Producir televisión puede ser un proceso muy complejo en el contexto cubano actual Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 26/10/2017 | 02:19 pm
Aun recuerdo cuando Mirta Muñiz me contó de su viaje a Estados Unidos para traer equipos de segunda mano y lanzar al aire la televisión, un invento que solo México y Argentina en América Latina ya explotaban, esencialmente como una vía comercial de diversos productos.
También recuerdo a Jesus Cabrera, Chucho, haciéndome la historia de cómo conseguía una plaza de camarógrafo en Mazón y San Miguel, donde Gaspar Pumarejo realizó la primera transmisión el 24 de octubre de 1950.
Cuando en 1998 la Asociación Profesional Española de Informadores de Prensa, Radio y TV concedió a Fidel Castro el Micrófono de Oro, no realizaba un acto formal. Estaba reconociendo al hombre que, por primera vez en la historia y de manera efectiva, usó a la televisión como vehículo propagandístico y con resultados admirables.
Con Fidel, los estudios televisivos a partir de 1959 devinieron centro proveedores de orientaciones e ideas, en un período de cambios trascendentes cuando se estaba destruyendo una forma gubernamental para dar pie a otra.
Claro, que el entonces joven líder de la Revolución y otros recién estrenados ministros o jefes militares pudieron usar aquel novedoso medio de comunicación porque Cuba fue, en ese sentido, una privilegiada: desde 1950 supo lo que era la caja mágica que llevaba imagen y sonido a lugares distantes de donde se producían; primero a sitios públicos, y luego a los hogares de quienes podían pagar el servicio.
Así que en ese enero de victorias dibujado con barbas, trajes verde olivos y brazaletes rojinegros, junto a los raigales cambios que se acometían, también se iba modificando la televisión.
A pesar de que sus señales y las radiofónicas estaban en manos privadas, se desplegó una gran cobertura informativa, por más de 60 horas ininterrumpidas, desde el primero de Enero de 1959. El día 8, fecha de la entrada de los Rebeldes a la Habana, también hubo una amplia difusión.
Un hecho que marca aquellos años es que el 26 de septiembre de 1960, se trasmitió en tiempo real el discurso de Fidel durante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Tamaña hazaña en aquel tiempo fue posible porque se empleó el Sistema A través del Horizonte OTH, según las siglas en inglés, que ya se había usado para la transmisión de espectáculos deportivos y programación de entretenimiento, de Estados Unidos a Cuba y viceversa.
Para la transmisión desde la ONU, la señal se trasladó entre las ciudades de New York-Estado de la Florida-Guanabo; de aquí al Edificio de la Gran Logia Masónica, en La Habana, y de ahí a Radiocentro, donde estaba el Canal 6, CMQ-TV, última estación antes de llegar a todo el país.
Diversas causas hicieron que la mayor parte de las transmisiones se realizaran desde el Canal 6, CMQ TV. Es por ello que la contrarrevolución vio el lugar como un buen sitio para un atentado.
Al amanecer del 15 de diciembre de 1960, el master de trasmisiones sufrió un sabotaje que desbarató la mayoría de los equipos. El fuego no caminó a otros lugares del edificio porque los trabajadores lucharon contra las llamas junto a los bomberos; luego, con muchas iniciativas ese colectivo pudo mantener la señal de TV en el aire.
Cuando Estados Unidos rompió relaciones con Cuba el 3 de enero de 1961 se restableció la Cadena de la Libertad, que había funcionado al triunfo de enero del 59. Se unieron todas las emisoras de radio y de TV para informar al pueblo de las maquinaciones imperialistas. La cadena volvió a utilizarse a raíz de la invasión de Playa Girón, entre el 15 y 19 de abril de 1961.
Hubo otros hechos memorables como el control remoto el 22 de diciembre de 1961, desde la Plaza de la Revolución, en el que Fidel declaró a Cuba, Territorio Libre de Analfabetismo.
Esos sucesos fueron marcando la transformación de una televisión que había sido comercial por excelencia y que respondía, en una buena parte, a los intereses de quienes en lanchas y aviones abandonaban el país hacia Estados Unidos.
Nacionalizar la TV fue un proceso singular en el que intervinieron no poca gente, entre ellas renombrados especialistas, que allí trabajaban en distintas áreas. También otras personas se fueron por el miedo al "peligro rojo" o porque perderían sus privilegios.
Lo cierto es que comenzó una etapa —que aún no termina— en la que empezó a construirse una televisión distinta a todas las existentes. La señal ya no era propiedad privada y, por tanto, impulsora de la publicidad; ni tampoco tenía que ver con las televisoras de los entonces países socialistas.
Y en ese afán de destruir lo obsoleto e inservible para construir lo nuevo y perdurable, como en todo proceso de ese tipo, hubo grandes aciertos y también errores.
Pronto y siguiendo la pauta de algunos programas trasmitidos en los años 50, hubo espacios para el Teatro, de Cuentos, que llegaban a una buena cantidad de personas; aunque todavía no como ahora, en que ya se cubre más del 90 por ciento del territorio nacional.
Si la primera difusión en vivo de un acontecimiento ocurrió casi por casualidad, con el béisbol como protagonista, paulatinamente la televisión se especializó en captar y hacer llegar a los hogares cada lance y decisión del juego que apasiona a los cubanos. Hoy son tan buenos nuestros técnicos y locutores de la pelota, que resultan contratados para cubrir eventos importantes de carácter planetario.
Para un aniversario tan importante como este-que abrirá un año de homenajes y reflexiones- realicé una encuesta con el fin de recoger opiniones de quienes hacen , hicieron o disfrutan de la tv. Y ofrecer un homenaje coral.
Son dos preguntas:
¿Qué ha sido (y es) la televisión para ti?
¿Qué le falta?
Y aquí están las respuestas:
Xiomara Blanco
La TV llegó mi vida para darme la oportunidad del desarrollo. La oportunidad de trascender al amplio Mundo que existía y no conocía ni había visto. Ni soñar ver tantos lugares y los tenía ahí a un maravilloso toque del clik.
Dispuestas a seguir, a pesar de todo y cualquier contingencia. Y a mí salud, para poder hacerlo también.
Silvio Rodriguez Dominguez
1 una pantalla interesante
(como dijo Alfredo Guevara): cultura
Rolando Pérez Betancourt
Un refugio adonde acudir para quedarme en él, o abandonarlo, según lo que me encuentre
Todo lo que pudiera faltarle a cualquier ser humano inteligentemente vivo y dispuesto a sacar lecciones de sus aciertos y errores
Charlie Medina
1- Trabajo, la mayor parte de mi carrera profesional.
2- Recursos para poder hacer una televisión más contemporánea y mejor.
Magda González Grau
La televisión es el lugar donde he podido desarrollar mi personalidad, mi creatividad y donde me hice profesional. Sigue siéndolo pues cada trabajo es un aprendizaje.
Le falta, a veces, talento, audacia, saber qué quiere tener en pantalla, siempre recursos.
Alden Night
Para mi La TV ha sido (y es) la mejor y más eficaz manera de llegar al pueblo.
Sin olvidar darle , también, su gran importancia a LA RADIO.
Para mi, faltan "AVENTURAS CUBANAS" y "TEATRO EN TV" (CON HORARIOS FIJOS,ESTABLES)
Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán
Para nosotros la Televisión ha sido y es un lugar muy importante porque en ella hemos desarrollado una gran parte de nuestra obra. Además, compartir nuestro trabajo con un grupo de artistas que hoy forman parte de nuestro entorno mas cercano.
Muchas cosas. Riesgo, apostar por proyectos interesantes, evitar la banalización, motivar a los realizadores que cada dia intentan hacer mejor su trabajo y atraer a este medio a lo mejor de la cultura cubana.
Luciano Castillo
1) La televisión para mí devino desde muy niño un medio idóneo de aprendizaje. Para mí la televisión es ineludible, pero como priorizo el cine por encima de todo, me impide disfrutarla más. Me enorgullezco de escribir y conducir desde hace más de diez años el programa DE CIERTA MANERA, el único especializado en cine cubano en la televisión nacional y el de más compleja realización en toda su historia por la edición. Agradezco que cada vez un mayor número de espectadores lo priorizan en ese horario. Sería inmodesto si no dijera que es el programa con que siempre soñamos Arturo Agramonte, camarógrafo e historiador del cine cubano y yo.
2) Como no soy un asiduo televidente no puedo precisar con exactitud qué le falta a nuestra televisión. En mi criterio es mejor incluso que la de muchos países de América Latina e incluso de Europa (cito por ejemplo a España), donde uno cambia de un canal a otro y parece que está viendo el mismo por los programas de participación popular y cotilleos sobre la farándula. La nuestra, por fortuna, cuenta con una programación equilibrada por géneros y temáticas, así como para determinados sectores del público y cuando veo que alguien injustamente se queja se lo reprocho poniendo los ejemplos de otros países.. Por supuesto que existen algunos programas prescindibles y otros penosos por su concepción y, sobre todo, el paupérrimo diseño escenográfico, en los que es preferible un simple fondo sin mobiliario y elementos decorativos que constituyen un alarde de mal gusto, sin olvidar que nadie se fija, por ejemplo en que si la escenografía es roja, los muebles no deben serlo, el locutor no debe vestir con ese color y debe advertírsele a los invitados. Cuando uno lee los créditos interminables de ciertos espacios se percata de cuánto dinero derrocha el Estado en la televisión porque me consta que en programas grabados en estudio, muchos de esos que figuran en los créditos (y devengan un salario) no asisten, pero es mi criterio personal.
Julia Mirabal
Un lugar para la creación.
Profesionalismo y creatividad
Ivan Giroud
La televisión es parte de mi infancia, gracias a ella descubrí a Verne a Salgari, también a Chejov a Stendhal a Galdos, a Dostoievski, al cine clásico americano, y también al cine argentino y el mexicano. Conocí a figuras imprescindibles de la cultura cubana. Fue fundamental para mi formación.
Hoy, no significa mucho, porque solo veo y no siempre, algunos programas de noticias y eventualmente algún programa de cine, de arte, o algún evento deportivo de escala internacional. Como no soy un espectador leal, solo puedo nombrar aquellas cosas que he notado que no funcionan: Falta rigor, en el diseño de la programación. En el concepto y perfil de los programas y en su localización en la franja horaria de la parrilla. No hay una programación transversal. Pobreza en el diseño visual y gráfico. 3. Repetición de perfiles, fórmulas y formatos.
Programas con presentadores que no dominan la materia. Más bien están ajenos al universo del tema.
Fernando Echevarria
Vehículo invaluable de expresión de los más altos valores de la cultura nacional.
Valentía , honestidad y auto exigencia estética.
Magdiel Pérez
Para mi ha sido un viaje por el mundo...
Y a la mía le falta más naturalidad, más calor, cercanías, espontaneidad...
Alfonso Banderas
Mi casa
Más espectáculo sin banalidades. Pero show musical, dramatizado, noticioso. O sea, su génesis
Julio Acanda
Mi obsesión
Rigor
Frank Padrón
Una casa, una escuela, un placer. Cuando era niño soñaba con al menos aparecer en ella. Pensaba en mi inocencia que de solo pisar un pasillo ya las cámaras lo recogerían a uno, pero ni en mis más caros anhelos supuse que un día sería parte de ella. Una realización.
Sobre todo asesoría, en todos los perfiles y especializados pero más aun en programas dramatizados; mejor preparación , cultura y expresión correcta en comunicadores; espacios que inciten al debate y el respeto al criterio ajeno como fue “Lenguaje de adultos” (que tuve el gusto de asesorar) hace unas décadas o es ahora “Diálogo abierto” (pero con un horario más privilegiado).
Abel Alvarez
1- Para mí la televisión es de los momentos más gratificantes de mi trabajo como presentador, llegar a millones de cubanos que me han hecho sentir querido y respetado por mi país.
2- Siempre falta mucho por hacer, es crear cada minuto contenidos en favor de los que te ven y respetarlos. La televisión tiene que ser el reflejo de un país y muchas veces no lo es.
(Tomado del Portal de la Televisión Cubana)