Casi concluye uno de los meses en los que, con más sano orgullo, celebramos nuestra cubanía, identidad, cultura patria, y se nos reafirma, inevitablemente, de dónde venimos y hacia dónde vamos, pero sobre todo se nos convoca a reflexionar sobre lo que debemos a toda costa seguir defendiendo.
Si me preguntaran qué imágenes de Camilo Cienfuegos prefiero, tengo que confesar que me estremecen las que me acercan a lo que considero su esencia. Me quedo con aquellas en las que se nos presenta con su larga cabellera, su sombrero alón, con un brillo inigualable en sus ojos y una gran picardía en su mirada, siempre expectante, atrevido, observador. Pero más que todo, me quedo con su sonrisa.
La realidad nos tiene acostumbrados a vivir bajo el signo de las comparaciones a las que somos sometidos desde el mismísimo momento en que nacimos. ¿Son si para bien o para mal?
Laura tiene 19 años. No estudia ni trabaja. Vive en La Pedrera, comunidad rural al borde de la carretera que lleva a Trinidad. Su madre y abuela son amas de casa y, como vía para llevar el plato de comida a la mesa durante algunos meses, van hasta Banao, a unos cuántos kilómetros de ahí, a sembrar ajo. Laura se resiste a hacerlo, aunque no conoce de otras opciones en su localidad para ingresar economía a su bolsillo y al de la familia.
No sé cuántas bombas cayeron anoche sobre la enjuta Franja de Gaza. Da lo mismo el número, una sola debiera bastar para que el mundo entero se indigne. Leo un titular estremecedor: más de 5 000 muertos y casi 20 000 heridos en 17 días, víctimas del genocidio israelí.
Quedé atónita cuando vi a Eliseo Diego, a Herminio Almendros, a Óscar Wilde, a Leo Brower y a otros, tirados a los pies de un contenedor de basura, envueltos en ella, abandonados. Ahí estaban y algunos pasaban cerca y ni los miraban, aunque los aguacates maduros y los cascarones de huevo los cubrían.
Sin embargo, todos estaban e...
La locura tiene sus cosas. A veces los locos dicen o hacen algo que ponen a pensar a los cuerdos. Son los casos en los que uno se queda mirando y piensa: «¿Estará “fundío“ de verdad?»
El genocidio es un término que nos remite, sin lugar a dudas, a uno de los capítulos más oscuros de la historia de la humanidad. Es un acto de barbarie y crueldad extrema que ha dejado cicatrices imborrables en la memoria colectiva de diferentes comunidades y países.
Los dibujos y marcas pictográficas en la superficie del cuerpo humano tienen su origen hace más de cinco mil años. Las civilizaciones antiguas los empleaban con fines religiosos, médicos, culturales e incluso como método de defensa o caza.
Cuatro son, a mi juicio, los elementos fundamentales que hacen al buen periodismo en nuestro país: profesionalidad, audacia, compromiso y una política informativa eficaz. En los cuatro no ha faltado el aporte del Instituto Internacional de Periodismo José Martí (IIPJM). Dirigido por destacadas personalidades cubanas de la comunicación y el periodismo: Vera, Yasell, El Guille, Moltó y hoy Ariel, este eslabón de la formación y superación de los periodistas cubanos ha enriquecido su bien ganado prestigio como centro para la superación periodística.