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Trump define que su guerra es con China

Autor:

Juana Carrasco Martín

EL presidente Donald Trump ha mostrado sus cartas, o con exactitud, sus armas económicas de chantaje y presión, y revelado quién es su enemigo prioritario, al que intentará aislar y derrotar, China, la nación gigante que lleva años desarrollándose desde la paz, la producción en todos los segmentos, buscando y logrando el bienestar de su pueblo, y avanzando por una ruta de compartir beneficios con el resto del mundo.

El mandatario estadounidense aumentó los aranceles a China al 125 por ciento el miércoles, y al mismo tiempo arreció una campaña manipuladora en los medios y las redes, con declaraciones suyas y de su equipo, para pretender desacreditar a la que en realidad se ha convertido con esfuerzo, trabajo y perseverancia en la economía más grande del mundo, aunque todavía no se le declare como tal y se siga diciendo que es la segunda.

Su intención es aislarla, de manera que la Casa Blanca anunció una pausa de 90 días para los llamados «aranceles recíprocos» con que arremetió contra todos y se ha concentrado en China. Ciertamente ha obtenido una pírrica respuesta inmediata a su favor: las Bolsas mercantiles y financieras tuvieron un repunte, al tiempo que también informaba de otra andanada contra Beijing, lanzada por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, otro de los multimillonarios en la comitiva de la plutocracia, con un capital declarado de al menos 521 millones de dólares, quien dijo están considerando expulsar a las empresa chinas de los mercados estadounidenses.

Medios estadounidenses señalaban que 286 empresas chinas cotizan en las bolsas de valores estadounidenses y destacaban Alibaba, uno de los minoristas y operadores de comercio electrónico más grandes del mundo.

Bessent afiló el verbo con despiadadas falsedades: «Creo que es lamentable que los chinos no quieran venir a negociar porque son los peores infractores del sistema de comercio internacional», afirmó. «Si China empieza a devaluar —refiriéndose a una supuesta actuación china en los mercados bursátiles—, eso representa un impuesto para el resto del mundo, y todos tendrán que seguir aumentando sus aranceles para compensar la devaluación. Por lo tanto, les insto a que no lo hagan y a que se sienten a negociar» declaró.

Bessent no se contuvo y dijo: «Esto fue impulsado por la estrategia del presidente». «Él y yo tuvimos una larga conversación el domingo, y esta fue su estrategia desde el principio». «Incluso se podría decir que puso a China en una mala posición. Respondieron. Han demostrado ser los malos actores», añadió para definir la situación en la que China no se plegó a la coacción y exigencia global estadounidense.

En realidad, China nunca ha dejado de observar la importancia de las conversaciones y las negociaciones en las relaciones internacionales, aunque los altos funcionarios estadounidenses quieran hacer ver lo contrario.

Este miércoles, la Oficina de Información del Consejo de Estado de China publicó el un libro blanco para describir la posición de esa nación sobre asuntos económicos y comerciales con Estados Unidos, y precisamente destaca la importancia de un principio que Beijing mantiene en sus relaciones y negociaciones con cualquiera: se deben basar en el respeto mutuo y la cooperación mutuamente beneficiosa.

CGTN, al brindar la información sobre el libro blanco, titulado »Posición de China sobre algunos asuntos relativos a las relaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos», conformado por seis capítulos, afirma que este enfatiza que las relaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos «son de gran importancia no solo para ambos países, sino también para la estabilidad y el desarrollo de la economía global. Sin embargo, en los últimos años se han observado crecientes interrupciones en la cooperación bilateral, principalmente debido al creciente unilateralismo y las políticas proteccionistas de Estados Unidos».

Afirma el significativo documento que China no busca un superávit comercial y que ambas partes se han beneficiado sustancialmente de la cooperación económica y destaca los esfuerzos chinos para implementar la primera fase del acuerdo económico y comercial entre China y Estados Unidos, que incluyen el fortalecimiento de la protección de la propiedad intelectual, la prohibición de las transferencias forzadas de tecnología, la ampliación del acceso al mercado de alimentos, servicios agrícolas y financieros, y el mantenimiento de una comunicación práctica con la parte estadounidense.

«El libro blanco —apunta CGTN—, también subraya la adhesión de China a los principios del libre comercio y a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Detalla el progreso de China en la mejora del cumplimiento de la política comercial, el cumplimiento de los compromisos de reducción arancelaria, la concesión de subsidios dentro de las normas internacionales y la optimización continua del entorno empresarial», lo que no es óbice para que critique a EE. UU. por violar elementos del acuerdo de fase uno, incluyendo la ampliación de las definiciones de seguridad nacional, el uso excesivo de los controles de exportación y la imposición de aranceles recíprocos, acciones que socavan gravemente el desarrollo sano y estable de las relaciones económicas bilaterales, y concluye con un llamamiento a la resolución de disputas mediante el diálogo y la cooperación basados en la igualdad y el beneficio mutuo.

Quizás sería saludable para un mundo que ahora navega en total incertidumbre gracias a las pretensiones de dominación unilateral de la oligarquía estadounidense, que el señor Donald Trump bajará la altanera mirada y asumiera la recomendación que hace el libro blanco de China: «La historia ha demostrado que la cooperación beneficia a ambas partes, mientras que la confrontación resulta en pérdidas mutuas», y asuma lo que es instancia para un mundo de mejor equilibrio: el respeto mutuo, la coexistencia pacífica, la cooperación mutuamente beneficiosa, una relación económica no solo chino-estadounidense, también para una globalidad estable, sana y sostenible.

El tema requiere de más de un análisis, está en pleno desarrollo y habrá que seguirlo… y tener en cuenta que el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Lin Jian, declaró: «La intimidación, la amenaza y el chantaje no son la forma correcta de relacionarse con China».

Y continuó: «Permítanme recalcar una vez más que las guerras comerciales y arancelarias no tienen ganadores, y el proteccionismo no conduce a ninguna parte. Los chinos no somos buscapleitos, pero no nos acobardaremos cuando surjan problemas» (…) «Si EE. UU. decide no preocuparse por los intereses de EE. UU., de China y del resto del mundo, y está decidido a librar una guerra arancelaria y comercial, la respuesta de China continuará hasta el final».

Y Trump parece que solo conoce de acoso y unilateralismo como formas de relacionarse.

«Se trata de una medida típica de unilateralismo, proteccionismo y acoso económico ampliamente rechazada por la comunidad internacional», aseveró.

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