En un supermercado de la región alemana de Westfalen, un hombre pagó cuatro paquetes de tabaco con un billete de la inexistente denominación de 30 euros y, sorprendentemente, la cajera lo aceptó y le devolvió el cambio. El individuo no pensaba timar, solo le había hecho gracia la calidad del billetico pirata y quería mostrárselo a su mujer, pero lo tomó por error y, cuando se dio cuenta, era demasiado tarde: ahora es buscado por la Policía, que quiere saber cuántas copias puede tener la bromita.