Seis grupos musicales derrochaban adrenalina en un escenario de la ciudad de Pinar del Río. El público coreaba en un inglés insular temas de Sepultura, Metálica y otras bandas clásicas del rock mundial. Era el metal extremo una sensación común, un gusto que llevó a los presentes a asumir como propio el espectro de un fenómeno que, aunque cuenta con muchos seguidores en Cuba, se manifiesta de forma underground (subterránea).
El tiempo, en ocasiones, se nos hace corto. Pretendemos hacer mucho y cuando no lo conseguimos, nos quedamos con un sabor a inconformidad que obliga a empezar de nuevo.
Buena Fe tiene la virtud de crear canciones con pegada. Letras que hacen reflexionar y que nos acompañan en el tarareo íntimo ante las situaciones más inéditas. Muchos coincidirán en que un estribillo con «swing» pertenece a esa canción, que a cada rato escuchamos en boca y dice: «La culpa.../la maldita la culpa.../no la tiene nadie...».
Después de los recientes triunfos del Gobierno cubano en el campo diplomático, la ultraderecha cubanoamericana de Miami se ha quedado con la boca abierta, perpleja y sin palabras o, lo que es peor, hablando boberías. Si estuviéramos refiriéndonos a esta situación en términos beisboleros, tendríamos que describir el partido en la forma siguiente: los revolucionarios de la Isla les dieron súper nocaut en el quinto inning a los cavernícolas de Miami.
Se dan en la vida verdadera —esa que ya sabemos suele discurrir humilde, silenciosamente, y que está hecha de un sinfín de cosas pequeñas— sucesos que pueden sacudirnos. Quiero por eso compartir esta estampa que parecía leve, tan inocente, y que sin embargo llevaba debajo de sí corrientes muy hondas y fuertes, alusivas a nuestras necesidades y circunstancias de hoy:
Él se cree capitalista. Pero trata de disfrazar sus intenciones proclamándose defensor de la justicia y el bien común que distinguen al socialismo.
Hay un detalle. Un ínfimo detalle que si dejara de mencionar, mi historia entera carecería de sentido, o al menos cobraría otro. La chica era rubia, teñida, aclaro, pues cuando uno acude al tinte —a ese en específico— renuncia, según los cánones y estereotipos impuestos por la TV (gracias al «vidrio» me limpio de culpas), a todo asomo de raciocinio elemental.
Ser madre constituye una de las más lindas bondades ofrecidas por la naturaleza a la mujer. Desde niñas nos imaginamos cómo serán los hijos, los nombres que les pondremos y qué tan bien los educaremos, y mientras jugamos a las casitas asumimos el futuro rol.
Creo que nunca hubo una época tan revuelta en los ámbitos social, sexual, económico y político en Estados Unidos, como la década de los 60 del siglo pasado. Los que vivimos aquellos años en este país pensábamos que estábamos abocados a una guerra civil o a un cambio radical de las estructuras sociales y políticas de esta nación.
Mientras algunos aspiran a que la actualización en marcha en el país les sirva de plataforma para erigir su propio Olimpo de privilegios, Raúl acentuó en Santiago de Cuba que en la Revolución, a sus 55 años y hacia el futuro, solo es posible ascender al pueblo.