Momento exacto en el que el segunda base cienfueguero conectó el indiscutible que lo inscribió en los libros de récords Autor: ACN Publicado: 21/11/2020 | 11:32 pm
Media milésima de segundo. Eso es, en promedio, el tiempo que pasa en el aire una pelota de béisbol durante un pitcheo al home plate. Un recorrido corto, cuyo itinerario lógico comienza por el desamor con los dedos del lanzador y termina casi siempre en la inercia rota por la mascota del cátcher. Media milésima de segundo le tomó a César Prieto decidirse a juntar vista, hombros, cadera y brazos y sacudir el bate, para «recalcular» violentamente el itinerario básico de aquella pelota lanzada por el tunero Yudiel Rodríguez.
En el estadio 5 de Septiembre, con conteo parejo de dos bolas y dos strikes, Rodríguez buscaba terminar el turno del cienfueguero. Pero César, más tranquilo de lo que cualquiera esperaría, fue quien puso fin a un récord de más de dos décadas y media de vigencia. Con 41 partidos, es el jugador que en 60 series nacionales, ha acumulado más juegos consecutivos bateando imparables.
La racha comenzó el 19 de septiembre, en un juego frente a Las Tunas. Entonces, César le conectó un envío al zurdo Yudiel Rodríguez y el «cohetímetro» echó a andar. Desde aquel momento, el jovencito cienfueguero ha «sonado la maraca» en cada partido que ha jugado. Y ha puesto su nombre a la cabeza de una lista que reúne a «monstruos» de la historia de nuestro principal torneo deportivo.
Los archivos del estelar estadístico Benigno Daquinta muestran que detrás de la del joven cienfueguero se acomodan otras rachas memorables, como la del santiaguero Rey Isaac (37 partidos), la del avileño Isaac Martínez (32), o las del capitalino Lázaro Vargas y también exjugador de la Perla del Sur José Dariel Abreu (31). Hasta la fecha, la de Abreu es la mejor cadena para un novato en series nacionales. Más ningún jugador ha logrado sobrepasar los 30 partidos seguidos conectando indiscutibles.
Pocos récords hay más difíciles de romper que este, que hoy domingo podría seguir ampliándose. César, como se dice popularmente, está «dulce». La presión se fue, y cada día se puede escribir un renglón más de esta historia. A sus 21 años, y parafraseando a su legendario tocayo romano, podemos decir que César ha vivido lo suficiente para satisfacer a ambos: al béisbol y a la gloria.