Fidel combinó la teoría con la práctica revolucionaria y nos legó una obra monumental levantada contra viento y marea. Muchos dicen que quizá uno de los elementos más admirables de su obra fue la construcción de la unidad entre los revolucionarios cubanos, y contribuir también a ella tanto en el Movimiento de Países No Alineados como en todos los foros internacionales, frente a las fuerzas hegemónicas.
Luego del triunfo de 1959 él fue armando, con una paciencia infinita y habilidad notable, la unidad de la fuerza revolucionaria.
Había un viejo Partido Comunista al que siempre reconoció por su trayectoria de lucha admirable bajo la tiranía, pero también había otras fuerzas revolucionarias con prejuicios anticomunistas, y él fue construyendo la unidad entre todos los que habían luchado contra la dictadura, independientemente de que desde el punto de vista ideológico no hubiera una homogeneidad.
Él construyó ese consenso y así nació el Partido Comunista de Cuba. Es una de las facetas de su obra que más hay que admirar y estudiar, porque esa es una de las tragedias que tiene la izquierda hoy, pues con mucha facilidad se quebranta la unidad y con mucha dificultad se construye un frente unido.
La derecha se une, se convierte en una fuerza fascista y avanza contra los pueblos sin piedad. Es importante que la izquierda tenga en cuenta esa lección que nos dejó Fidel, de que hay que unirse, dejar las discusiones colaterales, los protagonismos y unirnos para luchar contra el adversario.
Después del derrumbe del socialismo en Europa, en un momento en que la gente de izquierda cayó como en una especie de shock, muy desconcertada, el coro neoliberal cantaba el triunfo del mercado como la fuerza ciega que iba a poner orden. En ese momento en que la izquierda estaba confundida y desmoralizada en muchos casos, Fidel unió al pueblo de Cuba, lo llamó a combatir.
A Fidel hay que leerlo y releerlo porque siempre encontraremos en él respuestas iluminadoras sobre lo que está ocurriendo o puede ocurrir. Hay que evitar que su pensamiento esté en una vitrina o en un anaquel porque es un hombre que pertenece al presente y al futuro.
(Fragmento de la intervención en el panel dedicado a Fidel en el Foro Mundial por la Paz. La Habana, 25 de noviembre de 2020)