En junio pasado, en Tel Aviv, se manifestaron contra la anexion israeli de Cisjordania Autor: AFP Publicado: 09/07/2020 | 01:03 pm
EL gobierno israelí y su poderoso aparato militar de dominio y represión en Gaza y Cisjordania ocupada sufre una rara conmoción, que los tiene en estado de máxima alerta y apenas les permite dormir.
Ni el rebrote de la Covid-19 y la vuelta a medidas sanitarias extremas y cierre económico; ni el déficit fiscal monumental, el mayor de su historia, o el brutal desempleo y recesión, provocan tal temor.
Apenas un anuncio formal de Fatah y Hamas —las principales fuerzas políticas palestinas— de unirse para impedir el plan del premier Benjamín Netanyahu de robarles un 30 por ciento de sus tierras fue suficiente para sembrar el pánico.
Divide y vencerás ha sido la más poderosa arma de Israel. La presión sobre la Autoridad Nacional Palestina, presidida por Mahmud Abbas, líder de Fatah, para que evite todo contacto con Hamas, incluye la extorsión política y financiera.
En 2006, cuando Hamas ganó la primera elección libre, secreta y directa del Parlamento palestino y el derecho a nombrar un Primer Ministro, Israel se lo impidió al calificar al Movimiento de Resistencia Islámica de «terrorista», en consonancia con Washington. Esa postura intransigente e ilegal también impidió que la Unión Europea aceptara el veredicto popular.
En una rueda de prensa conjunta el jueves último, mediante videoconferencia, el secretario general de Fatah, Jibril Rajoub, y el subdirector de Hamas, Saleh al-Arouri, anunciaron que sus organizaciones «unificarían sus esfuerzos» y colaborarían «en el terreno» para enfrentar la amenaza israelí de apropiarse de una valiosa porción del Valle del Jordán, en la ocupada Cisjordania.
Lo que provocó el mayor susto fue que ambos coincidieran en afirmar que pueden recurrir a todas las formas posibles de lucha, si Netanyahu continúa con su prometida anexión unilateral.
Rajoub dijo en Ramallah que «todas las opciones están abiertas». Hablando desde Beirut en una pantalla colocada junto a él, al-Arouri prometió que «todas las formas de lucha» podrían emplearse.
Una vez más el vasto y experimentado aparato de guerra sicológica y propaganda israelí comenzó a lanzar los primeros dardos venenosos para frustrar la apenas esbozada unidad palestina.
Lo primero que hacen es acusar a Abbas de «pactar con el diablo», en referencia a la «terrorista» Hamas, en una presunta búsqueda de popularidad.
En cuanto a la Movimiento de Resistencia Islámica que se ha enfrentado a tres sangrientas agresiones militares israelíes contra Gaza y mantiene a Tel Aviv en vilo con sus cohetes, lo señalan como practicante de «hostilidad sin límites hacia Israel», por lo que es «popular y legítimo a los ojos de muchos palestinos».
El veneno, la insidia divisionista corre a raudales en la prensa sionista, sin distinción de matices, al tiempo que aterrorizan a la población judía con el peligro del retorno de la insurgencia armada palestina.
Abbas agradeció los esfuerzos por fomentar la unidad nacional. El primer ministro de la ANP, Mohammad Shtayyeh, dio la bienvenida al «ambiente positivo» del evento. En tanto, los canales de televisión oficiales de ANP y Hamas
transmitieron en vivo la videoconferencia.
El Canal 12 de la TV israelí dijo que el anuncio unitario palestino «es un desarrollo peligroso, que sorprendió los servicios de seguridad» por el corto tiempo que necesitó para fructificar.
Lo que verdaderamente alarma al aparato de dominio israelí es la disposición de la población palestina para desencadenar otra insurrección popular y, llegado el momento, empuñar las armas.
Un reciente estudio de opinión del Centro Palestino de Encuestas e Investigación de Políticas arrojó que el 52 por ciento de los palestinos apoyó la «lucha armada» en respuesta a la anexión y el 45 por ciento dijo que era el mejor camino a seguir.
El 1 de julio era la fecha límite autoimpuesta por Netanyahu para proceder con la anexión de partes de Cisjordania y el valle del Jordán.
La medida quedó en suspenso, sin explicación oficial, al parecer debido a la fuerte presión internacional en contra registrada en las últimas semanas.
La anunciada gestión unitaria recibió el apoyo de la Liga Árabe y naciones implicadas en el proceso de paz, como Rusia. El canciller Sergey Lavrov expresó en Moscú su satisfacción y pidió a «todos los representantes árabes que apoyen activamente esta tendencia».
La ruta de la reconciliación entre Fatah y Hamas requiere de pasos prácticos y resultados concretos que muestren a la población palestina que, ahora sí, ante el peligro de un nuevo despojo territorial, su más temida arma es la unidad.