Lusiano Vasapollo. Autor: www.cambio.bo Publicado: 21/09/2017 | 06:57 pm
Conversar con el profesor italiano Luciano Vasapollo es como navegar velozmente a través muchos libros. En su discurso y su pensamiento de catedrático revolucionario se mezclan El Capital, de Marx y Engels, y Las Venas Abiertas de América Latina, el ensayo coral de Galeano; Cuadernos de la Cárcel, de Gramsci, con los Versos Libres de José Martí.
Por ello, palabras como «política» se fusionan con «amor», «economía» con «cultura», «autodeterminación» con «filosofía».
Vasapollo está en La Habana. Arribó hace unos días como parte de una delegación oficial que participó en el XI Encuentro Internacional de Contabilidad, Auditoría y Finanzas, que organiza la ANEC (Asociación Nacional de Economistas de Cuba). Vino, además, a presentar varios textos junto a intelectuales cubanos y también para compartir con los jóvenes de la Isla como vicerrector para las Relaciones Internacionales con América Latina de la Universidad La Sapienza de Roma. En medio de la apretada agenda, le ofrece a JR un breve diálogo.
El inicio
«Mi relación con la Revolución empieza cuando era joven», explica. El proceso revolucionario cubano ganó muchísimo interés entre la juventud comunista de entonces, incluida la europea: «todo el transcurso revolucionario, guerrillero, de Fidel y Che Guevara, pero también todo el asunto del gobierno, de la construcción de la Revolución y de la cultura martiana.
«Después, a partir de los ´70, comienzo a venir cada año». Fue en ese momento que emprendió una fuerte colaboración con Cuba como dirigente de la italiana Red de los Comunistas.
Ahora, la organización —que comprende a un ala joven de mucha fuerza dentro de Italia, según dilucida— mantiene vínculos significativos con el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, con la Central de Trabajadores de Cuba, con el Ministerio de Educación Superior, con la ANEC y con el ICAP.
La enseñanza
«Yo me siento una anomalía en Europa —confiesa el profesor de Economía. La educación europea es muchas veces muy eurocéntrica y occidental-céntrica, que vive el marxismo con un matiz de colonización cultural».
Pero al venir aquí durante tantos años, esta Revolución me da la oportunidad de pensar el momento político y cultural como momento de dar a los jóvenes una posibilidad de emancipación, como momento de estar con la gente, de pensar las relaciones internacionales como relaciones de solidaridad, de cooperación, de complementariedad».
Evidentemente, los viajes a Cuba no fueron en vano y han ayudado a introducir un poco del pensamiento martiano, bolivariano, fidelista y latinoamericano en general, dentro de las aulas de La Sapienza, una de las casas de altos estudios más antiguas del Viejo Continente.
«En la universidad, Cuba y todos los países del ALBA están muy presentes». Libros de Abel Prieto, de Miguel Barnet, de Pedro Pablo Rodríguez (como el texto El Partido Revolucionario en Martí, traducido este año al italiano) son muy utilizados por los jóvenes. «El contacto con la cultura cubana, después de la traducción de algunos de estos textos, te da la posibilidad de hacer cultura martiana y cubana allá en Italia».
La cultura
Sin miedo alguno admite que la cuestión cultural hoy en Europa es un «fracaso», porque «la crisis económica, la crisis política del capital, la crisis sistémica es también una crisis de valores, de moral, de ética y de cultura».
«En Europa hay dos culturas: la del poder y la del pueblo. Yo no soy contraeuropeo, estoy en contra de la cultura del poder europea, contra la capitalista y mercantilista de la Unión Europea que te transmite que la cultura es solo derecho de autor, y contra la occidental-céntrica que te dice que la cultura europea (una cultura de masacre, de colonialismo y de guerra) es la única suprema y superior».
Yo pienso que la única relación posible es entre culturas populares, porque una vez que pasa por la regla de la ganancia ya no es cultura».
De ahí, su voluntad y la de otros profesores de enseñar el pensamiento «nuestroamericano indo-africano», término con el que define un verdadero saber libre de ataduras coloniales en América Latina.
Según Vasapollo, «la mayoría de las universidades europeas trata la cultura de América Latina en forma de colonización». Él sostiene que la cultura de la Nuestra América indo africana es la de Martí, la de Bolívar, la de Túpac Amaro, la cultura de los pueblos originarios, de García Márquez, de Luis Sepúlveda, de Fernando Ortiz, de las culturas populares, de la santería, de la religión, del pueblo aimara, del guaraní, la cultura filosófica del bien vivir. «En Europa, se puede proponer la complementarización de las culturas solo de esta manera: dando el valor correcto a las culturas originarias».
El amor
Catorce artículos que dan una visión integral del Comandante en Jefe componen el libro Yo soy Fidel. Pensamiento Social, una compilación conjunta de Vasapollo y Ramón Labañino.
Con este libro, se buscó que los jóvenes supieran de Fidel y no estuvieran condicionados por el terrorismo massmediático que habla de su «dictadura» y conocieran mejor sobre la profunda labor política, humanitaria, social, ética y ambiental del líder cubano, detalló.
En Italia se ha presentado en la Universidad, en Nápoles, en Pisa, Florencia, Venecia, Milán, Turín, con una gran participación de jóvenes con ávidos por aprender, «porque con Fidel la gente podía entender la cultura de la autodeterminación».
Para los cubanos, Fidel es amor por y para la humanidad, es altruismo, es amor a la patria, amor para que el mundo se pueda vivir mejor combatiendo contra la lógica económica de la ganancia, es autodeterminación popular, respeto a todo lo que es diferente a nosotros. «Fidel es, entonces, la capacidad de dar amor a todos».
Con la presentación en ambos territorios (el de aquí y el de allá), cumple entonces el profesor otra misión ante las nuevas generaciones: «nuestro trabajo es poner en relación la juventud rebelde de aquí, de Cuba, con la juventud rebelde que se está intentando crear y darle mayor espacio en Italia, en Europa». Y, de paso, demuestra que él también es Fidel.