Según cuentan, los Estados Unidos tienen como destino manifiesto «iluminar» a la humanidad en sus ansias de libertad y emancipación.
Esta cuestión es la clave del mundo en que vivimos. El hemisferio occidental, desde Alaska hasta Chile, es el único que tiene posibilidades de salvar a nuestra especie de los peligros que la amenazan. A estos efectos, es indispensable hacer contacto con el pueblo norteamericano a fin de enfrentar la crisis que vive la humanidad.
Desde el mismísimo día en que el movimiento revolucionario cubano —dirigido por su Comandante en Jefe Fidel Castro— triunfó en Cuba, el Gobierno de Estados Unidos empezó a aplicar una política agresiva contra el mismo.
«¡De que vas a caminar, vas a caminar! Ya está bueno de cargarte». «Pero, niño, cómo vas a ser eso, cómo vas a rayar las paredes de la casa del vecino. ¿Tú no te das cuenta de que esa gente son como familia para nosotros?». «¡Qué susto! Cuando a mí me dijeron que te habías embullado con dos o tres muchachos del barrio a comerte unas semillas de piñón botija, que eso es venenoso, creyendo que era igual que la almendra, casi me da un infarto».
Como grandes cajas de regalo despiertan cada día muchas ciudades del país, envueltas en cuestionable y desagradable papel, no precisamente de celofán o cintas doradas, y sí con las más variopintas caligrafías, tipografías de letras, imágenes y propuestas.
Mi mamá cumplirá en octubre 65 años. Haberme traído al mundo cuando ella casi entraba en los 40 fue, mientras crecía, un trauma para mí.
El problema principal del debate entre ciertos cubanos radica en que desde sus inicios cambia de ropas, como Clark Kent cuando se desviste en Superman. De lo mesurado o lo enérgico transita a lo violento. Y el que va a responder un criterio yergue su pecho, alza la voz y declara para todo el orbe: Tú estás equivocado; soy yo quien tiene la razón.
Siempre he sido grande. Y no por el tamaño (quien me ha visto, lo sabe), sino porque me gusta asumir que no debo darles problemas a quienes conviven conmigo y que tengo el sagrado deber de resolverlo todo sola. Casi nunca lo logro, por supuesto. Pero me demoro bastante antes de gritar.
Latente en cada retazo de historia rebelde de esta Isla vive la mítica imagen que nos legó para siempre la guerrillera de la Sierra, la heroína incansable… la Celia nuestra.
La primera batalla del siglo XX en que un país colonial de la Vieja Europa fue derrotado por fuerzas de liberación nacional que utilizaron táctica convencional, significó un punto de viraje en la historia de las dos naciones involucradas: Vietnam, la heroica vencedora que salió cruelmente dividida y debió continuar otra guerra por su total liberación, y Francia, que inició ahí su decadencia colonial.