Adriana y Darién en una de sus presentaciones poético-musicales Autor: Andrés Castellanos Publicado: 12/05/2025 | 08:51 pm
Adriana Rivero Martínez y Darién Peña Prada son, en sí mismos, arte. Solo basta verlos e intercambiar unas pocas palabras con ellos para apreciar que se trata de dos seres muy especiales, que iluminan por donde pasan. Ella, actriz de profesión; él, poeta de oficio y vocación, han dado vida a un proyecto cultural que ya arriba a los diez años.
Aunque el arte los acopla y confabula, Adri (como le dice Darién) insiste en que en realidad es el amor lo que los une. Por ello, en 2015 crearon Callejas, proyecto editorial que diseña, edita y manufactura libros de poesía para regalar, cuya esencia es parte de su relación amorosa. «Tiene carácter de creación esculpida, es como un hijo», enfatiza ella. «Y yo creo que no se nos hubiera ocurrido por separado», añade Darién.
La idea surge a partir de un desafortunado incidente. Darién, licenciado en Ciencias Pedagógicas en Informática, trabajaba en un Joven Club de Computación. Movido por sus inclinaciones poéticas, en un disco duro asignado a los trabajadores del lugar empezó a acopiar materiales y obras de poetas (muchos eran libros que le prestaban y él los transcribía), hasta lograr conformar su propia biblioteca virtual, la cual perdió debido a un problema eléctrico que afectó los equipos de la instalación.
Ante tal suceso, decidió recuperar lo perdido, pero esta vez utilizaría como soporte el papel, por resultarle más seguro y duradero. Entonces, empezó a imprimir en formato folleto los textos, y como a Adriana siempre se le han dado bien las manualidades, pues a ella correspondió la tarea de encuadernar los folletos, en aras de su mejor conservación y para que estos no se traspapelaran. «El proceso fue tortuoso, pero disfrutable. Y, cuando eso ocurre, sabes que por ahí va tu camino», comenta emocionada.
Por las «Callejas» de Trinidad
Cuando decidieron llevar adelante la iniciativa, pensaron en qué nombre ponerle. «El proyecto es trinitario, por lo tanto, tiene que tener algo que lo identifique. Primó Callejas en alusión a las calles pequeñas de Trinidad, y su identidad visual también responde a eso», explica Darién.
«La idea era crearle a Trinidad un lugar en nuestra iniciativa, pues cada libro que hacemos es único en una urbe declarada Ciudad Artesanal del Mundo. Todo ese proceso creativo histórico, más la necesidad que nos nace a nosotros de no desatender otros aspectos de la vida en un lugar tan turístico, tan enfocado en la economía, nos hizo decidirnos por regalar los libros. No los convertimos en un producto económico. En la dinámica diaria de Trinidad, eso subvierte un poco la idea que tienen las personas de que hay que facturar. ¿Y la poesía dónde queda?», enfatiza Adriana, feliz porque el proyecto ha tenido una acogida hermosa.
Lo primero que hicieron fue una compilación de la obra del poeta trinitario Héctor Miranda. Poco a poco han ido creando colecciones, perfeccionando sus técnicas, equipos e instrumentos de trabajo, sorteando los obstáculos que se les han podido presentar y experimentando en su labor de diseño y manufactura; a lo que se han sumado familiares, amigos y colaboradores.
El arte como ser vivo
Para esta dupla, el período de la pandemia fue un momento de intensa y profunda creación. Darién, con el apoyo e impulso de su Adri, pulió sus habilidades poéticas y gestó sus libros Bestia contextual (premio Calendario de poesía, 2022) y Espuela de cristal (premio literario en poesía Fundación de la Ciudad de Santa Clara, 2023).
Además, como en 2019 adquirieron un bombo legüero (instrumento folclórico de origen argentino), comenzaron a innovar (Adriana tocaba y Darién leía sus poemas), y dieron rienda suelta a su idea de que las presentaciones de los libros del proyecto se hicieran de una manera diferente, más atractiva.
De este modo, a Callejas le nació otra vertiente. Performance musical, poemaciones, recital poético son calificativos que pueden definir esta nueva arista, en la que con gran fuerza teatral se imbrican la canción, el poema y los instrumentos. Adriana es la encargada de montar los espectáculos, los cuales —al igual que la iniciativa editorial— por su aceptación se han ido quedando. Ambos concuerdan en que «son las personas las que han hecho que el proyecto crezca y continúe».
«Estos procesos surgen en tiempos distintos, pero no separados. Las presentaciones performáticas de Callejas nacen de la necesidad de promover los
libros. Nos hemos dado cuenta de que el arte es como un organismo vivo, que, a pesar de que uno tenga propósitos y metas, este tiene su camino propio, su vida propia y se va imponiendo en la medida en la que uno crea el contacto con la sociedad», afirma Adriana.
Cada ejemplar de Callejas es único. Este proyecto cultural-editorial es prueba de que no se necesitan muchos recursos para crear belleza. Foto: Víctor Pando González
«Nos hemos decantado mucho por los instrumentos percutivos, porque es bastante común la lectura del poema acompañada de una guitarra. Esto nació intuitivamente. Nosotros siempre estamos llamándonos a ir hacia atrás y la poesía antes era cantada; tiene un ritmo muy específico y eso de ponerle encima un instrumento percutivo la hace alcanzar otro tipo de sonoridad», acota Darién.
Asimismo, como parte de su estética artística —en la cual han influido mucho la música folclórica latinoamericana y la trova cubana— se han propuesto experimentar con instrumentos poco conocidos en la isla, como la caja chayera (familia del bombo) y la quijada de burro (típico de la cultura afrocubana).
Ello recubre a sus actuaciones de un halo místico, en el que Adriana se descalza (Darién en broma dice que es porque está loca), incluso cierra los ojos, para sentir, a la par del compás del bombo, el latir del corazón de la tierra y conectar con ella, y así sumergir a sus espectadores en un viaje sin retorno por el maravilloso universo cultural que es Callejas.
La chispa de la creación
En nuestro paso por la vida hay cosas que llaman poderosamente nuestra atención y yacen en algún lugar del subconsciente, hasta que un día salen a relucir. Así ocurrió con el surgimiento de Callejas.
En 2014, en la Feria Internacional del Libro de La Habana, quedaron impresionados con el trabajo de la editorial holguinera Papiro. Aunque la primera en hacer libros manufacturados fue Ediciones Vigía, de Matanzas, conocieron primero a Papiro y lo que hacían les pareció hermosísimo. «Eso fue una buena chispa y un empuje al trabajo creativo nuestro», aseguran.
En cuanto a la arista poético-musical, la chispa que avivó la llama fue el dueto ocasional que conformaban los holguineros José Luis Serrano (poeta) y Fernando Cabreja (trovador). «Cuando ellos se juntan, hacen un trabajo que es espectacular: las voces se mezclan y uno interrumpe al otro, la poesía va por encima o al mismo nivel auditivo de lo que se está cantando», rememora Darién.
Callejas, mucho más que un proyecto cultural, es una manera poética de ver y vivir la vida, de crear y compartir belleza, de lidiar con la realidad, expandir nuestras posibilidades e imaginar nuevos mundos; pero siempre, siempre, de la mano de la poesía, que transforma y nos hace sentir más libres.