El belga Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional, se ha propuesto involucrar aun más a la juventud en la práctica del deporte. Foto: AP
Desde que asumió las riendas del Comité Olímpico Internacional (COI) hace siete años, el propósito de involucrar aun más a la juventud en la práctica del deporte se convirtió en una idea recurrente del belga Jacques Rogge.En no pocos escenarios esbozó sus proyectos, escuchó criterios, e intentó dar forma al sueño que muchos han considerado, incluso antes de concretarse, como su legado al movimiento olímpico.
Poco a poco la idea fue ganando adeptos. La 119 Sesión del COI, celebrada en Ciudad de Guatemala en julio de 2007, fue el momento escogido para dar «luz verde» a la creación de los Juegos Olímpicos de la Juventud, llamados a conformar, junto a sus versiones mayores de verano e invierno, los tres grandes retos del máximo organismo deportivo.
En la capital centroamericana, la Asamblea dio su apoyo unánime al proyecto personal de Rogge, cuya meta es convocar a jóvenes entre 14 y 18 años para participar en una competencia que logre transmitir valores olímpicos como la amistad, el juego limpio, la renuncia a la violencia y a cualquier forma de dopaje.
Así, comenzó a funcionar el mecanismo mediante el cual, en poco más de siete meses, se elegiría la ciudad sede de la primera versión del naciente certamen, prevista para el año 2010. Por cierto, si todo sale bien, dos años después cobrará vida la edición invernal.
No obstante la intención mayoritaria de que se le concediera la organización de estas citas a países que, por su tamaño o situación económica, les fuera imposible acoger unos Juegos Olímpicos, el entusiasmo que generó el proyecto impulsó la candidatura de 11 ciudades, algunas de ellas con su cuota histórica en justas estivales.
La elecciónEn la misma tierra del quetzal, varias ciudades del mundo mostraron sus aspiraciones de albergar la génesis de los Juegos Olímpicos de la Juventud. Moscú y Atenas, sedes olímpicas en 1980 y 2004, respectivamente, junto a la italiana Turín, organizadora de los Juegos de Invierno en 2006, encabezaban una candidatura a la que se sumaron urbes más modestas como Argel (Argelia), Bangkok (Tailandia), Belgrado (Serbia), Debrecen (Hungría), Poznan (Polonia), Singapur (Singapur), Kuala Lumpur (Malasia) y la propia Ciudad de Guatemala (Guatemala).
Las diferentes cribas realizadas para reducir el número de aspirantes restaron fuerza a quienes enfatizaban en los méritos de la capital griega por su condición de estar ubicada en el hemisferio norte —según ellos, Rogge prefería esta latitud para iniciar su sueño—, y por su condición de cuna de los primeros Juegos Olímpicos modernos.
Así, los miembros del COI tuvieron que decidir el pasado miércoles, a través del correo electrónico, entre Moscú y Singapur. Y la elección correspondió a la ciudad asiática, 53 votos por 44.
En la ceremonia de otorgamiento, transmitida en vivo por el sitio web del COI, Rogge catalogó como muy prometedor el proyecto presentado por Singapur, ciudad que, según sus propias palabras, «tendrá una responsabilidad muy grande en un momento trascendental para el movimiento olímpico».
El espíritu austero que la máxima dirigencia del COI pretende imprimir a este tipo de certamen pudo haber favorecido también a la propuesta asiática, pues según su comité organizador, el presupuesto de la cita no sobrepasaría los 75,5 millones de dólares, menos de la mitad de lo planificado por Moscú.
Además, Singapur cuenta desde ahora con 19 de las 24 instalaciones necesarias —cuatro tendrán carácter temporal—, una cifra importante si se tiene en cuenta la exigencia previa del COI de que, salvo casos excepcionales, no fuese necesaria la construcción de nuevos escenarios.
Como buenos perdedores, los moscovitas no tardaron en felicitar a sus contrincantes mediante el vicealcalde de la ciudad, Valeri Vinográdov. «No fuimos perdedores, ya que la propia idea de Moscú, impulsada hace diez años por el alcalde, Yuri Luzkov, es hoy una realidad».
El político hacía mención a un festival deportivo para jóvenes, referente directo de los nacientes Juegos, calificado por el presidente de los comités olímpicos europeos, el irlandés Patrick Hickey, como «una competición en estado puro, antes de que los atletas huelan el dinero, se busquen un agente y se involucren en el dopaje».
Los juegos por dentroAunque habrá que esperar una nueva reunión de la Asamblea durante los Juegos de Beijing para incluir en la Carta Olímpica las bases de la iniciativa, por ahora se tiene una idea general de lo que sería la incipiente cita deportiva.
Entre sus aspiraciones está reunir a no más de 3 500 atletas para competir en los 26 deportes convocados para los Juegos «grandes» de Londres 2012.
Como punto más controvertido estará el tema del uso del himno y la bandera en el podio de premiación. La idea del dirigente belga es renunciar a toda representatividad, lo cual fue apoyado en Guatemala por algunos miembros como la princesa Ana de Inglaterra —propuso además que todos los competidores lleven el mismo uniforme—, pero la iniciativa tiene detractores que ven el componente nacional como un incentivo.
Por lo demás, la reducida convocatoria parece estar destinada a evitar el gigantismo que hoy atenta contra los Juegos Olímpicos tradicionales, pues se habla de un programa de no más de 200 pruebas, que será conformado de acuerdo con las consideraciones de las distintas federaciones internacionales.
Si se mantienen los presupuestos iniciales, el canotaje solo tendría competencias en aguas tranquilas, en el hipismo solo habría saltos, se tendría que escoger entre la sala o la arena en el voleibol, en la lucha libre solo saldrían al colchón las chicas, mientras para los muchachos estaría reservado el estilo grecorromano.
En los Juegos de la Juventud, el ciclismo solo contempla las modalidades de BMX y Mountain Bike. La medida pretende alejar a los jóvenes de las pruebas en carretera, frecuentemente «contaminadas» por el dopaje. Foto: Franklin Reyes
Asimismo, en el ciclismo solo se concursaría en las modalidades de BMX y Mountain Bike, discriminando las pruebas en carretera como una forma de alejar a los jóvenes de pruebas frecuentemente «contaminadas» por el fenómeno del dopaje.Como un adelanto, la Federación Internacional de Baloncesto anunció que para la cita de Singapur convocará un torneo oficial de la modalidad de «tres contra tres», en ambos sexos, para jóvenes menores de 18 años de unas 35 naciones. Con ese objetivo ya se ha desarrollado un reglamento internacional unificado.
Otros postulados, como la prohibición de publicidad alrededor y dentro de las instalaciones, ningún negocio con la televisión y retransmisión en directo solo en casos excepcionales, así como la oferta paralela de un programa alternativo diario de carácter multicultural y educativo, compuesto por exposiciones, fiestas «callejeras», conciertos de música, y muestras de arte y cine, marcan las particularidades de los nacientes Juegos Olímpicos de la Juventud.
El gran reto de Rogge y su equipo será entonces conservar, después de la indudable acogida que tendrá la primera versión, esta cita lejos de los aires mercantilistas que soplan hoy sobre cualquier actividad deportiva.
«Este es un buen proyecto para invertir nuestro dinero», dijo Rogge en Guatemala, y ojalá su única rentabilidad sea la reversión del disminuido interés de los jóvenes por la actividad física y la lucha contra la obesidad. Sería este el verdadero e imprescindible legado que nuestros muchachos necesitan.