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Un centro que crece, aporta y apuesta por los jóvenes

El Centro de Bioactivos Químicos se constituyó el 4 de diciembre de 1990, como resultado del impulso que dio Fidel a la ciencia en el país

Autor:

Mónica Sardiña Molina

SANTA CLARA, Villa Clara.— La noticia del pronto inicio de un ensayo clínico fase III, para evaluar la eficacia y seguridad del Dermofural® ungüento 0.15 por ciento como antibacteriano para el tratamiento de infecciones leves asociadas a la úlcera del pie diabético llamó la atención sobre el quehacer del Centro de Bioactivos Químicos (CBQ), una de las instituciones protagonistas de esta hazaña de la ciencia cubana en función de la salud.

Dicha entidad, ubicada en el campus de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV), es la encargada de obtener la furvina, ingrediente farmacéutico activo con el cual se produce el medicamento, en la Empresa Laboratorio Farmacéutico Roberto Escudero, perteneciente al grupo BioCubaFarma.

El Dermofural® confirió al centro el primer registro de uno de sus productos para uso humano, en 2007, y permaneció en el Cuadro Básico de Medicamentos desde 2008 hasta 2016, para el tratamiento externo de infecciones producidas por dermatofitos (hongos).

De acuerdo con la MSc. Yenni González Lugo, jefa del grupo de Registros y Ensayos clínicos del CBQ, y del proyecto territorial de gestión y supervisión de este ensayo clínico fase III, dadas las evidencias experimentales de la actividad antibacteriana de la furvina, se decidió corroborarla en la práctica médica, para volver a incorporar el fármaco al cuadro básico. 

Una vez que culmine el estudio con una respuesta satisfactoria de los pacientes, podría llegar a las farmacias cubanas un producto nacional que responde a una doble indicación (fungicida y bactericida), y que impactará de manera positiva sobre la calidad de vida de personas que padecen una de las complicaciones más comunes de la diabetes mellitus.

Templo de ciencia 

El Centro de Bioactivos Químicos es una Entidad de Ciencia, Tecnología e Innovación (ECTI) subordinada al Ministerio de Educación Superior (MES). Se constituyó el 4 de diciembre de 1990, como resultado del impulso que dio el Comandante en Jefe a la ciencia en el país, y sobre la base de una labor investigativa de años, que se nucleó en el Grupo Multidisciplinario de Aplicación de Bioactivos Furánicos, integrado por profesores, investigadores y técnicos de varias facultades de la casa de altos estudios.

Incluye una planta de producción, un área biológica y un área química, y tiene como misión desarrollar, producir y comercializar productos con acción biológica para ser utilizados en las esferas humana, veterinaria, agrícola y en la construcción, así como brindar servicios científico-técnicos de alto valor agregado.

En 2010 el centro adquirió personalidad jurídica propia y se independizó de la UCLV desde el punto de vista económico. Sin embargo, su directora de investigaciones, la MSc. Mirleida Santos Marcelo, aclara que mantiene relaciones de trabajo, investigación y docencia con las mismas áreas que le dieron origen: las facultades de Química-Farmacia y Ciencias Agropecuarias. La colaboración se extiende a las de Matemática, Física y Computación; Ingeniería Mecánica e Industrial, entre otras, con una activa participación de los miembros del claustro en programas doctorales, maestrías y cursos de superación y capacitación.

Asimismo, el CBQ constituye una unidad docente, abierta a las carreras de Licenciatura en Química, Licenciatura en Ciencias Farmacéuticas, Ingeniería Química, Medicina Veterinaria y Licenciatura en Biología, por la relación que guardan algunas de sus materias e investigaciones con la actividad del centro.

Al indagar sobre los principales productos desarrollados y mejorados durante casi 35 años, la furvina —que se obtiene por síntesis química en la planta de producción propia— se alza como reina. Por sus propiedades antifúngicas y antibacterianas de amplio espectro, constituye el ingrediente farmacéutico activo de varios productos de acción biológica: el ungüento oftálmico Furvinol®, para uso veterinario; el ungüento dermatológico Dermofural®, para uso humano, y el Vitrofural®, utilizado en la producción de vitroplantas, en la esfera agrícola. Este último se comercializa en todo el país y constituye un rubro exportable, que permite adquirir los recursos necesarios para continuar la labor investigativa.

Otra de las líneas de investigación se centra en productos con acción biológica obtenidos por vía natural, como extractos y tinturas hidroalcohólicas derivados de propóleos (COSMELIPON® y CBQ-PROPOL®), y otros de origen microbiano, resultantes de procesos fermentativos (CBQ-AgroG® y CBQ-VTC®, usados en la agricultura y la construcción, respectivamente).

Los servicios científico-técnicos incluyen ensayos analíticos para evaluar la calidad de las aguas, estudios toxicológicos y ecotoxicológicos.

Santos Marcelo explica que todas las investigaciones se insertan dentro de proyectos. Entre los asociados a programas, cuentan con uno nacional, uno territorial y otro sectorial, y los que no se asocian a programas responden, por ejemplo, a la formación doctoral del claustro. De igual manera, desarrollan proyectos que satisfacen demandas empresariales y permiten captar ingresos para el centro. 

«Contamos también con dos proyectos de desarrollo local impulsados por el Gobierno municipal de Santa Clara. Uno está relacionado con la furvina y el otro, con el montaje de una planta para obtener el aceite de hígado de tiburón y aprovechar sus propiedades en diferentes usos.

«Necesitamos insistir más en la búsqueda de relaciones y proyectos internacionales que aporten otros recursos e impulsen las investigaciones. Resulta complejo, pero tenemos potencialidades para ello y hay que seguir explotándolas. Estamos afectados, como casi todos los centros, en cuanto a los recursos humanos, pero hacemos un gran esfuerzo para seguir adelante», añadió la Directora de Investigaciones del CBQ.

Otra enhorabuena reciente para los trabajadores de la entidad resultó el reconocimiento como Vanguardia Nacional, por tercer año consecutivo, aunque en momentos anteriores tuvieron una racha de más de una década alcanzándolo. 

El MSc. Yaidel Quiñones García, investigador dedicado a los ensayos químico-físicos para evaluar la calidad de las aguas, comparte la pasión por la
Química analítica con la responsabilidad como secretario del sindicato.  

«Trabajo aquí desde 2010 y me encanta lo que hago. Casi todos los días salgo de noche del laboratorio. Quizá por eso me resulta más fácil el trabajo sindical. Estamos muy contentos con la condición de Vanguardia Nacional, porque ha sido el resultado del esfuerzo de todos en momentos muy difíciles», comentó.

El futuro científico

Una joven de figura menuda desanda con agilidad los largos pasillos del CBQ, coronada por rizos que desafían todo protocolo científico. Parece una estudiante en plenas prácticas laborales; pero la jovialidad con que trata a sus colegas y las responsabilidades que le han asignado apenas se incorporó a la entidad, le conceden aires de veterana. 

Es Amanda Ivet Rivero Arbolay, la mejor graduada de su facultad en el año 2023, con Título de Oro y Premio al Mérito Científico. Renunció al otorgamiento directo de la Licenciatura en Química por sus resultados como estudiante de concurso en el preuniversitario, y realizó los exámenes de ingreso a la Educación Superior para estudiar Ciencias Farmacéuticas. 

Si bien no pudo dedicarse a la docencia a tiempo completo, como quería al principio, encontró en el CBQ una oportunidad para la realización profesional y personal. Por su currículo, le propusieron una investigación doctoral vinculada con el desarrollo de nuevas formulaciones tópicas a partir de la furvina, amparada por la primera beca de BioCubaFarma que se otorga en la provincia.

«Desde que estaba en 3er. año, me atraían los productos que desarrollaban aquí. Me siento genial en un colectivo tan unido, la superación ha sido continua y estoy vinculada con una industria competitiva. ¿Qué hay que mejorar? En todos los lugares hay que mejorar, pero me satisface aplicar lo que estudié. 

«El inicio como documentadora en el área de Aseguramiento de la Calidad me ha servido para exigir el rigor de mis investigaciones y me ha dado una visión general de la industria farmacéutica. 

«La beca doctoral está diseñada para trabajar aquí primero y continuar en La Habana con el desarrollo de la forma terminada. Estamos en la parte inicial y hay muchísimo que hacer, porque es una responsabilidad muy grande. Se trata de un nuevo medicamento que tendrá que pasar todos los controles establecidos para luego comercializarse y beneficiar a las personas. No dependerá solo de mí, sino de un equipo multidisciplinario con experiencia que trabajarán en el tema. Nunca me imaginé llegar a este punto tan pronto», confiesa la joven investigadora.

Mirleida Santos Marcelo explica que, en aras de asegurar recursos humanos, sobre todo, jóvenes, desde el pasado año han contratado a estudiantes a tiempo parcial, siempre en horarios contrarios a la docencia y con la autorización de la dirección de la facultad a la que pertenecen. A la vez que enriquecen su formación, pueden realizar el trabajo de diploma en la entidad y se benefician económicamente como trabajadores.

Liliana Pérez Yero, quien cursa el 3er. año de la Licenciatura en Ciencias Farmacéuticas, se acercó junto a una compañera de aula que estaba interesada en esta modalidad de empleo y en una posterior ubicación laboral. Terminó atraída por la oportunidad y, hace apenas un mes, se incorporó como documentadora al área de Aseguramiento de la Calidad. 

«Ahora estamos aprendiendo cómo están organizados los archivos y familiarizándonos con los procedimientos normalizados de operación, porque todo tiene que estar muy bien controlado. Pronto nos llevarán a conocer otras áreas, para estar en contacto con la producción, los servicios y todos los procesos. Mientras más conozcamos, mejor podremos hacer nuestra labor», refirió.

Entre las proyecciones de trabajo del CBQ, su directora, la Dra. C. María Isabel Díaz Molina, aspira a culminar el ensayo clínico fase III con el Dermofural® y garantizar la producción sostenida del medicamento, desarrollar otras formas terminadas a partir de la furvina, en alianza con instituciones de vasta experiencia en la industria farmacéutica; llegar a exportar algunas de las nuevas formulaciones que se están investigando para uso humano, y mejorar otros productos ya consolidados para optimizar sus usos.

«De igual manera, aspiramos a que entren muchos jóvenes. El CBQ es multidisciplinario y pretendemos fortalecer la ciencia con ellos, sus habilidades y conocimientos. Sabemos que hay unos cimientos sólidos con las personas de más experiencia que aún estamos, y las que siguen aportando después de jubiladas, pero la continuidad está en los jóvenes, quienes pueden mejorar lo que hoy tenemos», aseveró.

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