Frente al espejo
«Brillantes páginas las que escribió Maceo con su machete, recogidas en nuestra historia (Por nuestra parte, sin novedad, Ciro Bianchi Ross, 7 de noviembre). Pero hay otras, que pasan de padres a hijos por tradición oral.
«En 1896, mi bisabuelo era un comerciante español asentado en Alquízar. Hasta allí llegó la columna invasora. Mientras se combatía, un grupo de saqueadores irrumpió en la tienda de mi abuelo y, con el machete en la garganta, lo conminaron a entregar su dinero. Un negro, colaborador de los mambises, avisó a Maceo, que en esos momentos asediaba el cuartel de voluntarios, y el Titán, a planazos, impidió el robo y quizá hasta el crimen. Le dijo a mi bisabuelo: “Paisano, esos desprestigian a la revolución. Nosotros luchamos contra la tiranía, no contra los pacíficos”. Mi abuela nos contaba con orgullo esa anécdota...
«Pero ahí no paran los recuerdos. En la triste reconcentración, mi bisabuelo albergó a una familia campesina. Mas estaban enfermos de tifus y murieron todos. Mi bisabuelo y mi tío abuelo (un niño) contrajeron la enfermedad y murieron con apenas 72 horas de diferencia. ¡Qué ironía! Maceo, cubano, salvó a mi bisabuelo español, y Valeriano Weyler lo asesinó». (Jesús Salanueva)