Sekou Nouroudine de Togo y Muhammed Kah de Gambia. Autor: Juana Carrasco Martín Publicado: 21/09/2017 | 04:51 pm
CARACAS.— No es una simple frase el lema que ha caracterizado al III Festival Cultural con los Pueblos de África que tendría su culminación este viernes 25 de septiembre, y que ha servido para que sus participantes se reconozcan a sí mismos, sus valores e historia, intercambien experiencias y pensamiento y defiendan independencia y soberanía, en un mundo globalizado donde la manipulación y el terrorismo mediático, intentan aislarlos unos de otros.
El Pueblo en la Cumbre ha sido el signo y señal de este encuentro que tuvo su Agenda de Jóvenes y Estudiantes.
Desde su inicio, el domingo 20 de septiembre, con el desfile de los movimientos estudiantiles y juveniles, que cruzó la céntrica zona capitalina desde la Plaza El Venezolano, junto a la Casa Natal de Bolívar, hasta la Plaza de los Museos, mostrando la música y los bailes del continente africano y sus raíces —enriquecidas en este continente americano que recibió a su diáspora esclavizada—el Festival ha sido encuentro fructífero para los más de 750 jóvenes participantes, 400 de ellos estudiantes venezolanos de institutos, universidades y jóvenes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
En ese ambiente combativo y alegre, primó la reflexión madura de las conferencias y los debates que tuvieron como sede la Sala Plenaria del Parque Central. Este jueves 24, tres temas ocuparon el espacio: Internacionalismo Solidario; Racismo Discriminatorio y Xenofobia; y Bases Militares y Golpe de Estado en Honduras, los que culminaron en una Tribuna Antiimperialista donde el imperio quedó muy mal parado en la emotiva denuncia de los africanos, pueblos indígenas de esta América Nuestra, y participantes en general, como demostración de que somos una sola raza: la humana, y un solo pueblo: el que lucha por la justicia social y la equidad.
Venezuela tiene su ELAM
Y no solo en Medicina se preparan miles de muchachos y muchachas procedentes del continente africano, también son otros los estudios que cursan en este país, donde la Revolución Bolivariana está impulsando un internacionalismo solidario.
Nos sorprende el que estudia la tecnología del petróleo, Nayem Ahmed Dyil, pues se identifica nada menos que como cubano-saharauí; y es que durante ese peregrinar obligado de un pueblo al que se le ha robado su territorio, estuvo once años en la Isla de la Juventud, donde alcanzó el nivel preuniversitario.
Ni me imaginaba tampoco cuál sería su comentario inicial: «Cómo hemos sentido los saharauíes el fallecimiento del Comandante Juan Almeida».
Sus ojos adquirieron ese brillo especial de la emoción cuando explicaba: «No podremos olvidar nunca que él estuvo con nosotros en el frente de combate, que el Comandante Fidel nos envió a ese héroe de la Sierra, a ese hombre tan sencillo, y allí nos acompañó».
Y con una alegría y un orgullo que brota de muy adentro, da la segunda explicación: «Los que estudiamos en Cuba nos decimos “cubanos” y, ¿sabe algo?, todo el mundo nos reconoce dos cosas que nos caracterizan: «Siempre luchan por la justicia y nunca dicen mentira».
En este auditorio, con estos jóvenes, presentarse como periodista cubana es un «ábrete sésamo» incomparable para una conversación de amigos. Así sucedió con todo el grupo de gambianos, estudiantes de Medicina en la ELAM venezolana, donde también son sus profesores los doctores cubanos, y para los que en otros estados también llevan sus estudios al mismo tiempo que realizan las prácticas en los consultorios.
Muhanmed Kah está en Coro, en el estado Falcón, y habla con cariñoso respeto de la Dra. Delsy Pantoja, su tutora en la urbanización Cruz Verde, de las lecciones de humanismo que recibe a la par de los conocimientos médicos, y de su deseo de ir a Cuba y conocer personalmente a Fidel.
A la conversación se une, más parco porque su español tiene menos tiempo, Yiramba Kassama, también de Gambia; y a poco llega otro, hablando un inglés tan entendible como el mío porque a Togo lo colonizaron los franceses, el periodista Sekou Nouroudine, quien habla con entusiasmo de cuánto quiere saber del socialismo venezolano y del cubano, y sobre todo es su anhelo conocer cómo funciona el sistema de salud cubano, «para escribirlo y hacérselo conocer a mi pueblo, porque nosotros también queremos luchar por el socialismo».
Se destacaron los africanos-cubanos
Entre todos los que ocuparon el podio destacaron varios jóvenes africanos que llegaron procedentes de Cuba, y allí estuvo el doctor Raimundo Kaebchi, asesor del Presidente de la República Bolivariana en temas del África y el Medio Oriente, con una conferencia magistral sobre el internacionalismo solidario donde acentuó la importancia de la hermandad de los líderes de las naciones del Sur expoliado —que iniciaron y dieron vida a la independencia de los pueblos africanos y al Movimiento de los No Alineados—, y el papel de la Revolución Cubana en esa lucha.
Pequeñita en tamaño, aparentemente frágil en su físico, creció con la hermosura de su pensamiento y el verbo apasionado con que contó la historia de su país, la sudafricana Keitumetse Julia Moepeng, estudiante de 5to. Año de Medicina en Cuba. A ella se acercaban otros delegados para felicitarla, para preguntarle, para conocer más de sus experiencias. También la prensa.
Con ese mismo fervor explicó el tema de la educación en la isla amada que le sirve ahora de hogar, al punto que se dice sudafricana-cubana y lo hace con el orgullo de quien sabe que miles de cubanos lucharon y murieron por la independencia de Angola, de Namibia, y contribuyeron al fin del apartheid en su país.
«Todo país tiene derecho a la educación, a la misma que recibimos en Cuba, se tenga o no dinero. Hemos visto que hace falta que en nuestros países de África y de la América del Sur la educación sea gratuita y que sea para todo el mundo, y sea un derecho de los pueblos.
«Gracias a esta oportunidad, ahora tengo la responsabilidad de ir a mi país a trabajar, a dar la salud a mi pueblo. Como estudiante de Medicina, también estoy dispuesta a enseñarles que todo el mundo tiene derecho a la salud.
«Nosotros, que somos la juventud, tenemos la responsabilidad de aprender de los hombres grandes como nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro y de Hugo Chávez Frías, de Nelson Mandela, quien nos liberó del apartheid. Aprender de ellos, para que nuestros pueblos puedan seguir adelante; para que los pobres no mueran de hambre, ni estén analfabetos.
«Hemos visto que la raza como tal, negro o blanco, no importa, somos de la misma raza», lo recalca con la fuerza de una convicción. «Tenemos que ser de una misma raza: la raza humana, y podemos vivir juntos y tolerarnos».
Una sonrisa picaresca le ilumina el rostro cuando dice: «Hemos aprendido además de las culturas, muchos han venido con sus bailes, con sus cantos, para refrescar la mente, y como somos jóvenes podemos aprender de las culturas. También esto nos ha unido.
«Me llevo de Venezuela, de este encuentro, ser más revolucionaria, más solidaria con los hermanos de otros países y con los de nuestro mismo pueblo, y aprender, y dar todo lo que la gente necesita de nosotros. Soy joven y puedo dar todo lo que mi comunidad necesita.»
Procedentes de 19 naciones africanas, 99 jóvenes que estudian diversas carreras en Cuba trajeron a Caracas, al igual que Keitumetse Julia Moepeng, el mensaje del saber, de la seguridad de que el futuro les pertenece y del agradecimiento.
No es de extrañar que esas experiencias se tradujeran prácticamente en un día de solidaridad con la Isla caribeña. Así lo expresaron los jóvenes africanos, los anfitriones venezolanos, y los delegados colombianos, ecuatorianos, uruguayos, nicaragüenses, brasileños y salvadoreños presentes en la Sala Plenaria que vitorearon a los Cinco Héroes encarcelados injustamente en Estados Unidos.
Fue el mozambiqueño Aderito Armane Gove, estudiante de 5to. año de Sociología en la Universidad de La Habana, quien dio a conocer la historia de fidelidad y resistencia que escriben desde hace 11 años Gerardo Hernández, Ramón Labañino, René González, Antonio Guerrero y Fernando González. Y el plenario, puesto de pie, hizo el compromiso de integrarse a la lucha de esta justa causa.
Los lazos se aprietan
Jehyson Guzmán, uno de los principales organizadores de esta fiesta de la solidaridad y la hermandad, coordinador de la comisión universitaria de la Juventud del PSUV, mostraba su satisfacción por la gran movilización de estudiantes que ha propiciado este encuentro «para pensar, para intercambiar, para proponer». Y encomia y agradece la participación tan especial de los africanos procedentes de Cuba.
Para él, la Declaración Final que aprobarían este viernes, no será el momento culminante del III Festival y de la Agenda de Jóvenes y Estudiantes: «Lo mejor, y a lo que aspiramos, es la red que tejamos entre todos, la que logremos forjar a partir de este encuentro, con carácter permanente y entre todos nuestros pueblos. Esa unidad se necesita».