Miraflores, 14 de noviembre de 2012
Compañeros
Orlando Oramas León
Jorge Legañoa Alonso
Queridos Camaradas (manuscrito de su letra en tinta roja):
Vaya, desde este corazón nuestroamericano, mi agradecimiento por haber hecho esa hermosa compilación de Los Cuentos del Arañero. Más que mis cuentos, más que la vida de este soldado, allí está la profunda esencia del Pueblo, del que yo soy solamente, en este caso, su voz, voz de toda la experiencia, la vida y el amor que ese mismo Pueblo en su infinita bondad me ha entregado.
Créanme que, aunque postergada por razones distintas a las de mi corazón, esa mi gratitud inmensa por todo el trabajo que significó la preparación y publicación de Los Cuentos del Arañero y por la dedicación y la amistad cálida con que fue hecho, ha permanecido intacta y hasta ha crecido desde que ese libro maravilloso llegó a mis manos.
Orlando, Jorge:
No pierden estos cuentos, ahora en libro, la frescura con la que quise entregarlos a las venezolanas y los venezolanos. Ahí está la sencillez aprendida de tantas contadoras y contadores de cuentos de la llanura inmensa que marcó y marca mi vida.
Hermosamente organizados ahora al alcance de todos, gracias al cuidadoso y afectuoso trabajo de ustedes, veo tantos cuentos, historias y anécdotas que he contado a lo largo de estos años de lucha y me digo: si yo no me pertenezco a mí mismo, sino a este Pueblo amado, también le pertenecen estos cuentos en los que él también palpite y le da alma.
Es esta la razón profunda de esas confidencias del alma mía, como ustedes bien lo han recogido, porque yo no solo hablo con mi Pueblo, yo también soy ese Pueblo y de sus catacumbas vengo y a sus catacumbas vuelvo a cada rato en ese eterno retorno que es mi vida, impulsado por ese gran poder que está en la fuerza irresistible del amor, para decirlo con Bolívar. Por eso y por tanto, son leyendas, historias y cuentos que viene de las propias raíces, de los hondones de mi propia vida y de mis amores todos, de esos seres luminosos que tanto me animaron, acompañaron y me siguen inspirando.
Gracias de nuevo, amigos míos, lo digo de corazón ante este reconfortante trabajo en donde no solo me descubro en la compañía de ustedes, sino también fortificado por la sincera y gratificante solidaridad que me brindan. Con el mayor fervor fraternal y revolucionario, reciban el más fuerte e infinito de los abrazos.
¡Hasta la Victoria siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!,
¡Viviremos y venceremos!
Hugo Chávez Frías
(Manuscrito, en tinta negra y subrayado, agrega:)
Otro cuento:
Hace poco, en medio de circunstancias muy difíciles, llegué a La Habana como a la media noche, procedente de Caracas. Y de inmediato, el mensaje de Fidel: (ahora sigue, en tinta roja) «Díganle a Chávez, que yo estaba en Venezuela y acabo de llegar a Cuba». (Y en tinta negra) Así somos…
(Transcripción íntegra de la carta)