P.C.: Nunca he tenido relaciones sexuales, ni pareja. Cada vez que me acerco a una mujer, me rechaza. Tampoco me he atrevido con muchas. Soy tímido. No sé por qué. Tengo 30 años.
Es recomendable acudir a un sicólogo cada vez que no entendemos la manera en que logramos lo contrario de aquello supuestamente deseado. Advertir cómo logras hacerte rechazar debe ser el primer paso. Luego podrás analizar qué se te hace difícil e, incluso, qué rechazas tú de las relaciones sexuales al punto de terminar a solas contigo.
La repetición de los mismos acontecimientos indeseados suele guardar relación con las huellas de nuestra historia, devenidas formas de pensar, sentir y actuar. Estas pueden variar de una persona a otra. Por lo general, no nos damos cuenta de los mecanismos a partir de los cuales repetimos de manera renovada o enmascarada los mismos sucesos.
No podemos adivinar qué te sucede. Suele requerirse que cada quien escuche su decir en torno a su sufrimiento, para entender por qué algunos eligen a personas con el mismo rasgo de «desprecio», sin interesarse en las que pueden amarle, y otros evitan revelar cierto secreto vergonzante, y se defienden una y otra vez contra el riesgo imaginado, o viven con embarazo o angustia cuando se acerca aquello que buscan.
Todas las constelaciones humanas pueden encontrar maneras de enlazarse a otras. Feos y lindos, tímidos y extrovertidos, sanos y enfermos, ricos y pobres… Nadie es culpable de la mala suerte ajena, y hablar de que las mujeres o los hombres no sirven o cualquier otra generalización despectiva te devuelve al solitario lugar de partida.
Te invitamos a sostener esa pregunta hasta encontrar cómo extraer de ese rechazo tu estilo de armar lazos.