Acuse de recibo
Carlos Yurievich Luis Ortega (Santa Cecilia no. 5509 (interior), entre San Alejandro y Santa Cristina, Versalles, Matanzas) precisa que, a consecuencia de la COVID-19, está en la condición de interrupto en su centro laboral, y tiene interés en laborar.
Precisa que hace unos días fue al organopónico de ese barrio de Versalles, que se encuentra al fondo de la carretera del centro educacional Ernest Thaelmann, frente al frigorífico. Y al preguntar por la oferta de vegetales, el trabajador que se encontraba allí le informó que la producción está deprimida por la falta de mano de obra y de apoyo institucional.
Y le dijo más: que hay plazas vacantes, pero no hay apoyo de ningún tipo para ayudar a prosperar aquello; algo que no entiende Carlos, pues con el apoyo de las autoridades gubernamentales allí podría ponerse a producir esa potencial fuente de alimentos.
«Estoy seguro de que, como yo, otras personas que están interruptas en estos momentos, se pueden sumar a esta y otras tareas. Sería un gran atractivo para quienes hoy en día no están laborando por cualquier motivo», concluye.
El pasado 13 de mayo, y desde Santiago de Cuba, Juan Alberto Gómez Morales contó que el 11 de abril, en medio de la pandemia de la COVID-19, quiso enviar un giro postal a Camagüey en el correo central de esa ciudad. Y la empleada de la puerta le explicó que se están imponiendo con los carteros directamente, no en los ventanillos.
El fue por la parte de atrás del correo a ver a la cartera que le corresponde por su zona: «Ella no tuvo ningún trato amable, refería, me dijo que fuera por delante y lo pasara, que estaba disgustada, con otras palabras. Cuando me dirijo a otro cartero, me dice lo mismo: que fuera por delante, que ellos no son gestores, sino carteros».
Fue por la entrada principal, y solicitó que localizaran a la directora, a quien le contó lo sucedido. Y cuando llamaron a la cartera, esta alegó que no le había hablado así, que lo que le dijo es que estaba ocupada. Y le expresó a la directora que ella trabajaba por el dinero que le hacía falta, y eso no se lo pagan.
Al final, la Directora le orientó a Juan Alberto que fuera por la ventanilla 11 a imponer el giro. Y este se quedó con ciertas dudas: «¿Qué hago cuando vuelva a tener que enviar otro giro con la ayuda económica? ¿Por qué los clientes tenemos que vernos afectados por esta situación? Creo que esto va en contra del eslogan: Correos de Cuba, al servicio de todos».
Al respecto, responde Rafael Leopoldo Ramos Martínez, director general de la Empresa de Correos Santiago de Cuba, que la imposición de giros nacionales es un servicio tradicionalmente no ofrecido por los carteros. En condiciones normales, se brinda generalmente en los ventanillos, aunque si el cliente lo solicita se le puede llevar a domicilio.
Pero atendiendo a la situación de aislamiento social adoptada por el Consejo de Defensa provincial, Correos Santiago de Cuba dispuso que los carteros comenzaran a brindar ese servicio a domicilio, para evitar que los clientes se trasladen a las oficinas de correos.
Ratifica que mientras dure la pandemia, los carteros de esa provincia tendrán dentro de sus funciones laborales, además, tramitar el servicio de imposición de giros desde el domicilio del cliente hasta las ventanillas de correos.
Y añade que la investigación confirmó el maltrato de que fue objeto el cliente por la cartera integral responsable del hecho, a quien se le aplicó como medida disciplinaria una amonestación pública ante el colectivo de trabajadores de la oficina de correos Santiago 1.
«Por todo lo antes expuesto, expresa, consideramos que al cliente le asiste razón en sus planteamientos, por lo que lamentamos lo sucedido y le reiteramos nuestras más sinceras disculpas».
Agradezco la ágil respuesta. Ojalá la amonestación pública sirva de algo con una trabajadora que, además de maltratar al cliente, luego no se muestre autocrítica; y ante este, le responda a su directora que trabaja por el dinero que le hace falta, y eso no se lo pagan.