Los que soñamos por la oreja
Hace poco, mi buen amigo Juan Raúl Fernández Salabarría, webmaster y gestor del portal electrónico Cuba-metal, me pasó un conjunto de grabaciones de las llevadas a cabo por bandas de todo el país. Es curioso el hecho de que la mayoría de nuestras agrupaciones, poco o nada se interesan por entregar sus discos y/o demos a los que nos ocupamos de comentarlos, reseñarlos o criticarlos. En parte ello es comprensible, pues en definitiva que yo escriba por ejemplo en esta columna acerca de lo registrado en un CD por tal o más cual grupo, no le ayudará a comercializarlo, dadas las características de lo que se supone es el mercado musical cubano.
Entre los materiales que Juan Raúl me hizo llegar, está lo nuevo grabado por los pinareños de Médula, una maqueta denominada Legado, contentiva de una intro y tres cortes, y que además es lo primero registrado por la banda tras algunos cambios producidos en la nómina del ensemble. Por fortuna el piquete no ha renunciado a su línea y en las piezas Legado, Antisistema y La reencarnación, continúan con la propuesta que les ha caracterizado desde su irrupción en nuestra escena roquera y metalera.
Surgida como una derivación del grupo Trauma, en 2004 nace Médula. Después de que temas suyos aparecieran en varios álbumes compilatorios, vio la luz el primer disco de estos pinareños. Como que en su momento de aparición no pude referirme a dicho CD pues demoré meses en poseer una copia del mismo, en virtud de su calidad y pese a no ser lo que el grupo está promoviendo por los días que corren, me animo a formular algunas consideraciones sobre el material.
Contentivo de 12 cortes, Hablar de frente es un fonograma que se inscribe dentro de lo que puede considerarse como una mezcla entre sonoridades procedentes del hardcore y las que vienen del metal. El repertorio seleccionado para la grabación abarca piezas de los primeros años de la agrupación, e incluso algo de la etapa final de Trauma, como sucede en el caso de Éxodo, entre lo más popular de Médula en sus conciertos durante sus ocho años de existencia.
Otras antiguas piezas de la agrupación y que rescataron para su primer CD son La balada del Kmarón, Proyección y Médula, esta última to-da una declaración de los principios ideoestéticos que siempre han animado el quehacer del ensemble. La perspectiva marcada fuertemente por el enfoque sociocrítico, se percibe en buena parte de los textos de la banda, como se verifica al escuchar temas como Hablar de frente, Cultura del miedo (¡qué bien esos riffs a dos guitarras!), Fin de la inocencia, Mi generación y la ya mencionada Éxodo.
Desde el punto de vista musical, me llama la atención la presencia de un corte al estilo de Intro, por su concepción cercana a la ambient music y a la electrónica, corriente que también encontramos presente en el remix final de Éxodo. Si bien estos dos tracks nada tienen que ver con el resto de la propuesta del fonograma y alguien pudiera asumirlos como un ruido en el proceso de comunicación con el oyente clásico del metal, yo opino que es de resaltar la voluntad que tiene el grupo en pro de experimentar con las posibilidades que ofrece el universo de lo digital en el estudio de grabación y en dicho contexto es que ubico lo hecho en ambos casos.
Claro que musicalmente lo fuerte del quinteto está en cortes como Hablar de frente, con estupendo trabajo de la mancuerna de guitarras con riffs bien marchosos; Cultura del miedo, Respeto, en ambos casos por la energía y vitalidad transmitida en las dos piezas; y Fin de la inocencia, poseedora de un impactante solo de guitarra a cargo de Cristian Alejandro, invitado a intervenir en el tema y que también se desempeñó como coproductor del álbum.
La orgánica conjunción que registra entre música y texto Hablar de frente me lleva a afirmar sin ningún temor que este es un fonograma del que, transcurrido el tiempo de su aparición, se continuará hablando, cuando se haga la historia del rock facturado por los cubanos en los primeros años del siglo XXI. Así pues, ¡bravo por los integrantes de Médula!