Andier, quien conversó con JR, participó en los recorridos para detectar contravenciones en la custodia de los bienes del Estado. También sus compañeros Yusmaibel y Aníbal (todos de izquierda a derecha) forman parte de los 30 jóvenes que dan vida a la iniciativa en Ciego de Ávila. Autor: Luis Raúl Vázquez Muñoz Publicado: 21/09/2017 | 05:44 pm
CIEGO DE ÁVILA.— El doctor Moriarty, el enemigo acérrimo del inspector Sherlock Holmes, estaría de plácemes. Ambas criaturas, creadas por el escritor inglés Arthur Conan Doyle, seguirían enfrascadas en su lucha entre el bien y el mal. Holmes podría estar en desventaja respecto a su contrincante —usted se podrá formar un criterio propio al llegar al final de estas líneas—, aunque también contaría con un tanto a su favor: el grupo de jóvenes, militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas, que todas las semanas recorren centros productivos, de los servicios o vinculados a la cultura y la educación en la provincia de Ciego de Ávila.
«Es un sistema de trabajo creado desde hace meses, por orientación del Buró Provincial del Partido, con el propósito de chequear cuál es el estado de protección de esos inmuebles ante la ocurrencia de delitos e indisciplinas sociales», explica Julio Heriberto Gómez Casanova, primer secretario del Comité Provincial de la UJC.
El propósito —detalla el dirigente juvenil— es apoyar el llamamiento a toda la población hecho por el Presidente Raúl Castro, a enfrentar las múltiples indisciplinas sociales aparecidas durante los últimos años, junto a hechos que propician actos de corrupción o ilegalidades y que ponen en peligro no solo bienes del Estado sino, además, la vida de quienes deben protegerlos.
Poca luz, poca seguridad
De 30 años de edad, Andier Flores Vaillant es profesor de Educación Física y secretario general del Comité de Base de la UJC en la dirección del Inder en el municipio de Baraguá. Solo que a sus funciones se le añadió otra más: la de recorrer junto a diez jóvenes centros de producción y los servicios, escuelas y oficinas del municipio, explica.
Andier visitó la zona donde se encuentra el Centro Genético-Porcino, la CPA 9 de Abril, el Centro de Acopio y la escuela primaria de la localidad de San Isidro. «En el Centro Genético estaban los custodios, pero la iluminación del lugar, sobre todo en la entrada, era muy mala. Incluso, tuvimos que movernos a otra área para llenar el libro de incidencias. Los vigilantes nos explicaron que han señalado varias veces ese problema, pero no se ha resuelto», cuenta el joven.
No obstante, en su caso, el plato fuerte de la noche fue en San Isidro. Llegaron a la escuela primaria, abrieron la reja y avanzaron hacia el inmueble. En el local nadie respondía a los llamados. Al poco rato apareció un hombre. Se identificó como el esposo de la custodio. «Yo estaba viéndolos a ustedes desde el portal de la casa» —dijo. «¿Y su señora?», le preguntaron. «Ella se siente mal y yo estoy haciendo la guardia por ella», explicó.
Pero el perjuicio mayor estaba en la nula iluminación del lugar, una condición propicia para que cualquier bandido pueda disponer a sus anchas de las computadoras, videos y televisores de los niños que reciben sus clases en San Isidro.
Custodio, ¿usted me ve?
Oscuridad, falta del libro de incidencias y de la documentación de los bienes que se custodian, o falta de vigilancia. Esas son algunas de las 52 indisciplinas y contravenciones más reiteradas en el recorrido de la UJC por los municipios de Bolivia y Baraguá, a juzgar por el informe y el testimonio de los participantes.
Onel Samper Rodríguez es funcionario de la esfera educacional del Buró Provincial de la UJC y tuvo la responsabilidad de controlar en Bolivia al Secadero de Arroz, la Empresa Forestal Integral y la Dirección Municipal de Transporte.
La sede de la Forestal la recorrieron dos veces —él, los militantes de la UJC y el oficial del Minint designado— y el custodio apareció al rato. Evidentemente es un área demasiado grande para el control de una sola persona. Cuando vigila un lado, el otro queda desprotegido. Pero en la noche encontraron una dificultad mayor.
«En el Secadero de Arroz —cuenta— no hay seguridad ni para los custodios ni para el almacén de fertilizantes, que es una nave larga, llena de insumos y no hay registro de la cantidad guardada allí».
Sumar y alertar
Dicen los abuelos que siempre hay un ojo que te ve. En esta ocasión, el ojo que encontró estas y otras muchas dificultades fue el de la alerta a los compañeros. Porque otro tipo de mirada puede estar acechando, y no para propósitos tan benevolentes.
«Lo importante es la toma de conciencia del problema por parte de los trabajadores, directivos y en especial los militantes de la organización —expresa Maykel Pérez Valdés, miembro del Buró Provincial de la UJC, a cargo del trabajo político-ideológico. Los casos más extendidos fueron la falta de iluminación, pero junto con esa dificultad estaban, entre otras, custodios dormidos o fuera del puesto de vigilancia.
«Todo eso denota la falta de control y preocupación por parte de las direcciones y las organizaciones políticas y de masas implicadas en este problema, al que también contribuye la manera formal con que se asume la protección de los centros de trabajo, sin valorar los riesgos que trae esa actitud».
Como botón de muestra —entre tantos ejemplos—, vale mencionar que en la Empresa de Construcciones Varias del Poder Popular en Bolivia, los visitantes entraron «como Pedro por su casa». Ningún guardián estaba en el inmueble. Varias veces apagaron las luces para ver si aparecía y nunca lo hizo. En Baraguá, en la Sala de Rehabilitación Integral había un hombre sin camisa. Refirió que él cubría las vacaciones y que no sabía nada del lugar ni conocía de constancia alguna de los bienes que debía proteger en el local.
No obstante, al lado de esas dificultades está el otro extremo. Porque en la Esbec Marcelino Cuéllar, en Bolivia, los custodios y los profesores de guardia estaban alertas. Y en el central Ecuador, de Baraguá, todas las posiciones se hallaban cubiertas y en condiciones de garantizar la protección de la instalación y sus custodios, por citar dos ejemplos positivos que mueven a pensar que el problema mayor no es de luces. O tal vez sí: de luces para observar de otro modo la responsabilidad que se contrae con custodiar los bienes del país.
De acuerdo con los dirigentes de la UJC en la provincia, la participación de los militantes en estos recorridos ayuda a que estos tomen conciencia de estos problemas y traten de encontrar soluciones en caso de que hechos similares se produzcan en sus centros de trabajo.
Julio Heriberto Gómez Casanova, primer secretario del Comité Provincial, señala: «Lo importante es la medida preventiva y adoptar una actitud crítica ante lo mal hecho. Al principio estas visitas las hacíamos los miembros de la dirección de la UJC en la provincia y los municipios. Hemos empezado a incorporar militantes de base. En esta oportunidad fueron unos 30 y nuestra intención es ampliar esa participación. Porque son ellos, los muchachos en los comité de base, con los que se gana esta pelea».