Contaba por estos días alguien de ganada autoridad en mi barrio, que unos niños fueron sorprendidos mientras intentaban zafar, pinzas en manos, las ruedas de contenedores nuevos para la basura.
Así le llamábamos los estudiantes universitarios al profesor y amigo que nunca envejeció. El profe Juan hace ya un año que se nos fue del Salón de los Mártires sin despedirse de su Escalinata de luchas, ni del bronce del Alma Máter que le sirvió de trinchera después de asaltar junto a Echeverría y otros muchachos la emisora Radio Reloj, aquella tarde de marzo de 1957. Y se fue así, sin despedirse porque él bien sabía que ya estaba sembrado como la ceiba de la Libertad en la tierra pródiga de la Universidad de La Habana.
Un buen número de los establecimientos cubanos que operan en moneda nacional parecen tener atrofiada la autoestima. Inadaptados a su contexto, dormitan en el regazo de la abulia. De la falta de iniciativas han fabricado un pretexto para rumiar frustraciones. Se parecen a esas personas que insisten en cotejarse con otros sin intentar hacerlo con ellas mismas.
La obsesión de Antonio Guerrero es su madre. Luego de 15 años encarcelado, y cuando Mirta ya tiene 81 años, ambos temen no tenerse si un día se logra poner fin a la injusticia. Madre e hijo se presienten.
Da por sentado que, por ser solo 60 centavos de vuelto, ella no va a recogerlo. ¡Qué ridícula!, ha pensado seguramente el dependiente porque aquella clienta extendió su mano esperando lo que le pertenecía.
Pero llegó, luego, la oscuridad con los invasores extranjeros. Alentados por la codicia llegaron hasta nuestro continente Abya Yala para someter a las naciones indígenas.
Por necesidad de salvaguardar el presente y el futuro, el tema de la integración latinoamericana está a la orden del día. Como una vitrina multicolor, la globalización neoliberal proyecta una falsa imagen de homogeneidad. Tras los deslumbrantes cambios tecnológicos, se ocultan brechas crecientes en lo económico, lo social y lo cultural. Muchos conmemoran la caída del muro de Berlín sin pensar en otros, más sofisticados, que se levantan en Palestina o en la frontera que separa a México de los Estados Unidos. La integración posible pasará por tratados comerciales y alianzas políticas. Partiendo de lo inmediato hacia el mediano plazo que se nos encima, tenemos que plantearnos nexos más profundos que nos atan y comprometen.
«Esta película está al revés», dice en un bocadillo hilarante un personaje de añejos muñequitos televisivos, y lo mismo podrían repetir muchos cubanos por la forma en que se trastocan asuntos esenciales —demasiado, diríamos— para el país y su destino.
En todos los lugares visitados en Ecuador hace ya casi un año, no vi una criatura tan desamparada y agradecida como Galo Alberto Medina. Su vida es trabajar al borde de las lagunas de albañales de Huaquillas, donde se levantan las ladrilleras más grandes del país sudamericano, en la frontera con Perú.
Una noticia mostrada a través de la red de salud de Cuba (Infomed), del Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, hizo que la Medicina cubana se vistiera de luto: el pasado 20 de septiembre falleció a la edad de 92 años el profesor Dr. Jaime Alemañy Martorell.