Este podría ser un gran titular para los medios del corazón que hacen del chisme toda una pirotecnia de la espectacularidad fatua. Que el héroe de la República de Cuba y uno de los cinco cubanos presos injustamente en cárceles norteamericanas ande con dos novias del brazo y no se esconda, podría ser noticia de primera plana en cualquiera de esos diarios que, a dentelladas mediáticas, han tratado de ocultar la verdad de la causa y la lucha antiterrorista de estos hombres quienes, tras las frías y duras rejas del imperio, han sabido ser la indoblegable Cuba resumida en cinco sencillas vidas, en cinco puntas de una estrella que pone alma a la fidelidad de un pueblo.
Puerto Rico se movilizó el miércoles 29 de mayo en un escenario de celdas improvisadas en San Juan, Arecibo, Caguas, Mayagüez y Ponce. Por minutos, se encerraron los participantes en una jornada de denuncia y clamor de libertad que llamaron «32 por Oscar».
Daría cualquier cosa por pasarme un día entero sin fumar. ¡Ni una bocanada! Sé que es un vicio difícil de eludir, pero no quisiera, en lo que me resta de vida, ser otra esclava del supuesto encanto antidepresivo del cigarro.
No hablaré de la naturalidad inherente al concepto de lo espontáneo, ni de la sencillez con que el espontáneo —casi siempre— asume su proyección, bien recibida y agradecida por muchos.
El África de mañana debe tener, entre sus principales cimientos, el de la unidad continental y el rescate de su identidad, tan maltratada y vulnerada por el discurso racista hegemónico. Cuando Kwame Nkrumah, Gamal Abdel Nasser y Modibo Keita, entre otros líderes del continente, firmaron el 25 de mayo de 1963, la carta constituyente de la Organización de la Unidad Africana (OUA), devenida en julio de 2002 en la Unión Africana (UA), muchos de sus países estaban aún bajo el dominio colonial.
GUÁRICO, Venezuela.— Pasamos, en fila, ante la mirada curiosa de todos ellos. Íbamos con recelos justificados porque, al fin y al cabo, estábamos en una cárcel.
El asesinato en plena calle de Londres del soldado británico Lee Rigby me ha traído a la memoria aquel verso del poeta español Ramón de Campoamor que dice: «En este mundo traidor/ nada es verdad ni mentira/ todo es según el color/ del cristal con que se mira». Y me lo trajo a la mente haber visto la reacción tan profunda de dolor que ha traído a la opinión pública, tanto de Europa como de Estados Unidos, este hecho grotesco.
Subsisten agujeros negros en el gran relato histórico de las artes y las letras en Cuba. La respuesta simple al problema consiste en atribuirlo todo a la existencia de formas de censura. En verdad, la razón más profunda se encuentra en la desidia intelectual consistente en acomodarse al recorrido por los caminos trillados, en reconocer como válido el conocimiento transformado alguna vez en estereotipo y acomodarse a las modas implantadas en el mercado del saber utilizando las herramientas teóricas a modo de apretado corset, nunca como estímulo a nuevas interrogantes. Mientras tanto, los archivos descansan en la paz de los sepulcros devorados por el polvo.
Borges, el polémico, el a veces repudiado y citado o leído Jorge Luis Borges, confesó en un breve relato titulado El remordimiento el único pecado que quizá él, tan severo, haya cometido: no ser feliz. ¿Y puede uno ser culpable de no alcanzar la felicidad? ¿Depende absolutamente de la persona? ¿Es completa, única, constante?
Quizá Reshma Begum dio la costura final a la camisa marca Dockers «Made in Bangladesh» que hoy exhibo. Quizá sus manos la envolvieron en celofán, mucho antes de que se desvencijara el pasado 26 de abril, en ese país acuoso, el edificio Rana Plaza, hacinado de plantas textiles, de advertencias de derrumbe y de obreras desechables.