La mayoría de los casos llegan a consulta por dolor en la zona testicular. Mediante palpación y observación se hace el diagnóstico clínico de varicocele, confirmado luego mediante ultrasonografía testicular
Se conoce como varicocele a la dilatación de las venas que acompañan al cordón espermático dentro del escroto cuando algunas válvulas dificultan el paso de la sangre y esta se acumula en determinados puntos. Como en las piernas, estas várices se hinchan y retuercen lentamente hasta que se detectan a simple vista. Pueden o no ser dolorosas y son más frecuentes en el lado izquierdo, aunque también se dan casos de varicocele bilateral.
La mayoría de los casos llegan a consulta por dolor en la zona testicular. Mediante palpación y observación se hace el diagnóstico clínico de varicocele, confirmado luego mediante ultrasonografía testicular Doppler color, técnica que además determina el volumen testicular y permite diagnosticar un varicocele subclínico (sin síntomas), del cual se sospecha cuando el paciente es remitido desde una consulta de infertilidad. En estos casos se orienta también un espermograma (estudio de espermatozoides).
Son más comunes entre los 15 y 25 años de edad y sobre todo a partir de los 18, cuando aumenta el nivel de esfuerzo físico asociado a la masculinidad. En edades adultas la súbita aparición de un varicocele puede deberse a otros trastornos más serios, como un tumor renal que bloquea el flujo sanguíneo en la zona.
Hay tratamientos médicos recomendados para revertir o paliar ese proceso de dilatación venosa, además de la actividad física moderada y el uso de suspensorios y vestuario adecuado (calzoncillos atléticos que recojan bien el escroto, no boxers).
Un caso se valora con criterio quirúrgico cuando el paciente refiere dolor agudo y continuado, si el análisis clínico apunta a un deterioro en la cantidad o calidad de los espermatozoides; si el ultrasonido sugiere una afectación considerable a la circulación sanguínea en la zona y por razones estéticas, cuando las venas son muy notables y se puede dañar la autoestima del paciente.
Esta cirugía se nombra varicocelectomía y entra en el campo de la Urología. Puede hacerse con anestesia local y dura apenas unos minutos. La incisión puede ser a través del abdomen o inguinal. Su meta es atar las venas comprometidas y desviar el flujo sanguíneo hacia las normales para reducir el riesgo de atrofia testicular y por ende de infertilidad a corto o largo plazos.
Cuando es una cirugía ambulatoria el paciente regresa a casa en el día. El éxito depende de la disciplina con que cumpla su reposo, orientado por un mes como mínimo, tiempo en que debe guardar reposo físico y sexual y caminar despacio solo tramos cortos. Los primeros días puede tomar analgésicos y usar compresas de hielo para reducir la inflamación y aliviar las molestias lógicas tras la manipulación en la zona. De modo preventivo a veces se prescriben tratamientos antibióticos o antinflamatorios.
Como parte del Consentimiento Informado se le explican al paciente las posibles complicaciones, muy raras en este proceder. Eventualmente se reportan infecciones o sepsis, formación de coágulos o ruptura de vasos sanguíneos y hemorragia escrotal. Ante cualquier síntoma debe regresar al hospital con urgencia.
Un corte involuntario del cordón espermático (que se extiende en el mismo saco junto a las venas) actuaría como una vasectomía involuntaria que impediría el paso de los espermatozoides hacia el exterior y por ende provocaría infertilidad, pero es muy remota la posibilidad de ese error porque ambos son muy distintos en cuanto a textura y colores.
El varicocele compromete la fertilidad, pero no la impide totalmente: por muy bajas que sean las probabilidades, basta que un espermatozoide llegue a la meta para que se produzca la fecundación, así que estos pacientes deben usar anticonceptivos si no están tratando de tener descendencia.