No se puede pasar por alto que la universidad vale lo que vale su claustro y, por lo tanto, se debe tributar a la formación de los docentes. Autor: Roberto Suárez Publicado: 10/05/2025 | 10:26 pm
No se entiende hoy el desarrollo de las universidades sin una interconexión internacional. En Cuba ese proceso tiene como objetivo tributar al desarrollo de los procesos sustantivos de los centros de Educación Superior: pregrado, posgrado, ciencia e innovación.
Para lograrlo, es preciso integrar toda la comunidad universitaria: «No puede quedar en los marcos de una oficina, pensar que es algo de élite, tiene que generarse una cultura de impacto», como subrayó María Victoria Villavicencio Plasencia, directora de Relaciones Internacionales del Ministerio de Educación Superior (MES).
En un reciente encuentro con la prensa, la funcionaria puntualizó: «Constantemente evaluamos las distintas tendencias internacionales, y contamos con una Red de Internacionalización de la Educación Superior Cubana que busca potenciar el proceso y lograr que se involucren todos los centros».
Villavicencio Plasencia refirió que, según un estudio de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) solo el 1,12 por ciento de los estudiantes latinoamericanos tienen la posibilidad de desarrollar una experiencia internacional en algún momento de su formación; por lo tanto, esto es un reto no solo para Cuba, sino para la región de América Latina y el Caribe.
Por ello, a nivel internacional se busca la manera de traer el mundo al pupitre mediante las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, con la utilización de las aulas espejo para, a través de conferencias, acceder a lo más talentoso a nivel internacional, los programas de estudios con asignaturas interculturales y otras variantes de formación.
«Aunque procuramos la movilidad académica, no todos los estudiantes podrán desarrollar una experiencia internacional, por ello es preciso que los currículos estén internacionalizados», acotó.
«También constituye un reto todo lo que tiene que ver con la internacionalización de la investigación. Hoy se habla de ciencia abierta: el mundo funciona interconectado y, por lo tanto, se hace necesario la participación en redes académicas y científicas de alto impacto, que tributan al desarrollo y calidad de los procesos de investigación.
«Las alianzas se establecen a través de las publicaciones, y procuramos generar espacios de concertación donde los investigadores puedan unirse, encontrar puntos de contacto y sinergias para desarrollar su trabajo», significó.
Un proceso transversal
En opinión de Villavicencio Plasencia, no se puede pasar por alto que la universidad vale lo que vale su claustro. «Por lo tanto, debemos tributar a la formación de los docentes, debemos estar al tanto de sus planes de desarrollo y en función de ello identificar oportunidades de becas, de estancias de investigación, participación en eventos y todo lo que contribuya a acercar a nuestros profesores a lo más avanzado a nivel internacional.
María Victoria Villavicencio Plasencia, directora de Relaciones Internacionales del MES, aseguró que desde el organismo el proceso de internacionalización tiene una importancia primordial. Foto: Cortesía de la entrevistada
«Otra tendencia que trabajamos con mucha fuerza es lo que algunos llaman internacionalización de la extensión o de la tercera misión, que para nosotros no es más que internacionalizar la responsabilidad social de la universidad.
«Tenemos un desafío muy fuerte, porque muchos proyectos de cooperación internacional se establecen dentro de las pautas de la necesidad de que cada vez más la universidad impacte en el desarrollo local y territorial, y a partir de ahí, muchos de los financiamientos que se aprueban deben tener ese enfoque», acotó.
Dijo que el proceso de internacionalización, desde la mirada del MES, tiene una importancia primordial, porque muchas de las investigaciones que se realizan están soportadas justamente en esa cooperación que se desarrolla desde el exterior.
«Para Cuba es fácil lograrlo, y lo vemos como una fortaleza porque existe ese vínculo de nuestra organización con las universidades. Sin embargo, a nivel internacional no siempre lo que se proyecta desde los ministerios ocurre en la vida universitaria», destacó.
En este sentido, la Directora de Relaciones Internacionales del MES señaló como otro desafío trabajar en los
marcos regulatoritos: «Los convenios de homologación y reconocimiento de títulos nos ponen en otra dimensión para avanzar en la exportación de servicios.
«Esto es difícil, porque parten no solo de la voluntad de los Gobiernos, sino que también transitan por los criterios de los colegios médicos o de ingenieros, que de alguna manera ven esos reconocimientos como un peligro para los profesionales nacionales.
«Hay dos tratados, uno regional y una mundial, firmados por la Unesco, de los cuales Cuba es firmante y tiene la intención de establecer justamente esos marcos regulatorios que permiten trabajar en los sistemas de créditos. Tener esos convenios son pasos que damos para lograr nuestros objetivos.
«Para nosotros, la internacionalización es transversal, pues busca integrar la dimensión internacional en los principales procesos universitarios con el objetivo de elevar la calidad académica y científica. Sin embargo, para que tenga un impacto en las universidades tiene que contar con la participación activa de toda la comunidad universitaria. Tenemos que aprovechar todas las oportunidades a nivel internacional y estamos trabajando, pero todavía hay muchas reservas disponibles», concluyó.
Relaciones internacionales en cifras
—Las universidades cubanas tienen relaciones con 100 paí- ses, y cuentan con 2 400 convenios bilaterales (algunos son ministeriales).
—Están insertadas en 384 redes académicas y cientíÞcas.
—Cuba ha graduado a más de 84 000 estudiantes universitarios de otros países y hoy unos 5 600 se encuentran sentados en nuestras aulas.
—Se desarrollan 384 proyectos de movilidad acadé- mica y cientíÞca y 76 proyectos de cooperación internacional, los cuales tributan a la mejora de la infraestructura de las instituciones de Educación Superior, así como a la formación de doctores, el desarrollo de investigaciones cientíÞcas y el intercambio de buenas prácticas.