecho, «su continua inacción ha erosionado su capacidad», apunta el informe.
El comentarista se queda habitualmente a medias. Creía yo —y alguien me lo hizo notar— que había sido muy crítico con el movimiento sindical el viernes anterior al inicio del congreso 19 de la CTC. Y unos días más tarde comprendí que Raúl, en el discurso final, había sido mucho más crítico en su evaluación. Nadie, me parece, puede tener duda.
Probablemente pensemos que la libertad de expresión es una de las principales garantías que pueda haber en un país como Estados Unidos. Ya que el modelo neoliberal no garantiza muchos derechos sociales dejados a merced de la economía privada, muchas personas quizá sigan convencidas de que logros como el derecho de disentir sea un derecho inalienable en el país de Bush. Veamos algunos ejemplos de cómo está la situación limitándonos tan solo a los últimos 15 días de agosto.
Pese a que las encuestas no lo muestran, Bush sigue haciendo muy bien su papel en la Casa Blanca. No importa que casi un 60 por ciento de los encuestados repruebe su gestión. Las petroleras, el complejo militar industrial, las farmacéuticas y otros especímenes del capital están de plácemes con los dividendos que les reportan la torpe conducción actual de la administración norteamericana. Y no es para menos. Los pobres y los descontentos que se conformen con sus protestas.
Nada errado anduvo el César con su «divide y vencerás». Si un pueblo se deja azuzar por sus enemigos, se confunde, se vuelve contra sí mismo y se distrae de sus objetivos más nobles, dará alegría a sus opresores: el yugo permanecerá.
El hombre tenía 32 años, era camionero e incubaba un odio de por lo menos dos décadas. Es lo que sabemos. También, que ató a tres niñas contra el pizarrón de su aula y disparó varias veces con una pistola automática, apuntándoles a la cabeza y los brazos. Al menos siete pequeñas resultaron gravemente heridas cuando el hombre, antes de suicidarse, descargó el arma a tontas y a locas sobre las que habían asistido a la ejecución de sus compañeras. Las edades de las niñas oscilan entre los seis y los 13 años.
Por ahora los especialistas dividen sus opiniones sobre el futuro del jugador, mientras que el temor acecha a los directivos, pues la supuesta vinculación de Bonds con el consumo de sustancias estimulantes distribuidas por el laboratorio BALCO y las revelaciones que en este sentido aparecen en el libro Game of Shadows, apuntalan las sospechas sobre la «legalidad» de las marcas establecidas por el toletero en su extensa carrera en las Mayores.
Si entre las palmas erguidas de nuestros montes suele afirmarse que al «pájaro se le conoce por su ‘cagá’», en esta hora de Cuba a algunos se les descubre mejor por lo que «vomitan».
La petición de un niño es sagrada. Por eso, cuando el niño que llevo dentro me pide leer otra vez El Principito, no puedo negarme aunque quisiera.
Las discusiones sobre el embargo comercial de los EE.UU. contra Cuba a menudo se centran en las diferencias políticas y económicas.