Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Autor: Estudios Revolución Publicado: 28/04/2022 | 03:08 am
Desde múltiples certezas, y también desde interrogantes que invitan a perfeccionar el trabajo en pos de un país que se emancipa, habló este miércoles el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, durante las conclusiones al IV Pleno del Comité Central del Partido.
Desde el Salón de los Plenos del Palacio de la Revolución, el Jefe de Estado dedicó sus primeras palabras a transmitir a los delegados un mensaje del General de Ejército, Raúl Castro Ruz, quien quiso que los participantes en la importante reunión supieran que él estuvo al tanto, observando todo el desarrollo de este, la cual, dijo, transcurrió muy bien.
A todos los miembros del Comité Central el General de Ejército envió un saludo, y les pidió dar por seguro que él estará en la Plaza este 1ro. de mayo.
A propósito del movimiento de cuadros que fue el primer punto en la agenda del IV Pleno, Díaz-Canel Bermúdez extendió las felicitaciones a los compañeros promovidos, en reconocimiento a sus aportes en la defensa de la Revolución y el socialismo. Y seguidamente compartió con los delegados una pormenorizada explicación sobre el complejo contexto en el cual está inmersa Cuba.
El dignatario hizo referencia al mundo caracterizado por un escenario donde hay una construcción de hegemonía por parte del Gobierno de Estados Unidos, la cual «se basa en toda una simbología del poder»: es una «guerra cultural y comunicacional que de manera perversa» el imperio ha estado imponiendo, y con lo cual —denunció el Jefe de Estado— se «ha estado afectando a varias sociedades».
Según alertó el mandatario, «los factores de crisis presentes en los últimos años, acelerados por la pandemia, han elevado la enajenación social de los individuos, los egoísmos», lo cual ha «provocado despolitización en las sociedades y eso es lo que explica», dijo, proyectos «ya no solo de la derecha», sino de «una derecha ultraconservadora en la cual también proliferan hoy elementos del pensamiento fascista».
El modo en que los gendarmes imperiales actúan impacta al planeta, y con particular fuerza a la Isla. Sobre la realidad que nos concierne el mandatario ofreció valoraciones, en primer lugar, sobre el bloqueo. Es una política, denunció, que «está en los propios documentos oficiales del Gobierno de Estados Unidos, en el famoso memorándum de Mallory; y recordemos una parte de su texto para traerlo a la situación actual y encontrar que ha existido toda una continuidad en ese pensamiento de la política norteamericana».
Al mencionar parte del memorándum, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista trajo a colación las siguientes palabras: «La mayoría de los cubanos apoyan a Castro, (...) el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales, (...) hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida
económica de Cuba, (...) una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y derrocamiento del Gobierno».
Díaz-Canel recordó que a partir de 2019 se produjo un reforzamiento del bloqueo, el cual «ha tenido un impacto severo sobre la economía y la vida de nuestra población». Y entre las acciones que arreciaron el cerco, mencionó «la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo en la última etapa del mandato de Trump, las medidas para privarnos de combustible, la suspensión de las remesas, la aplicación del Título III de la Ley Helms Burton, y las 243 medidas de Trump», todo lo cual —analizó— ha «provocado un efecto muy dañino» para el comercio exterior cubano, para el acceso a los financiamientos, llevó al encarecimiento de las importaciones, y golpeó la capacidad de atraer capital para el desarrollo.
Foto: Estudios Revolución
El bloqueo —apuntó el Presidente cubano— repercute en la disponibilidad energética, en los abastecimientos de alimentos, medicinas, en el transporte,
en los insumos y en el nivel adquisitivo y de ingresos de la población; ha provocado inflación, altos precios e interminables colas. «Y a esto ahora, dijo, se le agregan en todo nuestro panorama nacional, los efectos de la sequía y los problemas que estamos teniendo de abastecimiento de agua en un grupo de comunidades».
Por todo lo anterior, enfrentar la epidemia de COVID-19 se hizo muy difícil. Sobre tal realidad reflexionó el mandatario, quien hizo énfasis en ponerle rostro a ese sufrimiento y contar que significa familias, niños, procesos productivos afectados, y que entraña «problemáticas sociales que se incrementan producto de la perversidad de ese bloqueo».
Sobre la agresividad con que Estados Unidos se ha manifestado hacia Cuba usando las técnicas de la guerra no convencional, los laboratorios de intoxicación mediática, toda la campaña de desinformación, mentira, doble rasero e hipocresía se pronunció también Díaz-Canel Bermúdez; y reflexionó sobre cómo el conflicto entre Rusia y Ucrania es vivo ejemplo de manipulación mediática por parte del «Gobierno de Estados Unidos, que no cesa en su empeño de
expandir su dominio militar y hegemónico».
Cuba, como diana de esa agresividad imperial, y en específico el tema migratorio, fue asunto traído a colación por el dignatario, quien se remontó a los antecedentes históricos, a cómo antes del triunfo revolucionario de 1959 «eran muy contadas las visas que la Embajada de Estados Unidos concedía a ciudadanos cubanos para emigrar a ese país, lo que constituía en aquellos momentos una aspiración económica de cientos de millones de personas en todo el mundo».
Los trámites, recordó, eran prolongados y absolutamente rigurosos; y al que ingresaba ilegalmente, violando las leyes del país norteño, le esperaban la prisión o la expulsión del territorio. Con el triunfo de la Revolución los primeros en iniciar las salidas ilegales del país fueron los asesinos, los esbirros, los torturadores, los malversadores y ladrones de la derrocada tiranía que allí encontraron refugio: «El ingreso para ellos fue sin obstáculo alguno, y toda persona que saliera ilegalmente de Cuba con cualquier pretexto se hizo norma».
En 1962 el Gobierno de los Estados Unidos, argumentó el Jefe de Estado, suprimió abruptamente los vuelos normales y las salidas legales del país. Cientos de miles de personas, dijo, perdieron el vínculo con familiares residentes en el país del norte; entre ellos, padres que habían enviado a sus hijos por la campaña falsa de la Patria Potestad.
La política de entonces, que se ha ido repitiendo en el transcurso de estos años, dio lugar a sucesivas crisis migratorias, reflexionó el mandatario, quien no pasó por alto que cada vez que los Estados Unidos incumple los acuerdos migratorios, cierra las vías legales para emigrar y así recrudecer el bloqueo económico contra Cuba.
Desde el año 2017, denunció, el Gobierno de los Estados Unidos incumple unilateral e injustificadamente la obligación suscrita en 1994 de asegurar la migración legal a ese país de un mínimo de 20 000 cubanos por año. Más adelante, el Presidente enfatizó en que «Cuba ha cumplido con exactitud sus compromisos con los acuerdos migratorios, y con la ayuda del pueblo seguiremos cumpliendo y evitando en todo lo posible la emigración ilegal, insegura y desordenada».
«Es positivo —valoró el dignatario— que se hayan retomado las rondas de conversaciones migratorias, pero ello no es suficiente. Estados Unidos debe cumplir sus compromisos con los acuerdos migratorios vigentes».
El trato hipócrita y de doble rasero al tema de los derechos humanos por parte del Gobierno estadounidense hacia la Isla también fue abordado por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista. Ante los delegados al IV Pleno recordó que el gendarme imperial «declara a diario que los derechos humanos de nuestro pueblo son la prioridad de su política hacia Cuba, y al mismo tiempo pretende provocar deliberadamente el colapso de la economía de todo un país, poniendo en peligro el sustento cotidiano de su población. Es difícil no darse cuenta de la incoherencia e hipocresía entre sus declaraciones y acciones».
«Se trata, enunció el mandatario, de una política fallida y que volverá a fracasar en su propósito de derrocar a la Revolución», en su afán de «tratar una vez más de forzar a nuestros pueblo y Gobierno a desistir en el empeño de construir un proyecto de justicia y bienestar para todos».
«El diseño de Estados Unidos —argumentó— sigue siendo el de ejercer la máxima presión, para generar desestabilización y, con el respaldo de sus operaciones de desinformación, responsabilizar a nuestro Gobierno por el impacto que las medidas inhumanas de cerco económico y financiero provocan en nuestro país».
Luego de describir al detalle la realidad de una Cuba que ha sabido construir una sociedad donde la dignidad del hombre interesa realmente, el Jefe de Estado expresó que «en consonancia con el cumplimiento de los derechos humanos, la Carta Magna cubana considera a todas las personas iguales ante la Ley, sin discriminación alguna».
El mandatario argumentó: «Promovemos la gestión centrada en asegurar un orden internacional basado en inclusión, cooperación, justicia social, dignidad humana y respeto de la diversidad. Además de eso, estamos llevando importantes programas de Gobierno como son el Programa contra la discriminación, el Programa por el adelanto de la mujer, el Programa para la atención a la niñez y la juventud, y programas sociales para la atención a personas en condiciones de vulnerabilidad y discapacidad».
«¿Dónde se protegen más los derechos humanos, en Cuba o en los Estados Unidos? Basta ya de mentiras. Vamos a referirnos también a las manipulaciones del Gobierno de Estados Unidos en relación a la Cumbre de Las Américas, que por cierto debe ser una Cumbre de Las Américas, no una Cumbre de Estados Unidos con sus invitados», declaró el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista, quien dijo que «en estos días el gobierno de los Estados Unidos está dando pasos, como denunció nuestro Canciller, para excluir a Cuba de la IX Cumbre de las Américas, que se celebrará en la ciudad de Los Ángeles, el próximo mes de junio».
Sobre el hecho de que la Isla haya sido excluida de participar en la creación del Plan de Acción sobre Salud y resiliencia en las Américas hasta el 2030 —que se elabora por uno de los grupos de trabajo preparatorios de la Cumbre», Díaz-Canel Bermúdez expresó que se trata de «una verdadera afrenta», a sabiendas de que los resultados de Cuba en materia de Salud son incuestionables.
«En tiempos de pandemia, es un ultraje aún mayor prescindir del aporte de Cuba, de sus notables avances científicos y cooperación solidaria en el enfrentamiento a la COVID-19», dijo el mandatario, para quien «no existe una sola razón que justifique excluir a Cuba, o a país alguno de Nuestra América, de este evento. Nadie puede negar que la celebración de otra reunión de este foro sin la presencia de Cuba supondría un retroceso histórico en las relaciones hemisféricas».
«Estados Unidos subrayó, no comprenden que la región de América Latina y el Caribe ha cambiado para siempre y que no hay cabida para reinstaurar la Doctrina Monroe y la visión panamericanista, con las cuales pretende imponer su dominación hegemónica en el Hemisferio Occidental».
«Denunciamos y rechazamos firmemente la manipulación política de la Cumbre de las Américas por los Estados Unidos y agradecemos a los pueblos y gobiernos que han mantenido una posición valiente y solidaria con Cuba».
Sobre cómo el imperio trata de denigrar la actuación de nuestro país y de nuestro pueblo ante los sucesos del (pasado) 11 de julio, y en particular sobre el seguimiento perverso que se ha dado a los juicios y a las sentencias de quienes tomaron parte en los hechos, Díaz-Canel denunció que «el Gobierno de Estados Unidos y su entramado subversivo, con destaque para su embajada en La Habana, mantienen una actitud injerencista y provocativa en función de destruir la unidad de la Revolución, intentando crear brechas en asuntos tan sensibles y prioritarios para la nación como la familia y los derechos humanos».
El Jefe de Estado subrayó cómo la guerra mediática imperial intenta «generar campañas contra nuestro sistema judicial y manipular el tema de las personas enjuiciadas por su participación en los disturbios del 11 y el 12 de julio de 2021»: Nuestro sistema judicial, resaltó, está enfocado en la reeducación y reinserción en la sociedad de aquellos que cometen delito, porque en él priman el humanismo y el respeto por el ser humano.
«Los involucrados en los hechos de julio de 2021 se procesaron conforme a lo establecido en la Ley penal vigente, con un tratamiento diferenciado a cada caso, según su participación y delito cometido y garantizándose el debido proceso».
Los juicios, expresó el Presidente, «se han llevado a cabo con pleno respeto a la Ley, con todas las garantías y bajo total limpieza y transparencia, como se ha ido informando sistemáticamente por nuestros órganos judiciales».
«Habría que preguntarse, dijo Díaz-Canel, por qué interesan tanto estos juicios en Cuba y no la condena a los desaparecidos, a los líderes sociales y periodistas asesinados diariamente, al abuso policial, a los centros de torturas clandestinos, a las fuerzas paramilitares que actúan reconocidas por otros gobiernos del planeta; por qué tienen que acudir a las falsas noticias, a las presiones para que se escriban cartas o se manifiesten públicamente en contra de estos procesos, por qué el aliento a los mensajes vulgares y cargados de odio en las redes digitales».
A propósito de un mundo injusto y contado al revés, donde no se respetan los derechos del ser humano, el Jefe de Estado planteó las siguientes interrogantes: ¿Quiénes son los que promueven la guerra en el mundo, desestabilizan gobiernos, dejan en crisis y caos a los países en que intervienen, planean asesinatos y atentados contra líderes de otros países y manipulan la opinión pública mundial?¿Quiénes son realmente los mayores violadores de los Derechos Humanos, los que imponen medidas unilaterales y las internacionalizan?
Hizo entonces un recorrido por la historia del gendarme imperial, que ha sido la historia del sufrimiento humano, de las guerras y de las matanzas; que ha sido la saga del oportunismo en las conflagraciones mundiales, y de las intervenciones en múltiples países. «Cuba tiene memoria histórica y como Martí, conocemos las entrañas del monstruo imperialista y asumimos como nuestra honda, la de David», afirmó el mandatario.
Sobre Cuba en tiempos duros de COVID-19, el Jefe de Estado recordó que el imperio «mantuvo el bloqueo recrudecido a niveles extremos durante la pandemia y apostó que ante esta situación la Revolución se caería». El Gobierno estadounidense, dijo, «impidió la llegada a Cuba y la adquisición de ventiladores pulmonares en los momentos de mayor demanda; dificultó la adquisición de materiales y suministros indispensables para el escalado industrial de las vacunas cubanas contra la COVID-19; y en los días de la crisis de suministro de oxígeno en nuestro país, en el momento pico de la pandemia, fue imposible importar oxígeno de Estados Unidos porque era necesaria una licencia específica y satisfacer excepciones de bloqueo».
«Cuba nunca recibió ofrecimiento del Gobierno de Estados Unidos en relación con la pandemia, y a pesar de eso, hipócritamente, de manera brutal y abusiva, EE.UU. promovió una campaña en redes sociales de SOS contra nuestro país».
Ante tal realidad preguntó el dignatario, ¿qué tenemos que hacer?, y expresó seguidamente: «En primer lugar no doblegarnos ni rendirnos jamás. Ratificamos el reconocimiento y defensa de nuestras esencias: la independencia, la soberanía, la democracia socialista, la paz, la eficiencia económica, la seguridad y las conquistas de justicia social, o sea, el Socialismo.
«A ellas sumamos la lucha por una prosperidad que abarque desde la alimentación hasta la recreación, que incluya el desarrollo científico, una riqueza espiritual superior, el bienestar, que empodere el diseño de lo funcional y lo bello, como se reconoce en las directrices aprobadas en nuestro Congreso».
«Los objetivos están en nuestra Constitución. Esos objetivos los abordamos desde la unidad, y reconociendo además la diversidad y heterogeneidad en nuestra sociedad», donde «se escuchen las preocupaciones de nuestra gente, sus propuestas, de los vecinos en el barrio, de los trabajadores, de los jóvenes, también de los artistas, creadores, periodistas, y profesionales de la ciencia».
Apuntes sobre el trabajo partidista
«Ha concluido el proceso de balance del Partido a nivel de provincia antes de llegar a este Pleno —expresó el Primer Secretario—, caracterizado por el debate crítico, honesto, combativo y comprometido, y orientado fundamentalmente al seguimiento de los acuerdos, directrices e ideas emanadas del 8vo. Congreso del Partido».
Dicho proceso, a juicio de la dirección partidista y según enunció Díaz-Canel Bermúdez, permitió, entre otros logros, una adecuada renovación en los cargos; un amplio intercambio con la militancia y la población: «Se abordaron —valoró el mandatario— los problemas que más afectan a la población y al país; entre ellos, el trabajo político-ideológico, el funcionamiento interno del Partido, la batalla económica, el trabajo en los barrios y las comunidades, la labor con los jóvenes, y la política de cuadros.
«Seguiremos dando continuidad al 8vo. Congreso», afirmó el Primer Secretario, quien reconoció que «solo estamos en la arrancada, y que el camino para hacer efectivos los acuerdos del 8vo. Congreso necesita de muchas precisiones y acciones que involucren a una gran parte de nuestra sociedad».
Las responsabilidades del Partido son muchas, meditó: «En gran medida se despliegan en dos dimensiones: como fuerza dirigente superior de la sociedad, y como organización que tiene su propia estructura y funciones».
El Jefe de Estado afirmó además: «Mucho de lo que se logre en la labor educativa que contribuye a un perfeccionamiento de la democracia con influencia, en la reproducción del consenso político, está vinculado directamente con la labor del Partido. Por lo tanto es oportuno hacer un ejercicio sistemático, en el cual demos respuesta a las siguientes interrogantes: ¿Qué hacemos para favorecer la atención de la militancia y el crecimiento del Partido en todos los escenarios? ¿En qué medida las evaluaciones periódicas de cuadros y de la militancia inciden efectivamente en los métodos utilizados en la labor política?».
Otras preguntas planteó el mandatario: ¿Qué se hace en cada entorno partidista para garantizar el involucramiento popular o laboral, que asegure la real participación de las masas en la toma de decisiones? ¿Qué y cómo discutimos en nuestros núcleos? ¿Qué se hace para lograr participación popular? ¿Qué se hace para perfeccionar la labor de las organizaciones de masas? ¿Qué calidad tienen los acuerdos tomados?
Otros conceptos compartió Díaz-Canel Bermúdez: El Partido tiene que crecer en todos los lugares, en todos los ámbitos, en todos los escenarios —y el tema no es solo crecer sino darle también un adecuado seguimiento al estado de la militancia. La sociedad y sus instituciones necesitan cuadros con una profunda preparación ética y profesional, que se distingan por cualidades como la inquietud revolucionaria, la sensibilidad por los problemas del pueblo, la disposición para la entrega y la capacidad de enfrentar la adversidad con creatividad que inspire y motive la innovación.
Sobre esto último, dijo: «En cualquier circunstancia, pero esencialmente en las más difíciles y retadoras, nuestros cuadros deben sobresalir por su dedicación a la tarea, su afán de superación, su modestia, y la sensibilidad suficiente de ponerse en el lugar de los demás, anteponiendo el nosotros al yo. Tienen la responsabilidad de dialogar sinceramente, de corazón, y ser ágiles incorporando esas percepciones a la toma de decisiones».
Díaz-Canel reconoció la inteligencia, creatividad y entrega de nuestra comunidad científica y el personal de la salud.Foto: Roberto Suárez.
Para lo anterior, precisó, «es importante el papel que jueguen nuestras organizaciones de base, y el papel que también desarrollemos para potenciar ese mecanismo de la rendición de cuentas, donde se unen tres conceptos: rendición de cuentas, participación, y control popular».
«Al presentarnos ante el pueblo —afirmó el Primer Secretario— debemos ir ante todo a rendir cuentas, y que sean los órganos colegiados los que tomen las decisiones definitivas, teniendo en cuenta ante todo la opinión del pueblo al que nos debemos, y representamos».
Temas vitales como el del programa para la transformación de la labor ideológica —hacer política desde la cultura, la ética y el Derecho—; o como ser «muy incisivos en el análisis de las causas de los problemas, encontrar cuáles son las contradicciones»; o hacer para que los jóvenes hallen en los momentos actuales sus propias epopeyas, fueron abordados por el Jefe de Estado, quien en otro momento hizo alusión a la comunicación social como un pilar en el trabajo del Partido y del Gobierno.
«Es responsabilidad del Partido, destacó, garantizar que el discurso político y los mensajes ideológicos estén impregnados de ética y fomenten valores a favor del socialismo. Pero hay que entender y elevar sus recursos estéticos que toquen lo sensible de las personas y estremezcan emociones a favor de la causa que se defiende».
¿Ha sido suficiente la preparación de los núcleos y sus militantes en cuestiones que tienen incidencia política e ideológica, en los momentos actuales?, preguntó Díaz-Canel en el IV Pleno, y habló de recurrir a la ciencia y la innovación «para resolver y atender nuestros principales problemas».
La familia, la economía, la vida
El IV Pleno del Comité Central del Partido Comunista hizo una revisión de cómo marcha el proceso de consulta popular del Código de las Familias. Sobre el tema reflexionó el Presidente, quien dijo que el texto que se ha venido discutiendo «reconoce todos los tipos de familias;
fortalece la responsabilidad familiar desde el punto de vista emocional, educacional, formativo y económico, en la atención a sus miembros; da soluciones jurídicas inmediatas y especializadas; (plantea) el equilibrio entre la sociedad afectiva y la consanguinidad, el respeto a los derechos de las personas; y defiende la solidaridad y la dignidad; es respetuoso de los derechos humanos, de la igualdad, y de las convenciones internacionales ratificadas por Cuba».
«Los que nieguen todos estos valores de nuestro Código de las Familias —valoró el Jefe de Estado— favorecen los prejuicios, favorecen la discriminación y la violencia contra cualquier otra forma de la relación amorosa y sexual entre las personas, porque es que nuestro Código es totalmente emancipador».
Luego de enumerar las razones que explican la modernidad y espíritu humanísimo del Código, Díaz-Canel Bermúdez hizo alusión, justamente por su esencia, a lo necesario que este resulta, y expresó su voluntad de votar en favor de un texto que es para todos.
Sobre la implementación de los Lineamientos de la Política económica y social del Partido y la Revolución, el Jefe de Estado enunció: «Creo que ya estamos en un momento donde debemos aplicar un sistema de trabajo para su seguimiento, semejante al implementado para el enfrentamiento a la COVID-19 y que parta de la gestión de un grupo de trabajo temporal interdisciplinario, intersectorial, con expertos y académicos que sitemáticamente, bajo la conducción del Primer Ministro, vaya atendiendo la evolución de la implementación de esa política económica y social del Partido y la Revolución».
Sobre la actualización de la Estrategia Económica-Social —«partiendo del criterio de la resistencia creativa, de superar los problemas por nosotros mismos con nuestro esfuerzo y talento», sabiendo que no es una camisa de fuerza y que debe actualizarse contantemente; sobre trabajar para que todo lo visto en el 8vo. Congreso redunde en pasos de avances; sobre romper barreras mentales y lograr que la Empresa Estatal Socialista aproveche todo lo que ha sido diseñado para mejorar su funcionamiento; y sobre hacer que trabajen cada vez más interrelacionados los actores que componen la economía disertó también el Jefe de Estado.
Hacia el final de su intervención afirmó: «Creo que si asumimos como convicciones todas estas cosas que hemos estado compartiendo, que hemos estado discutiendo, estaríamos articulando emociones, inteligencia, con acciones que revolucionen nuestro desempeño y nuestra labor».
Y habló de hacer todo eso «sin perder el entusiasmo y el optimismo revolucionario; sin permitir el reblandecimiento de ese espíritu revolucionario; conscientes de que necesitamos esfuerzos y entrega en las condiciones actuales, que tenemos que crecernos ante el egoísmo, el individualismo y el pesimismo; de que hay que continuar la marcha con valentía, dignidad, decoro, con elevada moral, con alegría, con confianza y amor por Cuba, pero también con la fuerza que generan los vínculos sociales que de manera espontánea se establecen entre nosotros, que extienden nuestro concepto de familia a vecinos, amigos y compañeros de estudio y de trabajo; o sea, contando con el valor de la amistad, el compañerismo y la solidaridad revolucionaria, con el uso genuino, creativo y propio también de la broma y el sentido del humor aun en las más difíciles situaciones».
«Así, entregando el corazón a Cuba, vamos a volver a nuestras plazas y calles, después de dos años», dijo Díaz-Canel sobre la celebración del 1ro. de Mayo que se acerca: «Hay mucho que hacer, mucho que resolver, mucho que transformar, mucho que revolucionar y mucho que crear, pero hay también que celebrar.
«Este país pequeño, sin grandes recursos y con un bloqueo genocida y una persecución financiera brutal, ha saltado por encima de sus propias limitaciones, escaseces e incertidumbres, para lograr lo que otras naciones con mayores recursos no pudieron lograr.
«La inteligencia, la creatividad, el valor, la entrega, la consagración de nuestra comunidad científica y de todo nuestro personal de Salud, y nuestro pueblo se fueron por encima de todos los obstáculos y salvaron nuestras vidas».
«Es la victoria del talento y del esfuerzo. Es el resultado de una obra visionaria que nos legó Fidel y a la que Raúl dio continuidad.
«La Plaza de la Revolución José Martí puede ser y será el más bello cuadro de una epopeya que ya tiene 63 años de resistencia no pasiva, no acomodada, no derrotista. Vamos a pintar entonces, juntos, el paisaje de la unidad y de la continuidad. El paisaje de una Revolución en el poder.
«Vamos con todo a este 1ro. de Mayo», convocó el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.