Los comentarios que ha formulado la extrema derecha norteamericana y, por ende, la anticubana derecha de Miami, sobre la famosa caravana de migrantes que se acerca a la frontera sur de Estados Unidos me trae a la memoria aquel verso del poeta Campoamor en el que dice: «Y es que en el mundo traidor/ nada hay verdad ni mentira, /todo es según el color/ del cristal con que se mira».
Y me trae a la memoria aquel verso, porque cuando hace más o menos dos años, cubanos que habían salido legalmente de Cuba y que estaban residiendo en diferentes países de Sudamérica comenzaron a avanzar por Centroamérica con la idea de llegar a Estados Unidos para allí poder acogerse a la famosa ley de Ajuste Cubano, esa derecha anteriormente mencionada hacía declaraciones sobre una supuesta crisis humanitaria, debido a que aquellos cubanos venían huyendo, según ellos, de la «dictadura comunista cubana», y que aquellos compatriotas solo tenían el deseo de llegar a «tierras de libertad» para encontrar el famoso sueño americano.
Muy selectivamente, las mismas personas que calificaban a los cubanos en Centroamérica de ser personas que perseguían el sueño americano, ahora declaran acusatoriamente a los migrantes que se acercan a la frontera con México de ser una banda de ladrones, delincuentes, narcotraficantes y enfermos que vienen exclusivamente con la idea de asesinar, robar y enfermar a los ciudadanos de este país. ¿Qué les parece? Una crisis humanitaria en un caso y una invasión de delincuentes en el otro.
En esa caravana vienen los que durante años han estado viniendo, personas que huyen de la pobreza en busca de mejores condiciones de vida. La constante corriente de migrantes nunca se ha parado. La diferencia es que en estos momentos se han juntado para hacer el trayecto en grupos más numerosos, quizá con la idea de darle más difusión a su intento de llegar a Estados Unidos, y es la que han recibido, pero no una difusión compasiva como la de los cubanos de hace dos años, sino una negativa y demonizada.
Esas personas que llegan y los que por años han estado llegando, vienen de países en donde existe todo lo que, desde el mismo día del triunfo de la Revolución, le han pedido a Cuba: pluripartidismo, economía de mercado, democracia representativa, con elecciones cada cuatro años, libertad de prensa, etc. Y si existe todo eso en sus países y si implantándolo se resuelven todos los problemas, hay que preguntarse, ¿por qué emigran? ¿Por qué abandonan el paraíso que debería existir en sus países ya que su sistema social, económico y político es el que, según la derecha, debe de prevalecer en todas las naciones para que exista progreso, riqueza y desarrollo social?
Evidentemente, el que exista pluripartidismo no resuelve nada, pero sí crea mucha politiquería, corrupción y demagogia. El que exista libertad de prensa solamente garantiza que los que tienen dinero puedan controlar los medios de comunicación para defender sus intereses. El que crea que hay que dejar que el mercado lo regule todo, sino está soñando, al menos está durmiendo, ya que hasta en los países más desarrollados existen mecanismos de control sobre este. La democracia representativa ha demostrado, una y otra vez, que a la larga no representa a nadie. Aunque, bueno, sí representa a los sectores que de una forma u otra controlan el poder, ya sea el ejército, la oligarquía o los partidos políticos.
Los pobres infelices que vienen en caravana para Estados Unidos fueron cogidos como bandera de campaña electoral por la derecha republicana. El Presidente se cansó de meterles miedo a los electores, diciéndoles que se acercaba una verdadera invasión de maleantes, con la idea de que acudieran a las urnas en apoyo de los candidatos del Partido Republicano. Tan fue así que, desde el mismo día de las elecciones, el hombre dejó de hablar de los peligros inminentes que representaba la llegada de la caravana. Hasta el ejército fue movilizado a la frontera y allí esta parte de la tropa esperando que lleguen los supuestos invasores desarmados.
El control de las fronteras de un país es normal y es un deber que tiene el Gobierno. Es verdad que nadie tiene el derecho de entrar ilegalmente en una nación que no es la suya, pero lo que sí no debe hacerse es politizar la inmigración y dejar entrar a unos y no dejar entrar a otros, solamente porque le convenga políticamente.
Ni ahora, después de haber sido abolida la política de pies secos, pies mojados, los cubanos están sujetos al mismo trato que los otros pueblos de Latinoamérica, ya que aun existe la famosa Ley de Ajuste Cubano, que nos hace diferentes y que nos privilegia solamente por motivos políticos ¿Por qué? Ah porque, y hay que volver a la poesía, «todo es según el color del cristal con que se mira».