Confieso que estaba tan atiborrado de comentarios y suspicacias acerca del dilema fútbol-béisbol y su arraigo actual en el público cubano que hasta llegué a dudar que esta final de la 51 Serie Nacional, ganada convincentemente por Ciego de Ávila, fuera un boom deportivo como años atrás.
En los vericuetos de la teorización se disipa a veces la manera de atajar muchos de nuestros problemas, por la predilección, generalizada, de subrayar que las conductas impropias son el resultado de la falta de educación.
A la 1:06 de la madrugada el mundo rugió. Siento el toque de calderos, los gritos de viejos y adultos mezclados con los de los niños, explosiones que parecen petardos y uno, en la tranquilidad del apartamento, ni se inmuta porque sabe que son fuegos artificiales. La fiesta inició y nunca se acabará.
Una masacre es el ingrediente fundamental en la nueva receta de Occidente para emprender el cambio de régimen en naciones soberanas. Por ello, las bandas armadas opositoras sirias, que mendigan una intervención extranjera, se han ocupado de que la crisis de la nación mesoriental sobrepase la línea roja de lo «permitido y aceptable» para la opinión pública internacional. Con la ayuda de un ejército mediático, claro está. Es lo que sucedió nuevamente en Siria.
Hemos venido insistiendo en la necesidad de llevar a cabo un Diálogo de Generaciones como garantía de la continuidad histórica de la Revolución. Como complemento indispensable del mismo debemos promover la participación de todos aquellos que hemos adquirido experiencias durante el desempeño de responsabilidades en diferentes esferas, durante la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI, y los jóvenes que están asumiendo o asumirán plenamente esas tareas hasta bien entrado el presente siglo.
En época de Navidad se gastan en Miami millones y millones de dólares en la compra de productos procedentes de España. Todo tipo de turrones, avellanas, nueces, jamones, vinos, etc., se venden en esta ciudad en increíbles cantidades. Los comerciantes españoles hacen su zafra en ese período en los supermercados locales.
La anécdota que desempolvaré como pieza arqueológica, sucedió en años de esquemas y mecanicismos, cuando las distorsiones del pensamiento marxista en el esmeril de la praxis, llevaron a no pocas instituciones y personas en Cuba, a esgrimir la teoría revolucionaria como una fe revelada y escolástica; y no como el instrumento científico para conocer la realidad y transformarla, que pretendían el Genio de las barbas y su brillante colaborador Federico.
Tal parece, en estos tiempos, que hemos nacido de a dúos, tríos y hasta en partos múltiples. La sociedad puja el «nosotros» a puro grito de recién parida, y así lo asumimos, y a veces peor, nos lo creemos.
Sería simple si existiese justicia en Estados Unidos y conciencia de cuánto sufrimiento físico y moral ha derramado entre quienes considera «enemigos» y a quienes ha violado sus derechos humanos.
No sé si para contagiarme con su donaire sano, o para provocarme esas carcajadas que a él tanto lo alegraban, mi abuelo se sustraía de toda incredulidad cada vez que revelaba aquella estampa jocosamente criolla de su amigo Ñico, de la que pienso que el propio protagonista ha llegado a exagerar, al ponerle énfasis, con un disfrutable histrionismo, a lo ocurrido.