La joven espirituana ya atesora varios reconocimientos por sus resultados como atleta. Autor: Cortesía de la entrevistada Publicado: 11/05/2025 | 12:27 am
SANCTI SPÍRITUS.— Los días de la COVID-19 se volvieron más extensos que sus 24 horas. El cuerpo, prácticamente inmóvil también, se hizo sentir mucho más. Uno, dos, tres achaques encendieron las alarmas. Un cambio de vida urgente, pensó. Miró afuera y creyó que ahí estaba la solución. ¡Bendita decisión!
«Tenía un sobrepeso de 88 kilogramos. Me faltaba hasta el aire. No podía subir las escaleras. Entonces, decidí salir a caminar por las tardes»,
recuerda Chavely Calero González, quien para volver a su imagen de esa época precisa refugiarse en las fotos y en la memoria colectiva de amistades y familias.
Una rutina en la que, desde el primer instante, encontró sensaciones inimaginables. Paso a paso, se trazó su propia meta. Justo en el camino, a los tres meses de romper con su rutina, tropezó con Jorge Enrique Meneses, quien ya por esa fecha registraba kilometrajes a mayor velocidad que las caminatas de la joven espirituana.
«Me instó a que trotara por metros y así incrementara las distancias cada vez que fuera a salir. Y lo fui logrando, hasta que llegué al primer kilómetro trotando sin parar. De ahí en adelante aumenté las distancias y hoy tengo 65 kilómetros corriendo en montaña».
Lo cuenta más rápido que la velocidad que alcanzan sus piernas. Suman ya años de salir a las cinco de la mañana hacia las calles. Sola o acompañada. Ella conoce muy bien la efectividad de la fórmula: pasión y disciplina.
«Cuando corro siento cosas muy diferentes. Es como si estuviera enamorada de correr. Disfruto en ese momento del aire que respiro al amanecer, ese rocío lo huelo exquisito. Si fuera en carro sería imposible sentirlo.
«Fácil no ha sido. Tienes que jugar con la mente y darte ánimo muchas veces si entrenas sola porque no te puedes cansar, precisas llegar al final de la meta. Desde que corro no me considero la misma persona. No solo físicamente, sino también mentalmente, porque cosas que creía imposible lograr hoy son un hecho, y sin darme cuenta prácticamente».
Tiene 33 años y es de baja estatura. Labora como Asistente territorial de políticas en el Gobierno Provincial. Es la única espirituana que integra el Cuban Trail Team —equipo de trail running con sede en Barcelona, España, con de más de un centenar de miembros de diferentes países—, el cual promueve el ejercicio físico de diferentes formas: correr, caminar, montar bicicleta… básicamente en zonas de montaña.
«La primera carrera oficial fue en la Media Maratón de Varadero 2021. Pensé mucho en todas las cosas que me pudieran pasar. Pero todo fluyó bien. Hubo sol, viento… nuestro clima».
Desde esa arrancada hasta la fecha se han sumado otros muchos eventos: Marabana, Varadero en otras ediciones, el cruce de la trocha avileña y también ha corrido en Cienfuegos. Ya cuelga en casa con orgullo más de una medalla y otros reconocimientos.
Chavely junto a integrantes del Cuban Trail Team espirituano. Foto: Cortesía de la entrevistada
Igualmente, junto a su equipo ha protagonizado carreras en suelo espirituano con significado especial: en homenaje a los cumpleaños de las viejas villas (la de Trinidad y la del Yayabo); por la victoria de Playa Girón; a favor del tratamiento a la diabetes y una para fomentar el cuidado del medio ambiente: a su paso recogieron cuantos desechos encontraron, y la meta fue una siembra de árboles.
Mas si se trata de escoger, Chavely Calero prefiere internarse en el lomerío. Conoce muy bien muchos de los vericuetos del Macizo de Guamuhaya: «Hemos hecho tres veces el Challenger Escambray de Mountain Bike. Los participantes van en sus bicicletas y nosotros a pie. En el último logramos hacer los cuatro recorridos, y la distancia que más me gusta es la de los 65 kilómetros: sales de Fomento y terminas en Topes de Collantes. Pura loma, puro monte y el clima es muy sabroso».
Tanto en el llano como en la montaña, muchas son las personas que animan a quienes burlan los dolores del cuerpo y el agotamiento para superar largas distancias. Hay detrás de cada atleta una familia unida por la pasión al deporte.
«Una vez, al pasar por un pueblito más allá de Fomento nos encontramos con unos niños que se sorprendieron porque no íbamos en bicicletas. Y como ya era el horario de almuerzo nos alcanzaron guayabas y corrieron junto a nosotros lo que pudieron. Esas motivaciones salvan realmente».
Año 2023. La adrenalina tras vencer por primera vez el inhóspito lomerío que se yergue en el centro de Cuba, aún estaba «caliente». Abrazos, sonrisas, alegrías multiplicadas se esparcieron como pólvora entre los corredores. Para bajar tomaron un carro directo a Trinidad.
«A mitad del camino una de las puertas se abrió y salí rodando. Todos se quedaron petrificados, asustados. Intenté disimular mi susto al darme cuenta de que no me había pasado nada. Cuando lo comprobamos, enseguida alegaron que yo quería seguir corriendo por aquellas lomas.
«Me di golpes en la frente y brazo. Las rodillas se me pelaron, pero nada que no se sanara rápido. No dejé de correr. Al otro día me levanté como siempre y salí a hacer mi racha de entonces: dos kilómetros».
Unas horas después, se lució frente a un tribunal y colgó, entre tantos premios deportivos, su título de licenciada en Comunicación Social, tras hacer más de un «maratón» de estudios y subir al podio entre las mejores estudiantes de su grupo.
«Mucha gente me mira y ha expresado que estoy loca por correr tantos kilómetros, y creen que no me canso. Me preguntan lo que como y siempre respondo que la dieta de todo cubano, lo que intento reforzar un poco más los carbohidratos».
—¿Te sientes ejemplo para otras mujeres?
—Pienso que si conocieran mi historia, o las de otras que deben estar por ahí sin visibilizarse, estoy segura de que muchas mujeres se sumarían; tal vez no a hacer 20 ni 40 kilómetros, pero por lo menos harían ejercicios diariamente. Se motivarían y lograrían mantenerse con salud.
«Es por eso que Chavely va a estar corriendo posiblemente hasta el día que muera, porque ella en la carrera encontró la vida».